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Agua y tinta - por Expósito
Había llegado el ansiado día siete, y como apuntaban las instrucciones, Dariya regresó al parque para comprobar los resultados de sus acciones. La noche parecía haber creado una espesa capa de niebla para la ocasión. No se escuchaban ni los cantos de los pájaros. Parecían haber emigrado ante el clima opresor del momento.
La joven dio un leve paseo para cerciorarse de su soledad y se colocó de rodillas junto a la majestuosa fuente que presidía el lugar. Esperó en aquella postura con los ojos clavados en el reloj, hasta que lo creyó oportuno. Con las manos enfundadas en guantes de lana, empezó a escarbar en el suelo. La luna llena y farolas viejas iluminaban sus esfuerzos. Finalmente encontró el tesoro que había enterrado el día anterior. Se trataba de un periódico viejo manchado de barro, tinta y sangre.
Entre los adolescentes se escuchaba hablar de una leyenda. Decían que si seguías al detalle todos los pasos de un curioso ritual, conocerías tu futuro. Todo empezaba con un diario de seis días de antigüedad. Debía hacerse un agujero en la tierra de un parque cualquiera, a tres zancadas de una de sus fuentes, e introducirlo en su interior. Pero antes de tapar el hoyo, debías firmar el papel. Una rúbrica habitual no sería suficiente. Era necesario imprimir la huella de tu mano, con tinta negra en la portada. Además, una gota de sangre tenía que manchar la primera página. De ese modo, el resultado de la predicción solo sería válido para una persona.
Sin embargo, aquel era solo el principio. Fundamentaban esta leyenda en la creencia de que el agua estaba viva, tenía gran sabiduría y fluía más allá del tiempo. Decían que antiguos espíritus habitaban en su interior, siendo capaces de conectar con los hombres a través de palabras difusas. Por ese motivo, con el agua como principal origen de estos misteriosos poderes, se requería regar alrededor de la tierra removida. Y solo el fruto de la fuente daría los resultados deseados. La leyenda afirmaba que el líquido se filtraría por el suelo y entraría en contacto con la tinta de tu huella, traspasando el resto de hojas y marcando unas palabras. Las frases seleccionadas formarían tu mañana.
Una vez realizado el entierro, solo quedaba una tarea por desempeñar. La madrugada del día siguiente, la persona deseosa de respuestas debía regresar al mismo lugar y desenterrar el periódico en la peculiar franja de las tres horas y diecinueve minutos. Entonces, podrías leer que te deparan los días venideros.
Dariya había realizado todos los pasos. Corría por sus venas esa temeridad que tantas veces surge en la adolescencia. Para ella, el ritual era un juego tonto. Ya había invocado al espíritu de Bloody Mary frente al espejo y había sobrevivido. No encontraba mucha diferencia. Eran cuentos de terror para asustar a los niños.
Cuando extrajo el periódico, no vio diferencias notables con lo que enterró, salvo encontrarlo más sucio. Ojeó por encima las páginas y no descubrió ningún mensaje. Sintió aquel fracaso como una ofensa a su inteligencia. Quería marcharse de allí y no volver a recordar el asunto, pero estaba agotada después de tanto manipular la tierra. Se sentó en un banco y colocó el deteriorado periódico junto a su lado. En ese momento, un soplo de gélido viento lo abrió por una página que parecía escogida al azar. Cuando Dariya desvió la vista hacia la noticia que se mostraba, sintió una energía revitalizadora. Se percibía una fina línea bajo algunas palabras.
Se acercó las letras a la cara, forzando la vista por la escasa luz. Parecían subrayadas con un irregular manchurrón grisáceo, como delgadas pinceladas de acuarelas sin alegría. Con el corazón acelerado, Dariya fue saltando de una a otra. Recordó los juegos infantiles de unir puntos.
“La… muerte… no… visitará… hoy”
LA MUERTE NO VISITARÁ HOY.
¿Ese era su futuro? Aunque el mensaje no fuese realmente estimulante, la leyenda era cierta. Resultaba aterrador. Se preguntó qué debía hacer a continuación. Primero pensó en contárselo a su círculo de amistades, pero imaginó que no tomarían en serio su confesión. Luego, se planteó destruir las pruebas y olvidarse aquel horror.
Lo que nunca se planteó fue mirar las últimas páginas, que dedicaban con letra pequeña a la programación diaria en televisión. Se emitiría una discreta película llamada “La Mentira”, cuyo título también había sido remarcado. No descubriría ese giro del destino hasta que se dispusiera a salir del parque y una placa de hielo le provocase un fatal resbalón.
Comentarios (6):
José Torma
28/03/2014 a las 19:34
Como empiezo?
Me llevabas de la mano con toda la descripcion de ritual (yo la verdad nunca he invocado a Bloody Mary solo por si las dudas jaja)El final me he despistado un poco la verdad, pero en una segunda leida he llegado.
Me gusta mucho como manejas la prosa, te lleva sin contratiempos que no extrañas dialogos ni nada.
Yo no le encuentro yerro en ortografia. Me ha gustado mucho. Muchas felicidades!
Expósito
01/04/2014 a las 07:49
Gracias José por tu comentario. La mayoría de los que han comentado el relato coinciden en que el final es mejorable porque, aunque dicen que es impactante (por lo menos he logrado uno de mis propósitos), también dicen que está muy acelerado.
Como muchos pensarán, el motivo es el límite de palabras. Algunos me ha dicho de reducir el ritual, pero no estoy del todo de acuerdo. El relato tiene muchas influencias de leyendas urbanas y los famosos creepypastas de Internet. Allí es fácil encontrar rituales similares (como el de Bloody Mary) que están muy detallados y una de sus gracias es que son fáciles de realizar e invitan a que los realices tú. Pretendía simular eso. Claro que sería recortable por ahí,e incluso pensé en hacerlo, pero creo que perdería parte de su magia. Además, eso sería lo fácil, y lo fácil es aburrido. Prefiero ampliarlo un poco para mejorar el arco final.
A los que me recomiendan que revise la puntuación les diré que tienen razón y que es una de las cosas que más me cuesta. Me pondré las pilas.
Por último darle las gracias a la persona que me comentó diciendo que causaba aungustia el leerme y que era demasiado tétrico. Es lo más bonito que se puede decir en un relato de terror y me has sacado una buena sonrisa.
Pato Menudencio
01/04/2014 a las 18:39
Me gustó en cuento, me evocó las películas de terror japonesas.
Cómo soy un poco retorcido imaginé que mientras ella hacía el ritual, un psicópata observaba la escena, y una vez que ella se marchara, el desenterraría el periódico para escribir algo como “conocerás al amor de tu vida”, así que días después ella se lo encontraría en el bosque, y al bajar la guardia por verlo, el aprovecharía la ocasión para secuestrarla.
Saludos.
Expósito
01/04/2014 a las 20:19
Gracias Pato Menudencio. La verdad es que me gusta el terror japonés, así que es fácil que se parezca a algo así. En cuanto a tu idea, lo extraño es que no se me ocurriese a mí. Me estoy ganando una fama de escritor perturbado… jaja.
Wolfdux
03/04/2014 a las 10:24
Muy buena historia. Una alegría haber llegado a tu relato. Felicidades.
¡Nos leemos!
Virginia Figueroa
10/04/2014 a las 16:03
Hola Expósito!!
Pensaba que la moraleja de tu texto sería algo así como que todos vemos lo que realmente queremos ver. ¿quién no se ha tragado cuentos chinos en el insti e hizo rituales absurdos para atraer al chico/chica que te gusta?
Pero aunque me parece un poco forzado lo de que se abra el periódico así con el viento, también me parece brillante ese final que no me esperaba. Si, un poco acelerado, pero brillante. Me encantan las muertes inesperadas, jajaja.
Un saludo!