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El Final del Camino - por Diego Manresa Bilbao

Puede que fuera porque el Sol se ocultaba por detrás del Castillo de Ponferrada. Puede que fuera porque ese sol hizo que se hubiera puesto esas gafas que, aunque ocultaban sus ojos marrones (para él, ella era My Brown-Eyed Girl), le volvían loco y reflejaban su sonrisa en ellas.

Puede que fuera porque se imaginaba que en ese castillo templario, se habrían librado duelos por princesas como ella, que estaría observando desde el palco como dos valientes (o no) guerreros se mataban con el único objetivo de poder seguir optando a sus favores. Puede que fuera porque alguna vez se había sentido igual que esos guerreros cuando la acababa de conocer y empezaba a cortejarla.

Puede que fuera porque ella había accedido a muchísimas cosas a lo largo de los años; primero, desde cosas tan nimias (aunque grandes logros para el) como tomar un café o ir al cine, a decisiones tan importantes como irse a vivir juntos o, aunque no supiera en un primer momento la importancia que iba a tener, irse a hacer juntos el Camino de Santiago.

Puede que fuera porque llevaban un rato sin hablar, al principio disfrutando del silencio y la compañía, pero llega un momento en el que hay que decir o hacer algo antes de que el silencio se vuelva incomodo, y como no se le ocurría ningún comentario ocurrente, decidió que era el momento, y quiso quitarle solemnidad y darle un poco de factor sorpresa haciendo el payaso, que se le daba muy bien. El Bufón del Castillo.

Sin embargo, lo más probable era que fuera porque lo tenía planeado desde hace mucho tiempo, de un modo u otro, y era el momento, no podía esperar más, a veces sientes que si pierdes un instante especial no vuelve, y lo que es peor, se corre el riesgo de intentar que vuelva o imitarlo de alguna manera, y acabas arruinándolo.

Fue entonces, cuando sin previo aviso, le dio un beso en la mejilla, se agacho, metió la cabeza por debajo de sus piernas, y la subió a hombros en medio de Ponferrada, empezó a trotar y a relinchar, ante el asombro del resto de peregrinos que les acompañaban. Ella, como siempre que hacia estas tonterías, fingió asustarse y estar sorprendida, y empezó a golpearle la cabeza y darle pequeñas bofetadas, pero acabo por reírse. Hubiera jurado que los habitantes del castillo llevaban celebrando 800 años de fiesta mayor por esa risa.

Fue entonces cuando ella empezó a ponerse un poco nerviosa, nunca le gustaron las alturas y dijo:

– Bájame, no tiene gracia ya, cariño. Bájame, por favor. Se acabó el juego.

Y tenía razón, el juego se había acabado. Al menos para él. Sabía que era el momento, el lugar donde todo confluía, donde todo quedaba resuelto. Donde habían llegado todos los hilos que habían ido tejiendo desde aquella noche de invierno en Madrid. Había pensado hacerlo en Santiago, al final del Camino, nada más terminar el peregrinar que les habría llevado al comienzo de sus días. Pero en aquel atardecer con aires medievales, decidió que era el Final, el final de su camino, lo que había estado esperando durante toda su vida. Fue ahí cuando la bajo al suelo, se arrodillo y saco el anillo de su bolsillo.

Ella tenía el Castillo a su espalda, y él siempre nos jura que, mientras estaba arrodillado, vio cómo, desde una almena, el Rey sonrió y, levantando el pulgar hacia arriba, le dio su bendición para tomar la mano de su hija.

Y toda la Corte aplaudió, dando por iniciados los festejos.

Comentarios (12):

Adella Brac

28/04/2014 a las 22:22

En cuanto a forma, simplificaría un poco las frases y quitaría los paréntesis (interrumpen).
Por lo demás, perfecto.
Me gusta la dulzura que desprende 🙂

Diego

28/04/2014 a las 22:54

Muchas gracias Adella!
Me animan mucho estos comentarios, siempre me habia apetecido escribir y no me lanzaba, y ver que, aun teniendo fallos, a la gente le esta gustando mi primer intento es un gran estimulo!
nos leemos!

Martín

29/04/2014 a las 03:11

No deja de sorprenderme la variedad de historias que salieron de la misma consigna. Muy buena historia, desde el primer párrafo se siente el romanticismo y si bien la lectura me pareció un poco lenta creo que eso es parte de la magia.

Un detallecín antes de irme, el guión de diálogo “—”, que no es lo mismo que el guión común “-“, en el word se hace apretando la tecla y el guión del teclado numérico. Lo digo sólo porque leí por ahí que en los concursos literarios te restan puntos por usar el guión común así que es algo para tener en cuenta.

Abrazos y felicitaciones por tu historia!

Martín

29/04/2014 a las 03:15

“…hace apretando la tecla ALT GR y el guión del teclado numérico.”

me borró la palabra por ponerla entre paréntesis

Pato Menudencio

29/04/2014 a las 04:19

Buen relato, Me acordé cuando le pedí matrimonio a mi novia.
Coincido que los paréntesis deben ser reemplazados por el guión largo.
Hay palabras que sacaría, que si no estuvieran en la historia no se notaría.
Por lo demás me ha gustado la idea.
Saludos.
Pd: No he visto la película, XD. Apenas pueda la veo.

Wolfdux

29/04/2014 a las 12:21

Bonita historia y bien contada. Felicidades Diego.

Diego

01/05/2014 a las 12:04

Muchas gracias a todos por vuestros comentarios!!!
Me han quedado claro las cosas a mejorar segun viestro punto de vista y con la acogida me han aumentado las ganas de seguir intentandolo!!!
El mes que viene mas!!!

Miranda

01/05/2014 a las 16:44

Bonita Historia y bien contada
No dejes de intentarlo, cuanto más se escribe, más se quiere escribir y este es un sitio estupendo para hacerlo.
Saludos

Aurora Losa

02/05/2014 a las 12:57

Qué bonitooooooooooooooooooo, y no me considero una romanticona pero una tiene corazón, claro. Es precioso y, lo que es mejor, creíble. ME arrancaste una sonrisa con la alusión a la canción de Van Morrison, con la magia de cómo él la ve lo más especial del mundo y su batalla para llegar a ese momento.
Además, la forma en que lo has escrito aumenta la belleza. El momento final, con el “Rey” concediendo la mano y la frase: “Hubiera jurado que los habitantes del castillo llevaban celebrando 800 años de fiesta mayor por esa risa.” eso es un piropo de los que ya no quedan.
Me encanta tu historia de pedida de mano con chaval enamorado hasta las trancas que queda muy bien reflejado.
Enhorabuena.

Diego

02/05/2014 a las 13:18

Muchisimas gracias Miranda y Aurora!!!!
Ahora le dedico un rato a leer los vuestros y los comento, no me dejare influir por lo bien que habeis comentado el mio, pero espero que me gusten igual o mas!!!

Aina Pons Triay

03/05/2014 a las 20:05

Hola Diego. Una historia muy bonita. Hay algunas partes dónde cuentas demasiado, como al principio, el nombre de “My Brown-eyed girl” puede que quedara mejor en forma de pensamiento del personaje en lugar de explicar que para él ese era el nombre de ella. Pero me ha encantado el “Puede” inicial de todos los párrafos (excepto los tres últimos). Creo que le dan sentimiento, credibilidad al texto. Me ha gustado, enhorabuena.

elena

31/10/2015 a las 13:45

me ha encantado….!!!

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