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Adele - por Maiwey
No vi venir el primer golpe, sólo sentí la fuerza del impacto que desplazó todo mi cuerpo hacia un lado. No me había dado tiempo a recuperarme cuando llegó el segundo. Un derechazo brutal que me giró la cara y me hizo escupir sangre.
No entendía nada, mi cerebro parecía ir ralentizado, siempre dos pasos por detrás, incapaz de procesar lo que estaba pasando.
Él me cogió de los hombros evitando que me cayera al suelo. Estaba tan confuso… que creo que esbocé una sonrisa y le habría dado las gracias si un rodillazo directo al estómago no me hubiese cortado la respiración.
-¡¿Te ríes ahora, gilipollas?!
– ¡Jota! ¿Qué…. ha …pasado? – Conseguí balbucear a duras penas.
Jota observaba desde su altura mis desesperados intentos por mantenerme erguido con cara de asco e incredulidad.
– ¿Ahora me vienes con esas? ¿ Te vas a hacer el loco conmigo, hijo de puta?
Jota lanzó otra patada pero esta vez le vi venir. Cogí su pierna al vuelo y utilizando su inercia giré con todas mis fuerzas para lanzarlo contra el muro de hormigón. Ambos caímos al suelo con un golpe sordo.
Resollábamos, cansados y bañados en sudor Jota me miraba con odio.
-¿De verdad no te has enterado?
-No tengo ni idea de lo que está pasando. ¿Por qué…?
-¡¡LA MATASTE!! – explotó Jota mientras lágrimas de rabia surcaban su cara. – Tú la mataste.
Jota volvió a embestir con una furia ciega, le esquivé fácilmente y contraataqué arreándole un codazo el la mandíbula. Sonó un crujido feo y húmedo pero no me importó, sin perder tiempo me abalancé sobre él y lo inmovilicé bajo mi peso.
No paraba de resistirse y gritar como un energúmeno.
-¡Jota, quieto! ¡¿Qué ha pasado?!
-Adele ha muerto – Al pronunciar esas palabras el cuerpo de Jota pareció deshincharse de repente , se quedo laxo y encogido en el suelo totalmente pálido . Mi propio cuerpo también pareció quedarse sin fuerza bajo el peso de esas palabras.
-¿Cómo…?
-Encontró tu alijo secreto. – Jota aprovechó mi turbación para zafarse de mi llave. Estaba sobre mi, a horcajadas y sus manos se cerraban fuertemente sobre mi cuello asfixiándome lentamente. – Me juraste que estabas limpio.
-Hace casi un mes que no me meto nada.
-No mientas. – Y comenzó a abofetearme una y otra vez de forma concienzuda y mecánica. Mi cabeza giraba de un lado a otro al antojo de los golpes sin poder hacer nada.
-¡Lo juro Jota! ¡Estoy limpio! Pero no fui capaz de tirarlas, me sentía más tranquilo sabiendo que las tenía cerca. Lo escondí muy bien, ¡de verdad! ¡Ella no tenía que haber rebuscado entre mis cosas!
-¡Maldito bastardo!
Las manos de Jota volvieron a cerrarse sobre mi cuello, intenté liberarme pero las fuerzas me abandonaban rápidamente, cada fibra de mi cuerpo pugnaba por una gota de aire , la consciencia se diluía en un mar de dolor . El rostro impasible de Jota cada vez estaba más desenfocado y oscuro dentro de mi campo de visión hasta que por fin desapareció.
Cuando recuperé la consciencia Jota no estaba, se había ido dejándome solo y abandonado.
Miré el cielo raso de aquella mañana soleada de invierno y comencé a llorar como un niño pequeño, sin importarme que me escucharan los vecinos o vieran mi sufrimiento. Lloraba por el dolor de las heridas, por la culpa, por Adele y por Jota. Porque estaba solo.
Tras un tiempo que se me antojó inmenso, agotado por las lágrimas me levanté y volví a casa. Necesitaba desesperadamente un pico, colocarme y olvidarme de todo. No me sentí en absoluto culpable cuando después de veintidós días la aguja traspasó la piel.
Comentarios (4):
José Torma
28/02/2014 a las 23:13
Describes perfectamente las emociones de rabia, desconcierto. Muy fuerte el tema que aunque no lo dices me parece que Adele era una niña.
Muy bueno se lee rapido, la descripcion de la pelea muy exacta.
Felicidades
jose ramon
01/03/2014 a las 12:54
Muy bueno. Has llenado todo el relato con el enfrentamiento. Me encanta como el personaje de Jota roba todo el protagonismo al personaje de narra la historia. Eso creo que le da mucha frescura al relato. En cuanto al tema que trata, como a José, me parece muy duro, lo que tiene el riesgo de caer en dramatismos innecesarios. Tú no has caído en ese dramatismo accesorio. Para eso has empleado la historia, para que cada cual lo construya y lo descubra. Eso es lo que me gusta a mi de un relato, que me deje participar en la construccion de la historia, sin datos que puedo ir añadiendo yo mientras leo. Enhorabuena.
Maiwey
01/03/2014 a las 15:57
José Torma y Jose ramon, gracias por los comentarios.
La verdad es que no me había imaginado a Adele como una niña, aunque podría ser. Es curioso como cada uno puede imaginar historias diferentes a partir de un mismo texto.
Virginia Figueroa
02/03/2014 a las 23:28
Hola Maiwey!!
Me encanta como arrancas el relato con la pelea y que ocupe casi todo el texto. Lo describes perfecto y hace que se pueda visualizar la escena claramente.
Enhorabuena!! Es un buen trabajo!