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JUGADA PERFECTA - por Aina Pons Triay+18

Web: http://ainaponstriay.wordpress.com

Jugaba al billar con auténtico arte. Sus caderas se contoneaban de un lado a otro, marcando con sus tacones el ritmo de las miradas. Las luces de neón resaltaban sus curvas en la oscuridad del bar. Miró a su hermana y le guiño un ojo. Desde su rincón, Mireia le devolvió una mirada de preocupación. Decidió no hacerle caso e ir a por su presa. Roberto, atractivo, moreno y delicioso, prestaba más atención a sus curvas que a las bolas de colores. “Hoy voy a divertirme contigo”.
Apoyó sus brazos en el billar, apretando su escote. Una mirada profunda con los labios entreabiertos hizo el resto. Él se acercó, rodeando la mesa y se puso frente a ella. De cerca era aún más guapo. Sus labios carnosos y sus ojos grises bastaban para volver loca a cualquier chica.
– ¿Una partida? – dijo él.
– ¿Quieres perder contra una chica? – le dijo provocativa.
Él mostró su sonrisa más seductora y le tendió el taco, cediéndole el comienzo del juego.
En la distancia, David observaba la pareja con la rabia encendida en su interior. Estaba enamorado de Alba desde hacía años, pero nunca se lo había dicho. “Tú eres tonto” se repetía “si no se lo dices, nunca sabrás si ella te corresponde”. Pero después reflexionaba y decidía no hacerlo. Era mejor así. Siendo su amigo podía estar cerca de ella. Si se lo decía y no le correspondía, su amistad se vería afectada sin remedio.

La partida iba igualada, pero eso no tenía la menor importancia. Los roces, las miradas y las sonrisas anticipaban lo que estaba por llegar. Roberto se puso detrás de Alba y colocó sus manos sobre las de ella. Ella se dejó guiar pegando aún más su cuerpo al de él y tras el golpe, soltó el taco y le besó, subiendo varios grados la temperatura del local.
David fumaba un cigarro tras otro. Estaba desconcertado. No conocía esa faceta de Alba. Su sensualidad y su atrevimiento le tenían perplejo. Quizás debería llevarla a casa, había bebido demasiado. Pero, ¿qué iba a hacer? ¿Plantarse allí y meterse entre los dos? Sólo conseguiría quedar en evidencia y hacer que ella no volviera a dirigirle la palabra. No, esa no era la solución. Lo mejor era esperar y ver qué pasaba, por mucho que le doliera.
En medio de la pasión encendida, Alba vio la cara de Mireia iluminada entre las sombras. Incluso en la distancia podía ver la marca del ojo morado y la herida en el labio bajo las capas de maquillaje.
– No lo hagas – leyó en sus labios.
Alba no le hizo caso y siguió besando a Roberto como si no existiera el mañana.
– Vamos al coche, no puedo esperar más – le susurró Alba al oído.
David no podía creerlo. Él y varios de los que habían presenciado la escena del billar les siguieron hasta la puerta. Ni siquiera entraron en el coche. Estaban a menos de cincuenta metros de él y de todos cuantos había en el bar, que seguían con interés el espectáculo. David estalló y se acercó para terminar con aquello. Pero cuando estaba a tan sólo diez metros, la expresión de Alba cambió: abrió la boca y clavó con fuerza los dientes en la mejilla de Roberto, arrancándole la piel. Él gritó y se cubrió la herida con la mano, y sin pensarlo, Alba le propinó un rodillazo dónde más duele, seguido de dos puñetazos que le hicieron caer al suelo.
– ¿Pero qué haces, zorra? – gimió Roberto con las manos en su entrepierna, retorciéndose de dolor y aun aturdido, sin saber que había ocurrido. Nunca le había pegado una chica.
Alba le escupió la piel en la cara.
– Tengo un secreto que contarte, cabrón: Mireia es mi hermana. No vuelvas a acercarte a ninguna de las dos en tu puta vida ¿entendido?
Roberto no osó levantarse. Había quedado en evidencia delante de más de veinte personas. Alba se colocó la falda y el pelo, y se alejó apresurada, cogiendo a David del brazo. Mireia apareció corriendo y abrazó a su hermana.
– Mierda, Alba, no debiste hacerlo – dijo la pequeña.
– Lo hice porque te quiero. Y porque se lo merecía.
– Eres la mujer más valiente que conozco… – intervino David.
– ¿Y por eso tienes miedo de invitarme a salir? – rio Alba.
– Yo… creía que tú no…
– Algunas veces tienes que arriesgarte, el resultado puede ser sorprendente. Llámame mañana. Buenas noches.

Comentarios (14):

José Torma

28/02/2014 a las 22:57

Me gusta mucho como manejas el morbo y las atracciones. Claramente vi a una hermosa mulata en la piel de Alba. El tono semi erotico me envuelve y quiero mas! jaja creo que este es un estilo muy definido para ti. Felicidades.

Aina Pons Triay

28/02/2014 a las 23:42

¡Muchas gracias Jose! Me hace mucha ilusión que me digas que tengo un estilo “propio”. La verdad es que no estaba muy segura de este relato, tuve que “recortar” y sobre todo “sufrió” el final, que quedó algo rápido y forzado, pero ya no tenia mas espacio. Gracias de nuevo por tu comentario.

Wolfdux

01/03/2014 a las 14:01

¡Buena puesta en escena del relato, enhorabuena!

Kangreja

01/03/2014 a las 15:21

Felicidades por el relato, se lee de forma muy fluida y mantienes la atención del lector durante todo el texto. Jugada perfecta! ;)Saludos, nos leemos.

NHICAP

01/03/2014 a las 17:24

Aina, me ha gustado tu relato. Esta muy bien construido y en la narración logras crear un cierto grado de tensión, envuelto en el erotismo que emana de la protagonista. Te ha quedado muy bien, incluido el final.
Permíteme un consejo. Utiliza mas las descripciones porque ,me parece, se te da muy bien.
Enhorabuena y hasta la próxima.
Saludos

Emmeline Punkhurst

01/03/2014 a las 17:27

Me ha resultado un relato muy entretenido, en especial al describir el juego de seducción entre Alba y Roberto.
Muy buena la idea de que la venganza se sirve en plato… “caliente” jeje
¡Felicidades!

Virginia Figueroa

02/03/2014 a las 10:57

Este ha sido uno de los relatos que me tocó comentar.
Me gusta cómo utilizas el lenguaje para recrear esta escena. Tienes facilidad para la narración y su lectura resulta muy fácil y se comprende a la perfección.
Hay una parte que me resulta un tanto forzada, como ya te comenté, porque cuando se van del bar (se supone que para enrollarse en el coche) la troupe que les había visto les sigue. Si yo veo a dos tonteando sobre una mesa de billar y luego se van, lo que menos se me ocurre es ir detrás a ver qué pasa… a no ser que sea una voyeur.
Por el resto, muy bien.
Un saludo.

Aina Pons Triay

02/03/2014 a las 11:49

Muchas gracias Wolfdux, Kangreja, Nhicap, Emmeline y Virginia por vuestros comentarios. Me pasaré por vuestros relatos, en algunos lo he hecho ya.

Nhicap, ¡tendré que hacerte caso! Algunas veces me lo han dicho, así que voy a aplicarme el cuento, aunque en 750 palabras es complicado incluir grandes descripciones y a la vez desarrollar una acción.

Virginia, en primer lugar, gracias por tu comentario del texto. Todas las críticas son siempre positivas, sólo hay que buscarle el punto justo :). Será porque soy de pueblo e isla pequeña, pero gran parte de lo que ocurre en el relato está basado en hechos reales (aislados unos de otros). La gente de pueblo pequeño hace estas cosas, el cotilleo está a la orden del día ;).
¡Gracias a todos! ¡Nos leemos!
Aina.

lunaclara

02/03/2014 a las 15:13

Hola Aina! Sí que ha sido una jugada perfecta. Dominas muy bien la descripción, y las distancias cortas.Y lo que haces de centrar la cámara en los distintos personajes está muy bien, a mí también me gusta hacerlo (como en mi relato para esta escena).
Solo me choca un poco el final. Quiero decir que lo que me choca es la forma que tiene la prota de dirigirse al final al chico que está colado por ella. Yo hubiera dado algo más de rodeo, lo hubiera dado a entender…
Me ha gustado mucho!!! Felicidades!!

Aina Pons Triay

02/03/2014 a las 15:28

Tienes razón con lo del final, lunaclara, me quedé sin espacio y no supe resolverlo bien con pocas palabras. Mis dos “comentaristas” también me lo dijeron. ¡Muchas gracias por tu comentario!

David Rubio

02/03/2014 a las 23:48

Ese momento en el que todos salen del bar me gustó. Me recordó aquella escena final de “El hombre tranquilo”. Queda muy rural. El tono general me ha gustado, das ese giro a mitad de relato, que a mi me sorprendió (esperaba la lucha de machos no esa). No veo tan rápido el final, quizás recortaría alguna sobreexplicación del principio. Por ejemplo cuando dices “Sus caderas se contoneaban de un lado a otro, marcando con sus tacones el ritmo de las miradas. Las luces de neón resaltaban sus curvas en la oscuridad del bar.” Con las primera imagen ya queda clara su sensualidad por tanto la segunda frase “Las luces…”, para mi gusto, sobra por que insistes en algo que ya ha quedado muy bien descrito. Por supuesto es una sugerencia.
Muy buen trabajo, saludos

Aina Pons Triay

03/03/2014 a las 00:00

Hola David, estoy contenta de que te haya gustado y que te hayan sorprendido los integrantes de la lucha.
Sobre las frases que me comentas, la verdad es que la segunda es para ambientar el bar, la iluminación que tiene, la oscuridad, utilizando el cuerpo de Alba. Vamos, que la intención es que el lector entre en el antro. Me han dicho varias veces que las descripciones se me dan bien, además de que me encanta crear imágenes que transmitan, así que siempre me pierdo por las ramas y los adornos. Intentaré mejorar las partes “activas”.
¡Muchas gracias por tu comentario! ¡Nos leemos!

forvetor

06/03/2014 a las 21:55

muy buena jugada 😉 como todos espera que fueran los chicos los que acabaran a tortas. me gusta más este desenlace. yo lo único que retocaría son algunas palabras que suenan poco naturales; “osó”, “propinó”… y alguna más. me parece que resuenan un montón en una narración tan “humana”, con insultos y mordidas.

felicidades por el relato, un saludo
Sergio Mesa / Forvetor
http://miesquinadelring.wordpress.com

Aina Pons Triay

07/03/2014 a las 07:57

¡Muchas gracias Sergio! Voy a tener en cuenta tu consejo de adecuar las palabras al tema. ¡ Nos leemos!

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