<< Volver a la lista de textos

LA VERDADERA MALDAD - por Frank Novalis+18

La verdadera maldad. Pura y venenosa. Oscura. Silvano la vio aquella fría tarde de abril, bajo la persistente lluvia, entre el gentío.
Se acercó a la fuente de la plaza de las palomas, donde acostumbraba a hurgar en busca de tesoros, donde se rodeaba de niños iguales a él, de su misma edad y condición. Aquella tarde no había niños; ninguno, o al menos el muchacho no dio con ellos. La plaza, sin embargo, no estaba vacía; al contrario, la muchedumbre rebañaba cada rincón como si fuese a ocurrir algún hecho milagroso. Silvano se movió impaciente, preguntándose qué diablos hacían allí tantas y tantas personas reunidas. Recordó que tal vez, como ocurría una vez al año por aquellas fechas, el circo ambulante habría llegado al pueblo. “¡Leones y magos!”, pensó, “¡Tonto despistado! ¿Cómo has podido ser el último en enterarte?”. El entusiasmo le hizo adentrase a empujones en la marea humana en busca de un lugar mejor desde donde mirar.
Logró ver a duras penas una plataforma de madera toscamente improvisada, y sobre ella dos figuras, una alta, ancha, envuelta en gruesas ropas negras. Su rostro se escondía bajo una tela algo deshilachada, y su mano desnuda portaba un objeto puntiagudo que refulgía a poco que lo moviera. El chico no tardó en darse cuenta de que lo que llevaba era un largo cuchillo. La otra persona estaba completamente desnuda; era una mujer, humillada y desvencijada, con los huesos enroscados en las finas concavidades de pellejo seco. Sus pechos caían sin forma, uno a cada lado, desprendidos y laxos, y sus brazos y piernas no eran más que sombras que escapaban de su cuerpo. Silvano se estremeció, convencido de que a aquella mujer le había abandonado toda vida, y que se mantenía erguida por algún sutil artificio.
Cuando la miró a los ojos, las miradas de ambos se encontraron. No era hermosa desde luego, resolvió el muchacho, pero se percibían vestigios de una belleza anterior, ya desaparecida. La mujer le sonrió de pronto, una sonrisa brusca y forzada, colmada de feos dientes, y terminó el gesto en algo muy parecido a un beso, pero el muchacho no hubiera podido asegurarlo. Silvano intentó devolverle la sonrisa, pero los músculos de la cara no quisieron obedecerle. Acto seguido el gigante encapuchado se acercó a ella arrastrando los pies al caminar y, con un grácil movimiento, le abrió el cuello con el cuchillo, de oreja a oreja. Una nueva sonrisa apareció bajo el mentón de la victima, pero ésta era negra y sucia, y se abría y se cerraba mientras escupía los restos de vida que le quedaban a la mujer. El único rostro descubierto del escenario se quedó petrificado, balbuceando quedamente, el horror puesto en sus ojos.
En la plaza nadie hablaba, solo toses y gruñidos, y de repente un aplauso, vigoroso por parte de algunos, gélido y desconcertado por otros. Silvano, no obstante, no se movió de su rincón, no tosió ni gruñó, y mucho menos aplaudió. Solo contempló en silencio hasta que la tarde comenzó a pudrirse, la lluvia cesó y le sobrevino la noche. Ni siquiera entonces abandonó la plaza. Fue el último en marcharse, y cuando ya no quedó nadie, se dio la vuelta, y sin mirar atrás se prometió a sí mismo que nunca más volvería a buscar tesoros a la fuente.

Comentarios (11):

Aldo Brov

28/05/2014 a las 13:32

Entre para evitar el sabor a poco, el estilo, las palabras que usas, y el ritmo me parecen bastante buenos, siempre trato de entender cual el tema principal de la narracion, cual es el conflicto principal, aca veo que se muestra la inocencia corrompida del pequeño, llegada repentinamente lo que cambiara su vision del mundo, en si no me queda clara si la maldad verdadera es desgollar a la mujer, ya que, la mujer podria haber hecho algo peor y en ese caso la historia se podria llamar, La justicia verdadera.
Soy de los que tratan de evitar una prosa con exceso de figuras retoricas, que embellecen el texto pero puede hacer que el lector tenga que leer mas de una vez, aca me paso cuando se cuenta como estaba la mujer, creo entender que se dice, pero aun sigo sin entenderlo 100%.
Seria intersante ver como queda el texto narrado en primera persona, desde la vision del niño para poder expresar mas profundamente las sensaciones de ese descubrimiento que vivio. Saludos!

Sebas Cano

28/05/2014 a las 20:38

Hola Frank. En cuanto a contenido, no me queda claro el nexo entre el protagonista y la escena de la plataforma. Siempre he sido fan del suspense, no me malinterpretes, pero no acabo de pillar su esencia.

En cuanto a forma, creo que está bien narrado y es una prosa muy cuidada.

Un saludo.

Frank Novalis

28/05/2014 a las 23:29

@ Aldo Brov: ¡Gracias por tu crítica! En cuanto a lo que comentas, realmente dejo a interpretación del lector los motivos por los que ocurre lo que ocurre con la mujer. De alguna forma, si el protagonista no sabe qué está pasando, ¿qué derecho tenemos el resto a saberlo, no crees?

Por otro lado, apuntas dos cosas que me son muy interesantes, ya que ponen el foco en las “costuras” del relato. Me doy cuenta de que sí, en verdad se siente algo sobrecargado en algunos momentos (la descripción de la mujer me pesa como una losa), por lo que quizás me vendría bien un ejercicio de síntesis o algo así. El otro punto es el de conocer los pensamientos de Silvano; ya en los comentarios recibidos en mi correo ponen de manifiesto que se echa en falta algo más de detalle en esto. Siendo como es la psique del niño una parte tan importante de la historia, es razonable que se ahondara más en ella.

Muchas gracias por pararte a analizar el texto. ¡No sabes la ilusión que me hace!

@Sebas Cano: Gracias por el cumplido. En cuanto al nexo entre el prota y la escena de la plataforma, mi intención era la de enfrentar la inocencia de un niño con un acto tan brutal como es el que ocurre ante sus ojos. De ahí el título.

Un saludito a ambos 😉

Ana Vera

29/05/2014 a las 09:37

Helador tu relato. Me ha gustado mucho, tanto la forma como el contenido. Si te sirve de algo, a mí me ha encantado la descripción de la mujer.

Frank Novalis

29/05/2014 a las 10:35

@ Ana Vera: Me alegro mucho de que te guste. El objetivo era recrear un escenario lo más grotesco posible. Se ha intentado al menos 🙂

oskar

30/05/2014 a las 05:54

Hola frank. Si pretendías crear un escenario grotesco y algo salvaje, debo decir que lo hiciste, a mi en lo personal se me quedan un par de imágenes en la cabeza. En lo que respecta a la retórica y expresiones algo elaboradas, creo que son parte de tu estilo y se te dan bien en gran parte del texto. Me mandaste al diccionario un par de veces, pero se agradece.
Me parece un buen relato, solo que al adornar con detalles, las 750 palabras no alcanzan para el resto de elementos, por lo menos a mi me paso en este taller.

enhorabuena

Frank Novalis

30/05/2014 a las 08:44

@ oskar: Tienes razón en lo de que adornar demasiado un texto que no puede sobrepasar las 750 palabras quizás no sea lo más conveniente. Como ya comenté por ahí arriba, no me vendría mal un ejercicio de “limpieza”, jejeje. A ver si en el siguiente taller lo pongo en práctica. Un saludito y gracias por la aportación.

Aurora Losa

30/05/2014 a las 14:14

Impresionante relato. Terrible y hermoso a la vez, inquietante y real. Ya nos anticipabas mal desenlace con la descripción breve de la rutina de Silvano y otros tantos niños sin cobijo, pero esto supera cualquier espectativa y nos sumerje directamente en el concepto de “literatura”.
Enhorabuena y gracias por compartirlo.
Con esa manera de escribir ten por seguro que te espero el curso que viene.

Frank Novalis

30/05/2014 a las 23:05

@Aurora Losa: Vaya cosas tan bonitas que me estáis soltando, jejeje. Tenía cierto temor a “destapar” algún texto mío; ¿será muy malo? ¿se entenderá? ¿estaré, de alguna manera, haciendo el ridículo escribiendo cosas como ésta? Me alegra (¡Y es un alivio, ciertamente!) comprobar que, salvando algún que otro detalle, os gusta en general. Muchas gracias por tus palabras y un saludo 😉

José Torma

09/06/2014 a las 16:58

Hola Frank, llego a tu relato un poco tarde pero pues asi se van dando las cosas.

Encuentro un pequeño detalle, amen de lo que ya te han comentado, desde la primera frase. Entiendo que pusiste punto y seguido para dar enfasis, pero a mi me perdio. Creo que como esta, hubiera funcionado mejor la coma o punto y aparte para darle mayor fuerza.

“La verdadera maldad. Pura y venenosa. Oscura. Silvano la vio aquella fría tarde de abril, bajo la persistente lluvia, entre el gentío.”

****

“La verdadera maldad, pura y venenosa, oscura. Silvano la vio aquella fría tarde de abril, bajo la persistente lluvia, entre el gentío.”

****

“La verdadera maldad.

Pura y venenosa.

Oscura.

Silvano la vio aquella fría tarde de abril, bajo la persistente lluvia, entre el gentío.”

Espero no malinterpretes mis sugerencias, en mi opinion servirian en una version final del texto.

Fuera de mi quisquilloso afan de separar los textos, encuentro en el tuyo una fuerza y la sensacion de estar viendo el final de algo muy importante (la inocencia del niño). La escena del asesinato, por burda funciona.

Un muy buen relato, felicidades.

Frank Novalis

09/06/2014 a las 23:03

@ José Torma: ¡Hola José!

Ocurren dos cosas en lo concerniente a lo que comentas. La primera, me parece acertadísima tu observación sobre los espacios. Tu sugerencia suma al arranque del relato; creo que aporta un plus de interés y de fuerza al inicio.

Y segunda cosa: Desafortunadamente, ya envié la versión final (sin corregir ésto que apuntas, claro) al Libro Recopilatorio de Textos del Taller Móntame una escena 2014, con lo cual ahora siento un pelín de rabia por haberme apresurado antes de revisar y requeterevisar la versión final (habría modificado el primer párrafo en aras de introducir tu idea, te lo aseguro).

No obstante, agradezco mucho tu opinión.

¡Saludos y nos leemos!

Deja un comentario:

Tu dirección de correo no se publicará. Los campos obligatorios aparecen marcados *