<< Volver a la lista de textos
Duelo a garrotazos - por Pedro Jiménez
Duelo a garrotazos.
Y al amanecer, como había sido acordado el día anterior, Miguel Aguirre y José Carmona fueron enterrados hasta las rodillas, uno en frente del otro y a un escaso metro de distancia. —¡Has desborrado a mi hija y eso es un agravio a mi honra!— Gritaba José escupiendo espuma por la boca como un perro rabioso. —¡Mentís y a mentís bofetón, a bofetón palos y a palos muerte!— Rugía Miguel. —¡Basta ya! Solo el duelo podrá zurcir la rotura de la honra.— Dijo uno de los testigos de fe. Durante unos instantes se hizo el silencio en la solitaria llanura. Miguel y José fueron armados con sendos garrotes de encina. Miguel lanzó un primer golpe blandiendo el garrote con las dos manos y este chocó contra la vara de José. Éste esquivándolo y gracias a una finta hecha con la picardía que da la edad, propinó a Miguel un golpe seco en la sien provocándole una muerte instantánea. José, jadeante y con los ojos enrojecidos miraba a su contrincante tendido boca arriba esperando a que este, por un milagro, resucitara para contraatacar.
—¿Maldita ley del duelo! ¡Que pérdida! Por una palabra que no fue más que un sonido de aire, entre labios y dientes, y en aire se quedó— decía uno de los testigos. A lo que el otro respondía: —No son menos frecuentes, en esta nuestra España, los duelos que olas tempestades en el océano.
Comentarios (5):
Emmeline Punkhurst
01/03/2014 a las 17:43
Muy original la idea de introducir la temática costumbrista-tradicional en un relato de lucha
Pedro Jiménez
03/03/2014 a las 12:02
Gracias por tu comentario, Emmeline.
Por cierto, el texto lo envié un minuto antes del plazo por lo que no me dio tiempo a corregirlo. El corrector automático ya se encargó de “corregirlo”. En la frase: “¡Has desborrado a mi hija…” quería decir: “¡Has deshonrado..” y cuando escribo: “los duelos que olas tempestades en el océano” se coló una “o” “…que las tempestades en el océano”.
Perdón por los fallos.
Virginia Figueroa
03/03/2014 a las 23:23
Breve, conciso y directo, Pedro. Menos mal que lo has aclarado, porque lo de “desborrar a una hija” me sonaba muuuy raro.
No está mal la historia, aunque noto bastante precipitada esa muerte así (de un sólo golpe), sin describir ni siquiera la agonía, pero bueno, supongo que eso forma parte de su encanto, que cada cual se imagine lo que quiera. A mí, personalmente, me gusta que el autor me dibuje la escena tal y como la piensa.
Un saludo.
Aurora Losa
10/03/2014 a las 16:35
Lo he tenido que leer dos veces. En la primera me ha capturado el estilo, el léxico y la poesía que desborda. Después he comprendido la historia, tan brutal y clásica. Enhorabuena porque es difícil decir tanto con tan poco.
José Torma
12/03/2014 a las 18:10
Corto y conciso. Algunas palabras me sonaron raras pero ya lo has aclarado.
Me parece que pudiste haberlo hecho mas universal, pero es solo una idea mia que lo regionalizaste. Pero me gusto.
Como te comenta Virginia, creo que tenias tela de donde cortar para narrar mas.
Felicidades