<< Volver a la lista de textos
El ascenso de la bestia - por Pato Menudencio+18
Web: http://menudencio.wordpress.com/
Aquella noche, el padre Stéfano Caravaggio lamentaba su destino. La plaza Zellindor, lugar en donde tantas veces jugaba ajedrez con sus amigos lucía completamente desierta. Por primera vez en sus casi setenta años de vida sentía miedo. Y mientras esperaba, sus manos huesudas repasaban una y otra vez aquel periódico de hace 3 meses, sin convencerse de que el fatídico día había llegado.
Una noticia insignificante para el resto del pueblo lo mantenía en alerta hace ya varios meses. En ella detallaba como Robert Sinclair ―el loco del pueblo― era detenido por desórdenes en la vía pública. Se necesitaron dos policías para reducirlo mientras gritaba anunciando la llegada del anticristo.
Aquella vez nadie en el pueblo le tomó importancia, pero el padre Stéfano estaba atento a todas las señales posteriores a la detención de Robert.
El terremoto en Chile ocurrido en Febrero. Luego, un lago en Rusia de forma inexplicable se tornó rojo y finalmente, la muerte de ganado en Estados Unidos. Todos eran una cadena de prodigios que convergían hacia aquel pueblo en medio de la nada. Caravaggio lo sabía y desde el vaticano le dieron órdenes directas para actuar.
El padre Stéfano desde pequeño había sido entrenado en la erradicación de criaturas demoníacas. Dominaba una forma poco convencional de exorcismo, que combinaba artes marciales y artes sacras. A lo largo de todo el mundo había puesto a prueba sus habilidades exterminando toda clase demonios, pero esta vez era distinto, su prueba de fuego había llegado. Guardó el periódico, y extrayendo su daga sagrada, avanzó sigilosamente hacia el punto en donde la secta de Adramelech llevaría a cabo su aquelarre profano.
Se detuvo. A lo lejos, cuatro sombras estaban reunidas en torno a una mujer dormida.
―Lucifer, señor de los infiernos, te ofrecemos la carne de esta joven sin mácula para que albergues a tu heredero.
―¡Adjuro te denon qui cunque es!
Atónito, el padre Caravaggio contemplaba una sombra antropomorfa emerger de entre los presentes. Debía darse prisa, pronto aquel espectro se materializaría para fecundar a la joven, liberando al anticristo. Tomó de su maletín una extraña esfera metálica y la arrojó con suavidad hacia los miembros de la secta.
Una densa niebla envolvió al grupo, quienes ignoraron la escaza visibilidad creyendo que era un efecto propio de la invocación.
Antoine De Large, el miembro más joven del ritual, sólo pudo escuchar un leve susurro en su oreja mientras una daga dorada acababa con su vida.
―Que el señor te perdone…
Sus compañeros vieron el cuerpo de Antoine desplomarse ante una sombra vestida de negro. Más que un bondadoso cura de pueblo, parecía el ángel de la muerte.
Todo ocurrió en una fracción de segundo, los ocultistas jamás tuvieron una oportunidad en contra de Caravaggio. Pese a su edad, los fue eliminando uno a uno con movimientos precisos y letales, sabía que no contaba con tiempo suficiente, el mayor problema era el demonio.
Miró a su alrededor y sólo encontró a la joven inconsciente en el piso. Si no acababa con esto, la vida tal como la conocía desaparecería. De pronto solo pudo ver oscuridad. Su cuerpo ardía, y el dolor lo hizo perder la cordura. ¿En qué momento fue poseído por el demonio?¿Acaso era el fin?
El sacerdote luchaba con todas sus fuerzas en contra del dominio infernal. Cada intento de resistencia era desafiado por una voz macabra.
―¡Es inútil patético mortal! A través de ti engendraré al anticristo.
Caravaggio sintió la derrota en aquella ironía. Toda su vida entrenó para acabar con el mal, y sería él quien desataría la perdición en el mundo. Sus opciones se estaban acabando, el destino del mundo recaía en sus manos.
En su desesperación, cogió la daga y atravesó sus propias entrañas.
Un grito. Eso fue lo único que escuchó mientras caía desangrándose antes de perder el conocimiento. Vio como el demonio incorpóreo abandonada su cuerpo, y dejando un fuerte olor a azufre, desapareció.
Lentamente, la oscuridad nubló la vista del sacerdote…
Cuando el padre Stéfano despertó tres días después en el hospital, la policía le informó que había sido herido al frustrar un intento de violación. Lamentablemente el agresor se dio a la fuga sin poder ser atrapado. El padre Stéfano prefirió no preguntar acerca de los cadáveres de la secta, era mejor omitir esa información…
Esta vez tuvo suerte, había salvado al mundo, pero sólo él lo sabía. Estaba tranquilo, pero el dolor punzante en su abdomen era un recordatorio de que la batalla final estaba recién empezando…
Comentarios (13):
José Torma
28/03/2014 a las 21:06
Que antiheroe tan especial. Cura, anciano, experto en artes marciales… pedazo de protagonista que nos presentas. Un relato muy logrado. Con muchos matices. Me ha gustado la manera que introduces los dialogos y sobre todo como en todo momento tenemos presente al protagonista con su mision de salvar al mundo.
En cuestion de ortografia y eso.. pues no encuentro nada. A mi me ha gustado mucho.
Felicidades.
Miranda
29/03/2014 a las 18:18
ENHORABUENA con mayúsculas, de verdad.
La historia es buena, la forma de contarla también, no le pongo ninguna pega. Creo que esta vez te has superado. El personaje esta perfectamente reflejado. Me ha gustado mucho
Felicidades
Cibeles
30/03/2014 a las 04:35
De las historias de demonios y apocalipsis que conozco es una de las más originales, me encantó!
Aina Pons Triay
30/03/2014 a las 10:42
¡Pato! Menudo relato. Casi me enamoro de Caravaggio, ¡y eso que es cura y podría ser mi abuelo! Que fuerza, que energía, que forma de describir la acción… ¡Joh, cuánto te envidio! XD. Mi más sincera enhorabuena, me ha encantado.
Un abrazo,
Aina
http://ainaponstriay.wordpress.com
Wolfdux
31/03/2014 a las 06:02
Sin darme cuenta me he encontrado leyendo el texto por segunda vez por el simple hecho de volver a disfrutar de su lectura.¡Felicidades Pato, un relato perfecto!
Borja
31/03/2014 a las 10:42
Excelente!!
Tío, tú lo vales!! jejeje.
Tiene de todo y en su justa medida. No hay nada malo que decir.
Un saludo!!
David Rubio
31/03/2014 a las 20:23
Excelente Pato. A lo que han añadido los compañeros y que comparto me asoma la duda de si dejas abierta la posibilidad de que Caravaggio no esté en sus cabales. Toda la escena podría ser cosa de un esquizofrénico y esta frase “El padre Stéfano prefirió no preguntar acerca de los cadáveres de la secta, era mejor omitir esa información…” me deja esa duda acerca de lo que es y no es real. Si no es así creo, en el caso de que quisieras desarrollar la historia, que no estaría nada mal mantener esa incertidumbre.
Saludos y felicidades por tu relato Pato.
Pato Menudencio
31/03/2014 a las 20:34
Esa y otras dudas estarán pronto en el blog.
Por motivos de espacio, la aclaración fue cortada.
El padre Stefano está en sus cabales, si bien, sus métodos son poco ortodoxos, Actualmente goza de buena salud, tanto física como mental.
Saludos compañeros.
Expósito
01/04/2014 a las 07:01
Buen trabajo con este relato. La historia es buena, pero creo que la mayor parte de su interés radica en el peculiar personaje principal.
De todos modos me gustaría comentarte un par de faltas de ortografía que no te han señalado en los comentarios y puede que se te hayan pasado por alto.
El Vaticano, al ser un topónimo, se escribe con mayúsculas.
No sería “escaza visibilidad”, sino “escasa visibilidad”.
Eso es todo lo que he visto. Espero que te haya sido de ayuda. Nos leemos… Un abrazo.
Aurora Losa
01/04/2014 a las 09:45
Y mira que a mi esta temática no me gusta, pero está tan bien ambientada, tan bien escrita (ojo con algún gazapillo) y el personaje es tan singular y bien definido, que no he podido dejar de leer.
Sobre todo me ha gustado que el bueno de Caravaggio no se muera, habría sido lo esperable.
Enhorabuena
forvetor
01/04/2014 a las 17:29
jajaja… yo fue empezar el quinto párrafo y ponérseme la sonrisa tonta. buena escena Pato. como falta yo sólo le encuentro que es un poco apresurada, nos presentas al personaje, la situación mundial, la situación inmediata, la resolución y las consecuencias posteriores en 750 palabras y a tanta velocidad que uno al final acaba un poco despeinado 😉
ya me pasaré a echarle un vistazo a la versión del blog
un saludo, nos leemos!
Sergio Mesa / forvetor
http://miesquinadelring.com/
pd: por cierto, para mi el padre Caravaggio tiene el aspecto del cura del “Braindead” de Peter Jackson. llega a gritar “¡Esto requiere una intervención divina!” y me matas xD
Pato Menudencio
01/04/2014 a las 17:39
Jajaja, no me había acordado del cura de braindead (excelente película). Al escribir de Caravaggio mi idea era hacer algo parecido al padre Karasu, de Mikami la cazafantasmas, y poco a poco darle un poco de oscuridad, transitando una delgada línea en todo momento.
últimamente me he encariñado con el personaje y he tratado de crear más historias en torno a Caravaggio.
En la escena pasada el jugaba ajedrez con su amigo Sólomon Mc Allister, el también tiene una historia que contar, y en este momento estoy trabajando en ello.
Saludos.
Moria Puch
02/04/2014 a las 23:51
Pues yo creo que Caravaggio es un personaje a explotar con muchas aventuras. Ya el mismo nombre te da una alusión de “calavera” y “presagio”. Me gusta este relato, está muy bien llevado y me da un gusto por la sangre (:
¡Menudo trabajo, Pato! Te felicito (: