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El camino de baldosas amarillas - por Attica
Hoy hay algo distinto en el parque. Un montón de hojas de periódico extendidas a modo de alfombra, entre la verja de entrada y el estanque.
-Hijos de puta- dice Zara. Varias hojas amarillentas flotan en el agua. -No me meto ahí ni de coña. No nos pagan por eso.
-Ya voy yo.
-¡Mi caballero andante!- Me empuja con el extremo de la escoba. Tiene los ojos brillantes y una sonrisa de medio lado –Ten cuidado anda, no vayas a pillar una infección.
Hay una cosa que sé de Zara. A diferencia del resto de la gente, en ella esa es la única sonrisa de verdad.
-¡Oye!-me grita.
-¿Si?
Ha dejado de barrer y está de pie frente al olmo. Tiene en la mano una hoja de periódico arrugada.
-Mira esto.
Se refiere a la fecha. 6 del 6 del 2009. Es un periódico del día de la desaparición de Elena Salvadora. Apoya la escoba en el árbol y se lleva la mano al piercing de la barbilla, una bola plateada que retuerce una y otra vez.
La desaparición de Elena es el caso más comentado en Irresolubles, el foro del que Zara es moderadora. Desde Junio de 2009 hasta Febrero de 2010, distintas partes del cuerpo de Elena fueron depositadas en diferentes plazas de España. La última de ellas era un trozo de piel de la espalda en el que habían tatuado “Seguí el camino de baldosas amarillas”.
Es un caso de culto en la red, si es que un asesinato puede clasificarse como tal. La gente elabora listas, teorías, organiza representaciones. Inventa incluso partidas de rol basadas en la vida de Elena y luego las cuelga en internet. Pero nadie ha elaborado tantas listas, teorías y representaciones como Zara.
-¿Quién crees que lo habrá preparado?-pregunto-¿J y Vicente?
J y Vicente son los únicos miembros del foro que Zara conoce en persona. También son los únicos amigos que tiene.
-Sigue el camino de baldosas amarillas…-dice.
-¿Cómo?
-Aquí, en las hojas. Alguien ha escrito sigue el camino de baldosas amarillas.
– Y, ¿qué se supone…?
Echa a andar en dirección al estanque, pisando el sendero que marcan las hojas extendidas en el suelo. La veo agacharse al llegar junto al agua. Tiene algo entre las manos.
A estas alturas ya debe estar leyendo mi declaración, así que me acerco hasta ella y espero.
-Te has acordado-dice. Habla de la conversación que tuvimos hace un par de meses. “No podría estar con alguien que despreciara mis aficiones, aunque mi afición sea elaborar teorías sobre asesinatos sangrientos”. -Ven aquí, anda, idiota…
Me deslizo entre sus brazos hasta que quedamos frente a frente y nuestras narices se tocan. Nos besamos. Aunque pensé que resultaría repulsivo, sólo es mecánico y vacío.
-¿Vamos a mi casa?-pregunta, frotando su cara contra mi cuello.
¿Así, tan pronto? ¿Ya?
Me mira con los ojos brillantes.
El comisario piensa que no está bien lo que hago, por dos motivos. Dice que mi recuerdo podría ser un sueño, a pesar de que yo insisto: los sueños no son tan nítidos. No has pensado en eso durante años, me dice, hasta que la viste barriendo en un parque de Madrid. Podría no ser la misma chica que frecuentó la cafetería unas semanas antes de la desaparición de tu hermana. Y aunque lo fuera, eso no quiere decir nada. Podría ser sólo una coincidencia, y ella una fanática más.
-Claro-le acaricio la espalda- Recogemos y nos vamos.
El segundo motivo es que, si se trata de ella, debe ser mucho más inteligente que yo. ¿Y si me ha reconocido? Puedo estar corriendo peligro.
Como sabía que ocurriría, ha empezado a creerme, y tal vez a visualizar una escena en la que me vea obligado a matar a la asesina de mi hermana. Después, al registrar la casa, encontrará cosas, cosas que afianzarán la imagen, que darán consistencia a la idea en su cabeza. Le diré que todo se precipitó cuando ella me descubrió abriendo algunos cajones.
-Venga, capullo- grita Zara, con la sonrisa de medio lado- date prisa.
Todo va más rápido de lo previsto, pero algo me dice que es mejor así. Hay una cosa que sé de Zara: es diferente a Elena, con ella no conviene marear la perdiz por mucho tiempo. Hay que llevarla hasta el final. Hay que hacerle seguir el sendero, la línea recta, antes de que se mire los pies y se dé cuenta de que marcha sobre el camino de baldosas amarillas.
Comentarios (4):
tyess
31/03/2014 a las 17:53
Oki, eso es tétrico y espeluznante.
Me encanta leer un relato en donde todo se va mencionando en su momento justo y tanto el lector como el escritor saben todo el tiempo que “esto va a alguna parte” y “eso no es coincidencia”.
lunaclara
31/03/2014 a las 21:47
Vaya, vaya, que buen relato!! Esta muy bien escrito, casi parece el guión de una película de suspense.
Felicidades!
Aurora Losa
03/04/2014 a las 08:01
Primero felicitarte, porque a pesar del tema tan sórdido el texto engancha y no cae precisamente en tópicos, es una sorpresa detrás de otra.
Pero creo que te ha faltado espacio y te has visto obligada a resolverlo todo enseguida, estoy convencida de que en más extensión quedará redondo del todo.
Me encanta cómo has ocultado la identidad del chico hasta casi el final, y la puntilla con Zara inconsciente de que va por el camino de baldosas amarillas.
Lo de la web de reconstrucción de crímenes me queda un poco coja, falta mucha información que no se intuye, pero vuelvo a creer que es por la falta de espacio.
En todo caso, has creado una curiosidad importante en el lector, ya no por el final, sino por lo que sucedió antes del comienzo de este relato.
Y con respecto a tu estilo sólo puedo decirte que me gusta, así que enhorabuena.
Attica
03/05/2014 a las 17:13
Muchas gracias por la lectura y comentario, un saludo