<< Volver a la lista de textos
La luz del nuevo mundo. - por Dulce López
Había caminado por menos de 10 minutos, era la primera vez que se atrevía a andar solo por las calles, además de que el parque no estaba tan lejos de su departamento.
Cualquiera hubiera pensado que se perdería en las calles pero José no lo creía así, ¿Qué tenía de malo salir a caminar tan solo algunas horas en el parque?
Los doctores le dijeron que todo podía ser nuevo para él, que incluso podía desubicarse y perderse si se encontraba solo. Pero no fue así, José recordaba bien el aroma de todo a pesar de que ese desagradable olor a combustible de los coches en la ciudad lo mareara en ocasiones. Él era especial porque solamente él sabía apreciar ese delicioso aroma de las flores y además, se dejaba guiar por ellas para poder llegar al parque.
Su vida era diferente desde ahora.
A pesar de sus 21 años recién cumplidos, el tenía que aprender todas esas cosas tan simples. El abecedario, las letras, los señalamientos, los colores… todo, así como un niño pequeño que no conoce el mundo. Y precisamente así se sentía, un niño pequeño al que todo parecía sorprenderle.
Todo era hermoso a pesar de ser un lugar tan pequeño y simétrico. Los arboles eran tan grandes que casi podían hacer un techo cubriendo todo el parque, impidiendo así que pasara ese sol tan brillante que suele molestar en esas horas de la tarde.
José sentía casi lástima por la demás gente. Todo era tan perfecto, ¿Cómo podían atravesar ese parque sin siquiera detenerse un momento a observar la naturaleza?
La gente que caminaba cerca del lugar lo hacía con mucha prisa sin ponerle atención a nada mas que a sus relojes o a sus teléfonos celulares. Algunos mordiendo algún bocadillo y otros gritando en sus teléfonos avisando que no tardarían mucho en regresar a sus oficinas de nuevo.
Que aburrido… regresar a encerrarse a sus oficinas para estar sentados y firmando papeles. Aislados entre cuatro paredes o asfixiándose en la penumbra de los archiveros.
La idea de estar encerrado y en la negrura le causó escalofríos, no quería saber de obscuridad nunca jamás.
Tratando de olvidarse de esos tenebrosos pensamientos, quiso enfocarse a algo diferente, así que puso atención en su sentido del oído el cual le avisó que cerca había algo cristalino cayendo apresuradamente.
A juzgar por sus conocimientos, eso podía ser la fuente, así que no dudó en buscarla pero por mas que volteaba a todas partes no supo distinguirla… ¿Cómo era una fuente? Lo único que sabía es que debía tener agua, así que una vez mas se dejo guiar por sus sentidos para poder detectarla.
Caminó un poco a la derecha y se metió en el primer camino que vio y justamente hasta el fondo, en medio del parque y donde los arboles no alcanzaban a hacer sombra, la encontró.
Cualquiera hubiera pensado que era un simple círculo lleno de líquido y escupiendo agua en dirección hacia arriba, pero para José era como si el agua fuera a tocar el cielo y cada destello que los rayos del sol emitían al chocar con el agua, una nueva entrada a algún mundo mágico como en esos cuentos de fantasía que le contaban de pequeño.
Quería tocar el agua, no importaba que se mojara, así que caminó lentamente en dirección a la fuente con una sonrísa de oreja a oreja y emocionado por sentir el agua a pesar de que sus yemas ya conocían la textura pero, algo a sus pies interrumpió su camino al crujir bajo su zapato.
José lo vio y no supo lo que era, estaba lleno de… ¿Letras?
Si, a juzgar por sus estudios en los últimos meses, podía decir que eran letras y su tacto le decía que esas hojas no eran cualquier papel. Seguramente así era un periódico.
Maravillado por tal objeto empezó a hojearlo y acariciar las páginas, prestó especial atención en cada una de las fotografías. Estaba algo mojado y sucio, seguramente se le había caído a alguna de esas personas que caminaba con tanta prisa o alguien lo había olvidado, cosa que confirmó al leer la fecha ya que ese periódico tenía abandonado dos días.
José decidió llevárselo a casa, pero primero intentó leer un poco antes de partir. Leyó en voz alta el titulo equivocándose en la pronunciación de algunas letras y se rió. Cualquiera hubiera pensado que era un retrasado, pero no… él era feliz porque su ceguera de nacimiento había desaparecido.
Comentarios (4):
tyess
31/03/2014 a las 18:02
Una historia preciosa, llena de detalles.
Wolfdux
01/04/2014 a las 14:50
Bonito relato marcado por los grandes detalles. Enhorabuena.
¡Nos leemos!
José Torma
02/04/2014 a las 17:30
Desde el nombre del protagonista me enganchaste.. que buen nombre la verdad jeje
Tu historia me desconcerto un poco ya que nos vas llevando de la mano de un joven (al menos para mi 21 es muy joven) que en mi mente tuvo un problema de coma o algo asi. No lo describes vacilante mas bien curioso. Muy rico me gusto.
Solo algunos apuntes. Cuando dices que agarra un papel y ve que tiene ¿letras? nos queda claro que no sabe leer y luego pasas a decir que vio que el periodico es viejo porque leyo la fecha.. me parecio contradictorio pero poca cosa.
El twist final no lo vi venir. Muchas felicidades.
Dulce López
03/04/2014 a las 05:19
¡Hola! Muchas gracias por sus comentarios…
Acerca de el detalle de cuando mi protagonista leyó la fecha, me lo remarcaron mucho en mis 3 comentarios que me llegaron por correo también 🙂
Creo que no me dí a entender bien porque en mi historia efectivamente quise decir que José no sabía leer, sin embargo estaba aprendiendo y aunque aún no lo dominaba ya tenía algunos conocimientos por lo cual, aunque aún no lo dominara podía darse una idea. La verdad no se me hizo muy dificil que el joven pudiera entender una fecha, me concentré mas en el momento en el que quiso leer el titulo donde si batallaría un poco mas con las letras que con los numeros de la fecha.
Mejoraré un poco mas para no descuidarme de esos detallitos la próxima vez. ¡Muchas gracias a todos!