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La risa del músico - por Juan F. Valdivia
Web: http://juanfvaldivia.wordpress.com
Al rebasar la muralla el silencio súbito golpeó a Tefuk con más violencia que el mismísimo simún. El contraste tras jornadas inmerso en el inagotable alarido del Desierto del Toque, vapuleado por viento y arena, casi le noquea. Agotado, Tefuk se arrojó contra el muro interior y cerró los ojos. Casi sin fuerzas ahuecó las capas de tejido protector y deshizo el tagelmust que le envolvía la cabeza permitiéndose respirar hondo: por fin, aire fresco. La sangre dejó de retumbar en sus oídos. El Toque ya no cabalgaba los vientos arenosos: el clamor de trompas que daba nombre al desierto allí sonaba claro y cercano.
Tefuk abrió los ojos. Estaba sentado al borde de un patio de armas en cuyo centro se alzaba un torreón circular. El suelo del patio, de baldosas cuadriculadas en blanco y negro, parecía el tablero de un juego. Dispersas sobre las casillas había decenas de estatuas negras. Tefuk se levantó y caminó hacia la más cercana. El sonido de la trompeta pareció emitir un gañido. La estatua de obsidiana representaba un hombre vistiendo una indumentaria similar a la suya, dispuesta para los rigores del desierto. Caminó hacia otra figura mientras la corneta emitía un nuevo gallo. Estudió al exótico mardari, su piel escamosa apenas vestida con una banda de odres, un arco y un carcaj vacío. Otro explorador. Una decena de figuras más, siempre acompañadas por gañidos de corneta, confirmaron sus sospechas: aquí dormían un sueño de roca las expediciones que habían desafiado al Desierto del Toque. Partidas como la suya, intentos de cartografiar esa extensión misteriosa.
El toque de trompeta procedía del torreón. Una puerta desnuda bostezaba en su base; tras ella se adivinaba una escalera. Sin dudarlo Tefuk cruzó el patio. El Toque canturreó alegre.
La penumbra gobernaba el interior de la torre. Delgadas lanzas de luz atravesaban las troneras que acompañaban a los peldaños en su ascenso quebrando las tinieblas. Los ecos del Toque reverberaban en el aire. Tefuk empezó a subir. Según ascendía la melodía ganaba en colorido, juguetona, como si le invitara a subir.
Cuatro enormes ventanas anegaban de luz la sala superior de la torre, donde las notas sonaban frescas y tentadoras cual torrente de oasis. Y en centro, el músico: un torbellino hirviente de carne, hueso, arena y roca, una masa amorfa a inestable en la que sólo permanecían fijos unos gruesos labios que sostenían una retorcida trompa de metal. Tefuk, desafiando su aterrado, dio un paso hacia la mole. Ésta retrocedió emitiendo una cristalina risa de bebé. Escaleras abajo sonó el chasquido de roca contra roca.
Tefuk intentaba agarrar la trompa pero la masa risueña le esquivaba mientras el crujido ruido de roca se acercaba. Sin comprender qué pasaba, se asomó a una de las ventanas: abajo, en el patio, las estatuas se arracimaban ante la puerta de la torre. Estaban paradas pero, al girarse para volver a enfrentar al músico, creyó verlas avanzar. Jugaban con él.
El músico reía. Los sonidos de roca ya estaban casi en la sala. Una forma negra asomó por las escaleras: la primera estatua que Tefuk viera avanzaba daga en ristre. El toque de trompeta se elevó mientras el músico giraba eufórico. Tefuk desenvainó su takuba preparándose a recibir la estatua mientras llegaba una segunda: el enorme mardari.
Enfrentando al hombre y al mardari, Tefuk se revolvía descargando golpes. Ajeno a la lucha, el músico giraba y reía sin dejar de tocar: parecía disfrutar jugando, moviendo sus fichas. Una partida mortal de metal contra roca.
De repente Tefuk tuvo la idea: un oasis se destruye no cortando las palmeras sino secando el pozo. Olvidó las estatuas y se lanzó contra el músico. Éste rió danzarín, esquivándole, pero no con la suficiente rapidez:
–Se acabó el juego –gritó aferrando la trompa. Tiró de ella con fuerza y la arrojó ventana abajo. El Toque cesó convirtiendo la risa en alarido. La masa viviente se retorcía sacudida por fuertes temblores. Ella y toda la torre: el techo y las mismas paredes se resquebrajaban. Sólo Tefuk reaccionó: las estatuas habían regresado a su quietud mientras la masa se descomponía volviéndose polvo. Tefuk corrió escaleras abajo. Ya apreciaba la claridad del patio cuando todo se vino abajo. Al estruendo del desplome le siguió un denso silencio apenas quebrado por los agonizantes gemidos de Tefuk. Al fin dominó la quietud, y tras ella regresó la tormenta dispuesta a enterrar las ruinas. Cabalgando sus vientos, surgido desde la lejanía, llegó un mugido metálico. Y una triunfante risa infantil.
Comentarios (13):
Wolfdux
28/04/2014 a las 18:00
Hola Juan,
un relato muy bueno. Tu estilo esta presente en todo el relato. Envuelves al lector en la historia con mucha facilidad pese a introducir conceptos desconocidos para él.
¡Felicidades!
Osvaldo Mario Vela Sáenz
29/04/2014 a las 03:26
Juan Valdivia: Me encanta lo complicado de tu escritura.me perdí como tres veces en los pimeros dos párrafos. A pesar de mi desvarío cultural debo de reconocer que me llama tú don de redaccion. Volví mis pasos a talleres anteriores y llegué a tu trabajo Erosión y me encuentro con otro estilo muy profundo y menos complicado. Tu capacidad para mí, rebasa todo lo que he leido hasta ahorita, Mas me gustaria hacer un comentario. Tu escribes con un colorido subido. pocos pueden alcanzar esa brillantez. Haciendo una analogía de la escritura en general con un televisor, la escritura al igual que el televisor entre mas claro el color mejor la escritura y mas fino el televisor. Pero no hay que olvidar a todos los lectores y televidentes que leen y ven en blanco y negro: la mayoria. Enhorabuena. seguiré tus futuros escritos. Tengo mucho que aprender de ellos.
Juan F. Valdivia
29/04/2014 a las 10:00
Hola.
Wolfdux, ¿cómo tú por aquí? XDDDDDD Me alegra que te haya gustado el cuento, más aun cuando yo mismo le veo fallos, como ya puse en mi blog. Ahora mismo lo veo muy incompleto e incluso maniqueo, pero no hay nada que con una buena reescritura no se logre.
Osvaldo, gracias por tus palabras. En cuanto a lo de que ‘te perdiste’ admito que hay diferencias entre las manera de hablar en un lado y otro del océano, y mi forma de escribir no ayuda a ello 😉 Debo decirte que jamás se me ha ocurrido ‘orientar’ lo que escribo a un público concreto, ni mayoritario ni minoritario: yo sólo escribo a mi estilo, intentando poco a poco mejorar según mis criterios y aprendiendo leyendo a los demás. Pero siempre con mi personalidad… Cada vez me gusta menos publicitar mi blog (soy así de raro), pero quizá te interese leer lo que he puesto en él a raíz de los comentarios de este último relato: http://juanfvaldivia.wordpress.com/2014/04/28/comentarios-a-la-risa-del-musico/. Me alegra mucho saber que deseas leer más cuentos míos. Si quieres leer los viejos que he enviado al taller los tienes todos en Textos publicados, también en mi web http://juanfvaldivia.wordpress.com/textos-publicados/.
Un saludo.
Pato Menudencio
29/04/2014 a las 16:49
Hola, fui uno de los beta lectores. Tu historia tiene mucho potencial y me gustó bastante. Podría ser una saga de aventuras heroica. Me gustaría saber que pasa más adelante.
Las cosas que se podrían mejorar ya fueron escritas en privado (¿Quién de todos fui?, misterio, XD).
Saludos.
Aina Pons Triay
29/04/2014 a las 20:36
Hola Juan. Un buen relato. Yo me he perdido un poco, pues al principio no me había dado cuenta de que se trataba de un texto de fantasía, pero igualmente me ha gustado mucho.
Tienes un estilo muy personal y eso me encanta.
Enhorabuena.
José Torma
29/04/2014 a las 22:38
Hola Juan, este relato es de los que me motivan y me retan. Cada dos renglones me encontraba una palabra que desconocia! muchas las encontre pero otras solo puedo deducir su significado.
Tienes una prosa muy poderosa, descriptiva y envolvente. No es una lectura facil, pero ahi tambien radica su encanto.
Felicidades
Juan F. Valdivia
29/04/2014 a las 23:22
Hola.
Gracias por vuestras palabras.
Pato: ¿el comentario número dos? 😉 La idea de la saga deberá quedarse por ahí, en el baúl: bastante tengo con acabar ‘Fuerza de mascarón’ (que de novelette seriada se va a convertir en novela) y empezar con ‘La extraña conquista de BaradSar’.
Aina: me ha gustado eso que has dicho de que ‘no me había dado cuenta de que se trataba de un texto de fantasía’. Me gusta intentar, sobre todo en los relatos más largos, a dar un aire de cotidianidad a lo mágico o (para nosotros) sorprendente, en tanto y cuanto que si a los protagonistas eso se les hace cotidiano, de esa manera lo ven. Sólo hay una palabra inventada en el relato, mardari, y eso se debe a que se trata de una raza inventada por mí: todas las demás (tampoco muchas) o son españolas o tuaregs. Me alegra que te haya gustado: tienes en mi web los enlaces al resto, por si te animas a leerlos y comentar. Se agradecerá 😉
José: todo un piropo decir que mi cuento te motiva y te reta. Creo que esa es la idea de Literautas, estimular la creatividad. Gracias por tus palabras.
Un saludo a todos.
Juan.
Chiripa
30/04/2014 a las 00:34
Juan
Leer tu relato me ha transportado a los audiovisuales. El tema da para mucho, por lo que Imaginé una serie o una saga.
Escribes muy bien, ya he anotado el link a tu blog para leer algo mas de tu autoría
¡Enhorabuena!
Osvaldo Mario Vela Sáenz
30/04/2014 a las 01:14
Juan: me permití dar un repaso a tus trabajos anteriores en literautas. Tu capacidad descriptiva y el manejo de las palabras me tiene anonadado. No se que edad tengas pero yo a mis sesenta y seis, me arrepiento de no haber tomado en serio la escritura. Empecé a los sesenta y tres. y ahora que quisiera volar se me agota la Bateria. Por la fuerza de tu pluma tu energia te mueve. sigue adelante y forjate una meta. Enhorabuena y Felicidades.
Juan F. Valdivia
30/04/2014 a las 11:44
Hola.
Chiripa, tal y como le comento a Pato lo de la saga por ahora como que no. Si fuera por peticiones de sagas o novelas ya iría por la tercera o cuarta. A ese ritmo voy a tener que poner un crowdfounding para dejar el trabajo y dedicarme a ello en exclusiva 😛
Osvaldo: nunca es tarde para empezar. Si no recuerdo mal R. A. Lafferty lo hizo muy tarde.
Un saludo.
Juan.
Adella Brac
30/04/2014 a las 12:48
Hola, he visto que has preguntado si nos resultan molestas las palabras desconocidas. A mi todo lo contrario, me despiertan curiosidad 🙂
Siento que este relato es un vistazo breve a un universo inmenso. Espero que algún día lo desarrolles.
Me apunto tu blog porque la fantasía es uno de mis géneros favoritos.
Un saludo 😉
Denise (ex Cibeles)
30/04/2014 a las 14:46
Hola! No puedo creer que recién ahora vengo a leerte, qué cabeza la mía!
Una vez más, me encanta el relato: el estilo, el tono, el uso de la imagen, el ritmo. Me alegro de que no hagas concesiones, a pesar de las palabras tuareg y el resto de tu vocabulario, lo comprendí perfectamente. La historia me enganchó en seguida y se me hizo muy agradable de leer.
Y me gusta también eso de hacer cotidiana la magia, creo que
acerca tus relatos a los de Tolkien, una vez dije por ahí que en ESDLA la magia está en el aire, es como inherente a las cosas; Harry Potter necesita prótesis para mostrarla 😛 (espero que los fans de Harry no se ofendan, es mi opinión, discutible como la de cualquiera).
Bueno, como le dije a Eunice, soy oficialmente una fan.
Aurora Losa
02/05/2014 a las 09:26
Una verdadera leyenda exquisitamente contada. Mi mas sincera enhorabuena, suelo buscarte en los textos y nunca me arrepiento de leerte, sigue así.