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L'esprit de l'escalier - por Lilim
He sido un blando.
Otra vez…
Tenía que haberla abofeteado, zarandeado, retorcido, comido y vomitado de nuevo.
Oh, ni siquiera se merece que le esté dando vueltas, debería sacarla de entre las orejas, no es más que una estirada que no es ni la mitad de guapa de lo que se cree.
No entiendo de que forma me destripa cuando me mira así, que no puedo ni pensar y me da la vuelta, me desmonta y se merienda todo bonito que hay en mí escupiéndome como a una bola de pelo.
Y se atreve a hablarme así solo porque es linda.
Solo porque sabe que me tiene loco.
Y no puedo ser duro con ella.
Así que un puto blando.
Otra jodida vez.
Podría haberle dicho que se metiera en sus asuntos, mira que fácil, que un secreto es un secreto y que no era nada que se mereciera saber.
Podía haberla mirado yo a ella como un bicho y decirle que no.
Pero no.
¿Sabes que tenías que haber hecho? Darte la vuelta y haberte ido, como si no la escucharas, como si no te afectara, como… como si no estuvieras tan chiflado que la sigues a las habitaciones de donde acaba de salir para oler su perfume en el aire como un acosador maníaco…
¿Por qué no dejo de pensar en eso?
No se merece…
No debería…
Tendría que…
Comentarios (2):
forvetor
28/02/2014 a las 17:24
limpio y certero… como una sonrisa trazada con bisturí 😉
Aurora Losa
07/03/2014 a las 16:11
¿Y quién no se ha soltado este discurso sintiéndose estúpido por perseguir a alguien que no nos merece? Yo no lo habría expresado mejor, directo y reconocible, se ve uno en ese espejo al que llamas tonto cien veces como si el reflejo no fuera el tuyo, enhorabuena por la idea y la forma de expresarlo.