<< Volver a la lista de textos
El hombre del periódico - por Camilo
Cuando vio que el periódico no estaba sobre el banco supo que algo no iba bien. «Aún debe de ser pronto», pensó mientras palpaba la hierba con una mano —con la otra se apoyaba en la madera— como quien busca debajo de su cama.
Hacía tiempo que ya no dormía allí, no desde que en Cowley Road decidieron olvidar que alguna vez había sido extranjero, pero todas las mañanas se desviaba del camino que llevaba al centro de la ciudad para visitar el que tantas noches había sido su refugio contra la hostilidad de los indígenas mendicantes.
El pordioseo en Oxford es distinto al del resto del mundo. El mendigo oxoniense no se limita a pedir, sino que ofrece algo —música, magia o malabares— a cambio de la voluntad; y si no tiene más talento que su educación, deja en manos del viandante el ejercicio de la caridad sin más intromisión que un saludo y un «que pase un buen día».
Jimmy había pertenecido al primer grupo —el de músicos, magos o malabaristas— hasta que conoció al hombre del periódico. Ocurrió unas semanas después de llegar a la ciudad. La fauna autóctona aún lo rechazaba por su condición de forastero —cualquiera lo es en Oxford si no pasa desapercibido, aunque haya nacido allí—, por lo que se vio obligado a pasar la noche en un banco de South Park, el parque más grande de la ciudad, alejado del centro y la indigencia. Por la mañana despertó sobresaltado. Aún tumbado, tapándose la boca con las manos para contener la respiración, recorrió el parque con la mirada en busca de la explicación de aquel despertar inesperado. Una voz queda lo sacudió de tal manera que apenas si alcanzó a apoyar una mano en la hierba para no caer.
—Le ruego que me disculpe —dijo el hombre juntando ambas manos para cerrar el periódico, doblarlo y dejarlo a un lado. Se levantó del banco, haciendo crujir sus rodillas, para tender una mano a Jimmy, que cada vez estaba más cerca del suelo. Este aceptó el gesto, y, cuando se hubo incorporado, el hombre repitió—: Le ruego que me disculpe.
El contacto físico en Inglaterra no se manifiesta en público con demasiada frecuencia; rara vez lo hace en Oxford y nunca con un mendigo, salvo que el otro también lo sea. Sin embargo, el apretón de manos del hombre del periódico era firme, resuelto.
—Me llamo James —dijo apretando aún la mano de Jimmy—. Debe perdonarme. Suelo venir aquí antes de ir a clase. Cuando llegué hoy no quedaban bancos libres, y, al verle durmiendo, pensé que podría sentarme a su lado sin despertarle. Lamento haberle molestado, pero soy incapaz de leer si no es en voz baja.
Jimmy no dijo nada. Lo único que sentía era el calor de la mano de aquel hombre con quien compartía un nombre que la mendicidad se había encargado de deformar. James, con una sonrisa infantil, soltó la mano de Jimmy y, mirando su reloj, añadió:
—Será mejor que me vaya si no quiero hacer esperar a mis alumnos. Ha sido un placer conocerle.
Su gabardina rozó el banco cuando dio media vuelta en dirección al quiosco de la entrada del parque. Jimmy lo siguió con la mirada hasta que reparó en que había olvidado el periódico en el banco. Lo intentó coger, pero se le cayó al suelo, y, cuando se incorporó, James ya había desaparecido.
No volvieron a coincidir, pero durante meses Jimmy, en su peregrinaje matutino a South Park, se encontraba el periódico del día posado sobre el mismo banco, doblado de la misma manera que James lo había hecho aquella mañana. Le gustaba pasar por las páginas como lo hacía aquel hombre, leyéndolas en voz baja, como si así comentaran las noticias a través de la distancia del tiempo; pero hoy el periódico no estaba allí.
Jimmy esperó durante horas, tantas que amaneció en el banco sobre el que debería reposar un periódico, nunca un hombre, y cuando por fin se decidió a abandonar el parque la vio: la cara de James estaba en todos los periódicos del día anterior, que el quiosquero aún estaba reemplazando por las noticias del día.
Nunca recordaría si pagó o robó aquel ejemplar, o si el dueño del quiosco se lo regaló —igual de improbables todas las opciones—, pero ese día leyó dos veces la vida del hombre que ya no vivía, en voz baja, como lo hacía él: el hombre del periódico.
Comentarios (18):
Carlos Dauro
28/03/2014 a las 13:29
Enhorabuena. Una historia muy bien narrada desde el principio. La he leído de un tirón.
Kangreja
28/03/2014 a las 17:09
Me ha gustado mucho, fluido,correcto,agradable de leer. Felicitaciones, buen trabajo. Saludos.
Pato Menudencio
28/03/2014 a las 17:40
Pero que buen relato.
una narración que va en ascenso hasta el final.
Felicitaciones.
Aurora Losa
28/03/2014 a las 19:53
Un precioso relato, una historia conmovedora y muy bien redactada. Mantiene la incógnita de qué le habrá pasado al hombre desde el principio, algo complicado teniendo en cuenta que en medio es cuando se produce la historia. ME ha gustado muchísimo y el final no podía estar mejor escrito. Precioso.
Por cierto, la introducción es muy buena, con esa descripción del mundo de la mendicidad en Oxford. Sólo te diría que revises, algún gazapillo se coló, pero es sólo por decirte algo que mejorar. Enhorabuena.
Camilo
28/03/2014 a las 20:34
Hola a todos:
¡Muchas gracias por vuestras palabras! Es la primera vez que participo en el taller y estoy muy contento con el resultado. Me alegro de que se haya entendido el relato y de que lo hayáis disfrutado. Espero seguir por aquí durante mucho tiempo; se respira un ambiente genial, con unas ganas enormes de aprender a través de la literatura.
Gracias de nuevo 🙂
Anelia
28/03/2014 a las 23:53
Hermosa historia… llego a mi corazon y se me nublaron los ojos, senti una gran empatia con el narrador……Espectacular…
tyess
29/03/2014 a las 02:03
Disfruté los detalles, pero esperaba que tomara un rumbo menos triste. Ya sé, así son los finales, y reconozco que la historia transmite emociones, no sólo la tristeza, también la compañía. Me encantó la parte sobre “comentar las noticias a través de la distancia”.
ines tayulsol
29/03/2014 a las 06:39
Muy bueno tu escrito. Esta bien redactado, tiene fluidez y buen vocabulario. Y mantiene la atención hasta el final.Felicitaciones.
Miranda
29/03/2014 a las 16:29
Si esta es tu primera participación, hay que felicitarte porque has empezado con muy buen pie. Es una historia conmovedora descrita con mucha sensibilidad. Es el estilo que a mi me gusta.
Enhorabuena, nos leemos.
Aina Pons Triay
29/03/2014 a las 19:36
Buen relato Camilo, muy bonito y bien escrito, manteniendo la tensión hasta el triste final. Voy a tenerte en el punto de mira para leerte el mes que viene. Felicidades.
Momo Atesma
29/03/2014 a las 22:43
Me gusta mucho la historia. Es genial por ser el primer relato. Felicidades!
Chiripa
29/03/2014 a las 23:41
Bien Camilo!!!
Buen tema y descripciones. Lo has desarrollado de forma que creas intriga y logras hacernos empáticos con los protagonistas.
Enhorabuena! Espero que participes el mes entrante!
Te invito a leer mi relato y ayudate con el glosario que anexé en el # 75 de: https://www.literautas.com/es/blog/post-6825/taller-de-escritura-no16-montame-una-escena-el-parque-y-el-periodico/#comment-10109
Ilustra mi relato el siguiente link: https://twitter.com/uracal/status/446039143433244672/photo/1/large
lunaclara
30/03/2014 a las 14:36
Gran relato, Camilo. Están tan bien escritas tus descripciones q me he visto allí, junto a ellos, en el parque.
Coincido en que la introducción inicial es formidable.
Me ha hecho disfrutar mucho.
Enhorabuena! Y bienvenido!!
Camilo
31/03/2014 a las 07:43
Muchísimas gracias a todos, de verdad 🙂
yolanda tovar
31/03/2014 a las 15:07
Me ha gustado mucho tu relato. En seguida ha captado mi atención, no sólo por lo bien escrita que está, sino por la intriga generada. ¡Felicidades!
José Torma
31/03/2014 a las 16:55
Hola Camilo.
Leo que es tu primera participacion y es de home run. Un texto muy logrado, fluido y sin adornos, nos platicas y llevas de la mano intentando adivinar tus intenciones y nos presentas una amistad atipica que pueda o no, modificar la vida de Jimmy.
Muchas felicidades y bienvenido, te agrego a mi lista de autores.
Saludos y enhorabuena.
Wolfdux
03/04/2014 a las 10:04
Enhorabuena Camilo.
¡Nos leemos!
Servio Flores
04/04/2014 a las 02:15
Ya no queda mucho por decir.
Gran relato, felicidades!