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Secreto - por Moria Puch
Web: https://twitter.com/EnfermoHablando
–Secreto –dijo alguien.
El jefe de marketing se llevó una mano al mentón y quedó pensativo.
–Me gusta –dijo. Después le dio la espalda al proyector y se sentó a la mesa–. ¿Pero a qué huele un secreto?
–A mujer desnuda –dijo el que había propuesto el nombre de la fragancia–. A amante.
El jefe de marketing sonrió pícaro.
–Sí, sí, me gusta. Eso vende. Ya me imagino la gráfica: una mujer en Nueva York, de noche, esperando a su amante musculoso en la puerta de un motel.
El hombre, que se apellidaba Morales, levantó la mano.
–¿Sí? –dijo el gerente.
Morales habló:
–¿Por qué en Nueva York? Acá tenemos ciudades muy hermosas.
-Porque Nueva York es la capital del glamur.
-Eso es Francia, señor.
El gerente apoyó los codos en la mesa. Levantó y tensó el cuello como un avestruz a punto de atacar.
–Y ahora me va a decir que el concepto de la campaña está muy usado ya, ¿no?
–Y la verdad es que sí –dijo Morales. Todos los demás presentes miraron para el piso–. Podríamos idear otra cosa.
–¿Y qué se le ocurre? –el gerente se apoyó en el respaldar de su asiento, tensando los puños.
–Y yo creo que la sociedad ya está muy mal como para estar fomentando más la infidelidad. Podríamos dar un mensaje positivo con este producto. Un secreto no tiene por qué ser algo malo.
–Y para usted, ¿qué sería un “secreto positivo”?
Morales enarcó las cejas.
–No se me ocurre ninguno en este momento.
–Eso es porque no hay –dijo el gerente–. Si oculto algo es porque ese algo le hace mal a otra persona. Y eso es lo que vende: el mal, el morbo, las mentiras.
–No –dijo Morales–. Si oculto algo es porque la gente no sabe interpretarlo y me juzga mal. Escuche esto: yo, por ejemplo, me corto las uñas y las guardo en sobrecitos de plástico para comerlas después. No me las trago, solamente las mastico hasta que están blandas y después las escupo.
–Es usted un asco, Morales.
–Y le hablo de las uñas de los pies.
–¡Cállese! ¡No vamos a hacer una campaña publicitaria sobre una modelo que se come las uñas con hongos!
–Yo no dije que tuviera hongos…
–Usted es un irrespetuoso, Morales. ¿Cómo va a decir semejante barbaridad?
–Barbaridad es que quiera repetir la misma campaña que se usa desde que nació Dolce & Gabbana.
–Se va, Morales, no lo quiero en esta reunión.
–¿Me va a obligar a salir?
El gerente echó la silla atrás y se paró. La silla chocó contra la pared.
–Claro que sí –dijo, arremangándose los puños de la camisa–. Así es el mercado, y si tengo que partirle ahora la cara, se la parto.
Morales también se paró, y tras descalzarse, se subió a la mesa que lo separaba de su jefe. Los demás presentes empezaron a darle golpes a la mesa.
El jefe se subió de un salto y se descalzó tirando los zapatos contra la ventana. Uno dio en el vidrio. El otro le pegó a un tacho de basura, volteándolo al piso.
Morales empezó a correr, haciendo temblar la mesa, y le arrojó una patada voladora a su jefe. El jefe la frenó, agarrándole el tobillo y torciéndoselo a un costado, al mismo tiempo en que se deslizaba hacia la izquierda, y Morales cayó de culo sobre un montón de papeles. Se puso en pie enseguida y retrocedió a los saltitos, en típica postura de Kung Fu.
–No sabe cuántas veces quise romperle la cara –dijo.
–Y acá estoy, Morales, dé lo mejor de usted. El que gana, hace la campaña que quiera.
Morales se acercó y tomó a su jefe del cuello, rodeándolo con ambas manos y lo atrajo hacia sí para encestarle un rodillazo en el estómago.
Ante el impacto, que le hizo tronar las costillas, el jefe escupió un hilo de sangre.
–Buen golpe –dijo, recuperando el aire–. ¿Hace Muay Thai, Morales?
–Un poquito. Como todos desde que lo pasan por la tele.
–Entonces esto le va a encantar –dijo el jefe, tirando una patada recta que le descalzó la mandíbula a Morales–. Yo solía competir.
Morales cayó otra vez, dando la nariz contra una computadora portátil. La sangre no tardó en fluir como si hubieran abierto una canilla.
–Mamá tenía razón –dijo Morales, rodando por la mesa hasta caer al piso–. No debería comerme más las uñas.
Comentarios (14):
Forvetor
28/02/2014 a las 14:01
amigo, como ya te dije en el blog me quito el sombrero ante tamaño ejercicio de absurdo. me encanta! xD
nos leemos,
Sergio Mesa / Forvetor
http://miesquinadelring.wordpress.com
Pato Menudencio
28/02/2014 a las 15:03
Me reí mucho con tu relato.
Lo encontré divertido.
Saludos.
lunaclara
28/02/2014 a las 15:26
Hola! Muy digno tu relato! Aunque eso de comerse las uñas de los pies me choca un poco, siendo a la vez un defensor de la fidelidad y las buenas costumbres. Aun así, felicidades!! Ha sido una buena lucha, podía imaginármela y todo. Muy bien descrita!
David Rubio
28/02/2014 a las 19:21
Es un buen relato. Lo de comerse las uñas creo que es adecuado porque supone una transición de una historia, digamos, racional (no sé si es correcto) a una paranoia final. Te prepara para la ida de olla final, en el buen sentido. La escena de acción muy bien descrita, no pierdes a los personajes.
Como errorcillo cuando hablas de Francia como capital del glamour, París estaría mejor.
Saludos
Kangreja
28/02/2014 a las 19:39
jaja! Me pareció gracioso, surrealista, me trastocó, y eso me gusta, ojala hiciéramos con mayor frecuencia este tipo de cosas! Seguro que la rutina se cansaría de ser. Nos leemos, Saludos.
Virginia Figueroa
28/02/2014 a las 20:20
Encabezas la recopilación con un texto muy original. Me ha sacado una sonrisa. Al principio me estaba entreteniendo leerlo, luego me produjo repulsión (lo del tema uñas) y después, me intrigaba saber cómo iba a acabar esa escena tan estrambótica de lucha entre Morales y su jefe. Es genial!
tyess
28/02/2014 a las 22:01
Pues ni sentí la lectura, tan interesada estaba en ver a dónde iba eso. Pero me morí de risa cuando vi la importante conclusión a la cual llega Morales.
José Torma
28/02/2014 a las 23:49
Cuando los dialogos fluyen tan facilmente y vas enlazando una historia, es facil ver porque la gente que te estamos comentando aqui quedamos complacidos con tu relato. El tema de las uñas a mi no me causo asco (porque yo tambien me las como jaja no mentira) sino porque no pense que fuera real, crei que estaba poniendo un ejemplo de otro tipo de secreto. En fin, muy buen relato, divertido y de rapida lectura.
Me gusto mucho. Muchas felicidades.
Wolfdux
01/03/2014 a las 14:18
¡Perfecto!
NHICAP
02/03/2014 a las 13:39
Muy divertido con un final sorprendente. Enhorabuena por esta buena e ingeniosa narración.
Hasta la próxima.
Marazul
04/03/2014 a las 15:44
Ingenioso, divertido, extravagante. Muy buenos los diálogos que fluyen de una forma ágil y natural. Me ha gustado mucho tu relato. Un saludo
Sandra
05/03/2014 a las 17:20
Bueno, debo decir que me ha encantado tu ejercicio de comedia absurda, el diálogo hace que la lectura fluya sin ningún tipo de esfuerzo, y… me he reído! Creo que hacer reír con un texto es de lo más difícil así que felicidades!!
Chiripa
06/03/2014 a las 00:56
Divertidísimo!!!
Me gusta lo bien que manejas los diálogos!!!
Y el final fue “el broche de oro”.
Te quiero seguir leyendo!
Moria Puch
09/03/2014 a las 00:28
Hola gente 😀
Primero que nada, muchas gracias a todos por la buena onda y los comentarios, críticas y consejos (:
Gracias Forvertor, siempre incondicional tú 😉
David Rubio: buena idea, lo cambiaré a París jaja
Lo de las uñas fue justamente la invensión de un secreto que si alguien contaría, recibiría rechazo por parte de los demàs. Cosa que algunos lectores hicieron jaja no pensé que funcionaría XD creía que sería un secreto “suave” que no impactaría.
Me alegra muchísimo que les haya causado gracia a todos y se lo tomaran como lo que es, surrealismo, algo absurdo 😀
Me han alegrado la noche, gracias a todos, de verdad 😀