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El castigo - por Juan F. Valdivia

Web: http://juanfvaldivia.wordpress.com/

Despierto. Me ha costado mucho, más de lo que nunca pudiera imaginar: han trabajado bien. Demasiado bien. Pero logro activar mi cerebro, que se despereza con lentitud. La oscuridad me rodea: tinieblas, silencio, frío. Identifico las dentelladas del hielo perforando mi carne.
¿Qué me han hecho?
Conozco mi condena, la anulación de mi persona por el resto de la eternidad, pero no el método. Cuando aquel humano dictó sentencia sólo pude reírme: ¿ creían que podrían eliminarme? ¿A mí, un vol–señor, maestro de la Voluntad? Sus grilletes de éxtasis sólo podrían someterme por un tiempo: en prisión acumularía Voluntad, y una vez concentrara bastante ninguna cadena podría confinarme. Nadie frenaría mi venganza: su sangre regaría la tierra.
Y yo reiría.
Pero por ahora debía centrarme en acumular Voluntad.
La oscuridad me oprime, el silencio me ciega, el frío me aplasta. Pero no me vencen. Me aclimato a ellos.
Pasa el tiempo, y la dentellada se vuelve beso.
Mi prisión no puede encerrar del todo mi subalma, que florece expandiéndose, desplegando pseudópodos. Con ellos analizo cuanto me rodea: descubro que estoy bajo una cantidad de hielo tan enorme que se escapa a mi mente. Ignoro cómo pero me han sepultado en el corazón de un glaciar, el padre de todos ellos. Sobre él una ventisca descarga sin pausa. El viento aúlla, vomitando copos que devora el glaciar. Siento caer las capas de nieve, acumulándose una sobre otra. Un circo de roca constriñe al coloso: los muros, sin fin aparente, se elevan desafiando las estrellas.
¿Creen que el hielo, la nieve, el frío y el viento podrán someterme? No. Soy un vol–señor, miembro de una casta muy especial. En otros parajes nos llaman juggernauts: aquellos a los que nada les puede detener. Esos humanos van a descubrir el significado de mi poder.
Inicio el proceso. Templo mi subalma. Noto cómo la canción arranca bien: la melodía surge y mi esencia sintoniza con la Canción que subyace bajo la realidad. Atisbo el paisaje que no es, el mundo que vincula al todo con la nada mediante la Canción. Incluso diviso en esa remota no–distancia la silueta de La Ciudad, el Corazón de Toda Melodía.
Retuerzo mi subalma, obligándola a trazar circunvoluciones y fintas que alguien ajeno a este aspecto de la Voluntad jamás comprendería. Obro una proeza que para mí no supone el menor esfuerzo.
O no debería.
Con la melodía debería surgir la letra. En condiciones normales emana sin necesidad de otro impulso. Y lo hace, sí, pero mal: la letra cojea. Algo falta en ella, algo sin lo cual no puede desencadenar su potencial, sin lo que no puede obrar mi Voluntad. Ni crear. Ni destruir.
Me retuerzo en mi prisión, analizo lo que ocurre. Escucho la melodía, repaso la letra. Más allá, muy por encima, la ventisca arrecia. El hielo responde con chasquidos. ¿Acaso el coloso de hielo que me aloja se está riendo? Parece que disfruta. Me está digiriendo, en cuerpo y alma.
Intento calmarme. Vuelvo a empezar. Relax. Concentración. Enfoque. Definición. Sintonía. Silencio. Murmullo. Melodía. Crecimiento. Letra.
No.
De nuevo noto como el proceso renquea. ¿Qué sucede? Detengo la canción. Noto crecer la desesperación. Sé que sintonizo bien con la Voluntad. La melodía está bien. Pero la letra… la analizo una vez, dos, tres. De repente percibo algo, una ausencia. Falta un elemento, una ausencia en la narración. Sin embargo no lo logro identificar. Parece como si nunca hubiera faltado. Intento esquivar ese vacío y seguir adelante.
Pero no puedo.
El beso del frío vuelve a hacerse dentellada, un desgarro que no disimula las carcajadas. Sobre mí la ventisca tañe truenos que parecen clamar triunfo. Imaginaciones mías, por supuesto.
Sin embargo una idea, una aberración, acecha mi mente: que esos humanos puedan haberme vencido. Me han enterrado en hielo, me han aislado. ‘Anulación de mi persona por el resto de la eternidad’. En efecto, el enterramiento en el corazón de un glaciar supondría la aniquilación para cualquier miembro de esa basura, El Hombre. Pero no ante un vol–señor.
Pero no puedo escapar.
Me han vencido.
¿Cómo? Borrando una parte de mi esencia.
Esa ausencia… Recapacito. Escucho mis palabras y noto que, en efecto, algo falta. Ignoro el qué, pero reconozco ese vacío como parte de mi realidad, de mi poder.
Sólo me queda esperar, contemplar cómo prosigue el castigo: me están desmantelando, pieza a pieza.
Tiempo pasa, y vacío se agranda. Perdida se mezcla con consuelo: olvido me anestesia. Al menos no duele.
Olvido.

Comentarios (18):

Nymeria

27/05/2014 a las 13:29

Me encantó tu texto, me tocó comentarlo y disfruté muchísimo. Muchas felicidades y sigue así ^^

forvetor

27/05/2014 a las 20:40

buenas Juan, siempre leo tus relatos con algo de aprensión, he de confesar. te mueves en un género de fantasía/ciencia ficción que tiende a resultarme artificioso, pero entiendo que es una percepción personal. cuestión de gustos, que suele decirse 😉 a pesar de todo casi siempre te leo, porque la voluntad de crear y recrear es más que evidente y eso un lujo.
en lo que a este relato se refiere, como el de hace dos meses, lo encuentro especialmente asequible y lleno de muy buenas imágenes. felicidades. especialmente por la inteligente forma de incluir las dos palabras consigna llevándotelas a tu terreno. chapó.
sobre el desafío, creo que te la jugó la frase “…una cantidad de hielo tan ENORME que se escapa a mi mente.”
un saludo, nos leemos!
Sergio Mesa / forvetor
http://miesquinadelring.com/

Osvaldo Mario Vela Sáenz

28/05/2014 a las 00:10

JUAN. Tienes el don de la palabra escrita. Tus expresiones se convierten en sentidos: te permiten ver, oir, oler y tocar. Aunque el tema de la historia rebasa mi conocimiento de los personajes involucrados, leerte es un placer. Enhorabuena

Aurora Losa

28/05/2014 a las 07:56

Juan, me has dejado sin palabras.
Al principio la escena me trasladó a la prisión de Merlín en “Excalibur” o un lejano recuerdo de una peli de Superman cuando era pequeña, busqué en google “juggernaut” y me apareció una reseña a Marvel, pero también a la mitología hindú y me quedo con esta segunda.
Tu manejo del lenguaje es admirable y a mi me has transmitido la angustia por eso que falta en la letra de la canción. la sentencia a ser olvidado era el castigo más grande que muchas civilizaciones impusieron a los no deseados, los egipcios condenaban a “no haber existido jamás” y borraban cualquier huella de su presencia en la tierra. ¿Hay peor castigo que el olvido?
Enhorabuena por esta versión de la condena porque la hace completamente nueva, muy bien traída y reflejada.
El personaje del vol-señor, su evolución desde la soberbia al miedo es un lujo al alcance de pocos.
Me ha encantado.

Juan F. Valdivia

28/05/2014 a las 09:13

Hola.

Gracias por los comentarios a los tres 🙂

Nymeria: gracias por sufrir y comentar mi relato.

Forvetor: lo que escribo te resultará artificioso, no lo dudo, pero tú mismo dices que siempre picas 😉 Mayor halago que ese no podías hacerme. Supongo que ese estilo mío se debe a que crecí ‘mamando’ a Lovecraft. Y se ve que sí, tras darle MIL vueltas al final se me escapó un jodido adjetivo: reto fallado 🙁

Osvaldo: muchas gracias por tus palabras. Resultan un gran apoyo y ánimo para seguir.

A vosotros tres, y a todos los que lean esto, sólo puedo haceros una cosa: invitaros a leer (y sobre todo comentar) más cuentos míos alojados aquí, en Literautas. La lista completa la almaceno en mi web: http://juanfvaldivia.wordpress.com/textos-publicados/

De igual manera les invito a leer (y de nuevo haciendo especial hincapié en quw agradezco sobremanera los comentarios) mi novelette seriada ‘Fuerza de mascarón’ en Tierra quebrada: http://www.tierraquebrada.com/tag/juan-f-valdivia/. Cada viernes sale una entrega, y está a punto de entrar en la recta final. La novela la escribo casi ‘al vuelo’, trabajando cada semana sobre un borrador previo que pulo y amplio en ese plazo de tiempo. Vamos, todo un reto para alguien como yo, poco fogueado. Una vez acabe la historia ya me pondré con ella para ampliarla con el resto de personajes, tramas y pulir del todo los textos, ya sin las prisas de la entrega semanal.

A ver si consigo tener fans que me pidan más cosas, como a Stephen King respecto a la ‘La torre oscura’ o a George R.R. Martin con su ‘Canción de Hielo y Fuego’ 😛

Un saludo.

Juan.

Juan F. Valdivia

28/05/2014 a las 09:39

Hola, Aurora.

Debo admitir que descubrí a los Juggernauts gracias a Kain Marco, el personaje de cómic. De hecho a día de hoy es uno de mis favoritos con diferencia. Los juggernauts de verdad, los de la India, siguen existiendo, pero ya sin que la gente se arroje a sus pies para morir aplastada. Para el cuento he usado en el cuento el concepto elemental de juggernaut, el sánscrito (describiendo algo imparable’, ‘aquello que no puede detenerse’).

Ya conocía la ‘maldición’ del olvido, algo usado como bien dices en el antiguo Egipto (un ejemplo es el de Akenatón, el padre de Tutanakamón y faraón hereje monoteísta y reformador). Sólo que en mi relato más que el olvido lo que se aplica es anulación de la memoria, mediante la eliminación de la capacidad del lenguaje.

Si te ha gustado la idea de la Canción decirte que esa idea surge de otro cuento que escribí para este taller: ‘Salvaje melodía de un mal sueño’ https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-14/1169. Aviso: ese cuento lo escribí usando un estilo digamos que algo experimental.

El cuento este también está en cierta medida con uno que me van a publicar en la nueva revista Argonautas: de nuevo en ese texto juego con el poder creador de la palabra.

Un saludo y de nuevo gracias por tus palabras.

Juan.

Wolfdux

29/05/2014 a las 02:27

Felicidades por tu relato Juan. Cada vez me gusta más la Voluntad. 😉

Juan F. Valdivia

29/05/2014 a las 08:49

Hola, Wolfdux.

Gracias por las felicitaciones. Me alegra saber que cada vez te gusta más lo de La Voluntad.

Debo confesarte una cosa: si a ti te gusta, no te imaginas cómo me lo paso yo intentando poco a poco enriquecer DE MANERA COHERENTE ese universo. Sé que supone una labor de chinos, pero al mismo tiempo es un reto que se está convirtiendo en una especie de droga. Me encanta darle vueltas a los detalles de tal manera que queden ‘sólidos’ y reutilizables.

Pena de no disponer de más tiempo para machacarme a enriquecer este universo. Si es que me he volcado tanto en él que ya no escribo como quien dice nada que no encaje en él.

Un saludo.

NHICAP

29/05/2014 a las 12:46

Hola Juan,

Me encanta tu hábil manejo del dìficil género, al menos para mí,de la literatura fantástica.
Me encanta la forma como creas los ambientes y las palabras para mostrar la transformación que va experimentando el vol-señor, evolucionando de un estado de una arrogante superioridad a un sentimiento de perdida de sus poderes, con el castigo, no lo tengo muy claro, del olvido de letras de canciones, palabras,…
Me encanta el relato y me informaré sobre los Juggernauts.
Felicidades y un abrazo

Ana Vera

29/05/2014 a las 16:09

Apabullante, una obra de arte. Me encanta.

Juan F. Valdivia

29/05/2014 a las 16:24

Hola, NHICAP y Ana.

Muchas gracias por vuestras palabras. Se agradecen 🙂

NHICAP, supongo que será cuestión de gustos o de predisposición: para mí narrar fantasía se me hace mucho más fácil que si me pidieran narrar algo realista. La ficción no fantástica casi por norma me aburre, por lo que si hiciera algo de ese palo sin duda me quedaría un tocho insufrible. Y me costaría mucho legar siquiera a eso.

Respecto al castigo, y cómo evoluciona, veo que he hilado demasiado fino 😛 El cuento empieza sin hacer uso de adjetivos (salvando ese ENORME que muy bien ha descubierto Forvetor). ¿Cómo acaba? Pues sin determinantes, sin artículos. El castigo continuaría eliminando del cerebro del vol-señor más piezas de lenguaje (conjunciones, adverbios, nombres, verbos…) hasta dejarle sin nada con que hablar. Si tienes un poder que se articula a través de la palabra (o una canción) y poco a poco le quitas las piezas con las que se construye, acabas anulando ese poder por el simple hecho de que no se puede articular. Vamos, si a un motor de coche super potente le quitas primero la trasmisión, luego la refrigeración, más tarde la lubricación, los pistones, etc. llegará un punto en el que por mucho potencial que posea el combustible no logrará nada.

Ana, de nuevo gracias por tus palabras.

Un saludo.

Aina Pons Triay

01/06/2014 a las 11:13

¡Oooohhh Juan! Estaba leyendo los comentarios y pensando “¡que nadie lo diga, que nadie lo diga, quiero ser la primera!” ¡Y lo has dicho tu!¡Me has chafado el poder “adivinarlo”! jajajajaja
Para mí lo has dejado muy claro, sobre todo a partir de la frase “Me han vencido”. Sin que sea tan evidente como para sonar raro, pero lo suficiente como para que el lector diga “¿pero que…?”, vas quitando las piezas del entramado del lenguaje, anulando el poder de tu vol-señor. Magnífico.
Voy a recomendar tu mundo de ciencia ficción a un buen amigo, muy amante de este género. Seguro que le encantará, porque a mí me has cautivado. Enhorabuena.

Juan F. Valdivia

01/06/2014 a las 23:21

Hola, Aina.

Mira que lo siento: nunca más vuelvo a revelar detalles de trama de mis relatos. Lo prometo O:)

La verdad, la premisa del ejercicio me puso a huevo ese giro final, más aún cuando la esencia de todo el cuento gira en torno a la ausencia de adjetivos.

Muchas gracias por recomendar mi cuento a tu amigo. Espero que le guste. Y si le gusta le estaré muy agradecido si lo dice a través de uno o más comentarios (aquí en literautas, por ejemplo). Si no le gusta también, que lo diga 🙂 Nadie nace sabido, y hay que aprender de los demás.

Un saludo.

Juan.

Juan F. Valdivia

01/06/2014 a las 23:26

Hola de nuevo (unos segundos después :P).

Se me ha olvidado poner que ya ha salido el nº 1 de la Revista Argonautas. Lo digo porque en ese nº 1 me publican un relato que también tiene que ver con el poder de la palabra sobre la realidad.

Para quien le interese, la web de la revista es http://www.revista-argonautas.com/, y aquí el enlace directo al nº 1: http://issuu.com/revistaargonautas/docs/argonautas01_14/1?e=5352353/8080208#

Un saludo y dejo de dar la brasa.

Juan.

Adella Brac

04/06/2014 a las 10:59

Me gusta el género así que he disfrutado del relato 🙂
¡Un saludo!

José Torma

10/06/2014 a las 16:21

Que tal Juan.

Lo malo de llegar tarde es que no parece uno tener ideas originales jaja. Creo que todo te lo han dicho. A mi me gusta el lenguaje, la manera en que no puedo ni pestañear por temor a perderme de algo importante. Tu manejo de la historia en primera persona es impecable y adjetivos o no, a mi me mantuvo enganchado, pensando seriamente si podria escapar o no.

Muchas felicidades,un relato mas que se alejo del circo.

Juan F. Valdivia

15/06/2014 a las 20:28

Hola, Adella y José.

Gracias por vuestras palabras. Da igual que se llegue ‘tarde’: se llega, que los importante, y por eso mismo se agradecen vuestros comentarios.

Ahora, con el taller ‘en pausa’, llega el tiempo de volcarse en acabar el-relato-que-empezó-como-relato-corto-y-ya-va-por-novela, ‘Fuerza de mascarón’, preparar el recopilatorio de cuentos y ponerse a repasar los del taller para ver cual reescribo para mandar a la compilación. Respecto a eso último se admiten sugerencias 😉

Un saludo.

C. Belasco

02/12/2016 a las 09:32

Un relato estupendo! Como buen aficionada al cómic, empecé a imaginarme al juggernaut antes incluso de que lo nombraras y me llevé una alegría al ver que no me equivocaba! El monólogo es muy eficaz mostrando la voz de un ser así, las imágenes son muy potentes, me han gustado mucho frases como “la dentellada se vuelve beso” y sobre todo “Intento calmarme. Vuelvo a empezar (…) Letra. No”. Muy evocador.
Enhorabuena por un relato tan sugerente, que sea de tema fantástico además, para mí, es un plus! 🙂

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