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Dulce Melodia - por Anya
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Josefa creaba a diario un mundo paralelo en el que refugiarse, era la única manera en la que ella podía sentirse segura. Tras la muerte de su padre, su madre cayó en una profunda depresión y comenzó a despreocuparse de todo a su alrededor, incluyendo su hija de tan solo 11 años. Josefa aprendió a sostenerse por sí sola desde muy pequeña, e incluso había aprendido a sostener a su madre. Pasaron los años y Josefa se acostumbro a ser el pilar de una casa que estaba en constante peligro de derrumbe, su madre no mejoraba y cada vez se hundía mas en una tristeza que termino convirtiéndose en adicción.
A pesar de lo fuerte que se había vuelto Josefa, para ella era todo un desafío generar un contacto con el mundo exterior. Trabajaba afinando los pianos en una reconocida tienda de instrumentos, cada tarde cuando esta cerraba sus puertas a los clientes Josefa hacia su trabajo en el mas solitario silencio, ese era el trato al que había llegado con su contratador, un hombre muy serio y apuesto, que había revuelto por primera vez los pensamientos de Josefa. El sonido del piano la acunaba y protegía, el amor por la música lo había heredo de su padre, quien cada noche tocaba para su hija la misma melodía Omptine d´un autre t.
La lluvia caía ligera en las calles de Londres, Josefa tomo su viejo abrigo y se dirigió a su trabajo, como siempre la tienda estaba vacía, busco la llave que llevaba en su bolsillo y entro a lo que ella llamaba su “castillo”. En su imaginación cada uno de los pianos que afinaba tocaban la melodía de un baile que solo sus dedos expertos podían percibir, este era el lugar en que podía sentirse dueña de cada sonido y volvía a ser aquella princesa de papá que cada tarde esperaba con ansias aquella conocida canción. El sonido de unos pasos acercándose rompió la burbuja de Josefa, el miedo recorrió su cuerpo haciendo inmóviles sus dedos.
-Me encanta esa melodía, muy pocas veces la tocas, pero cuando lo haces siento que puedo escuchar tu alma.
La voz ronca le indico a Josefa que el dueño de aquellos pasos era un hombre, se paro inmediatamente del banquillo y caminó apresuradamente hacia la puerta que se encontraba enfrente. La reacción de la muchacha descoloco a Martin, nunca creyó que saldría escapando despavorida, él era consciente que cada tarde ella trabajaba a solas en la tienda de su abuelo, esa había sido su condición, pero no se había imaginado que escaparía . Josefa noto que había dejado su abrigo en uno de los pianos cuando se encontraba caminando en las frías calles de Londres, tal como una princesa, había dejado su castillo dejando su abrigo y la resonancia de aquella triste melodía. Martin al percatarse del abrigo no dudo en llevárselo a la escurridiza chica, corrió por las calles sin saber exactamente dónde dirigirse, su corazón era su guía, este anhelaba unirse con el de Josefa. Martin se había enamorado perdidamente de esta chica tímida y solitaria, desde el primer momento en que la vio entrar en la tienda supo que su corazón no podría detenerse dos veces en su vida, ella era a quien había esperado durante sus 32 años y no podía detenerse ahora que estaba tan cerca. Vislumbro la silueta de la chica, se acerco con cautela, pues no quería volver a espantarla.
-Por favor no huyas, siento que mi corazón podría escaparse de mi pecho y todo esto es por ti.
Josefa se detuvo no podía creer lo que sucedía, creía que era un sueño, pero el frió le recordó que no lo era. Martin toco levemente su rostro, una electricidad recorrió el cuerpo de ambos, ella dejo de respirar, estaba confundida con aquel hombre. Cerró sus ojos, el tacto de Martin era suave, su olor era fresco. Martin era el hombre que la había contratado, quien le había entregado las llaves y mostrado el lugar, con quien había soñado he imaginado bailar tantas veces esa melodía, porque en su imaginación él era el príncipe de su castillo.
Cupido estaba en su hora de descanso, había sido un agotador día de San Valentín, pero él sabía que cuando un amor estaba destinado las estrellas no descansarían hasta unirlos, tomo una fecha y apunto hacia esos puros corazones.
-Se acabo el juego, es hora de amar y ser amado- Dijo cuando la fecha los impacto.
Comentarios (3):
Aurora Losa
29/04/2014 a las 08:10
Primero te diré que faltan algunas tildes, cuidado con eso, la mayoría son en los pasados y supongo se que arregla con otra revisión del texto.
Y luego, me parece una historia conmovedora y muy hermosa, puede que sea por la falta de espacio, pero podías haber desarrollado más la relación entre los pianos y su padre. Eso es lo que yo mejoraría y creo que daría más sentido a lo importante de la melodía que termina por unir a Martin y Josefa.
Por lo demás me parece un texto muy bonito.
Enhorabuena.
Carlos Dauro
29/04/2014 a las 19:24
Hola Anya. Fuiste uno de los tres textos que me tocó comentar. Sólo quería presentarme. Seguiré leyéndote.
juanjohigadillo
12/05/2014 a las 11:38
¡Felicidades! Me parece entrever en tu relato un tono entre melancólico y agridulce que me ha encantado. Suscribo también la opinión de Aurora Losa en cuanto a la acentuación y… ¡Adelante!