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Fin de Año - por Noe
Apuró el paso al escuchar las doce campanadas.
Como siempre apura al escuchar algún sonido.
Sonidos que profundizan, que se me meten en tu ritmo interno.
Y lo cambian.
Lo modifican.
Ya nada vuelve a ser como antes.
Llegar a casa el 31 de diciembre a las siete de la tarde. Quitarse la ropa manchada y aburrida del trabajo. Disfrutar, desnuda, de la nada. Disfrutar de los últimos momentos del año sin esperar nada nuevo. Mirándose en el espejo unos minutos como le enseñaron en la clase de reiki. Puede que tener un poco de miedo porque el tiempo, aunque ella disimule, no pasa en vano. Hemos hecho ese montón de cosas. Y los días son días de verdad. Esto es el tiempo. Y ese tiempo es la vida que no deja de picar en la cabeza. La vida que apartas de una bofetada ese día de enfado, y que vas a buscar desesperada al terminar la tormenta.
Desnuda. Recorrer habitaciones. Buscando a esa persona que se ha ido. Ese momento que pasó. La decisión que nunca pudo tomar. La botella de ginebra que escondió y que ahora quiere beberse. Bailar. Mientras recorre habitaciones y en cada una se encuentra. Estirarse en la cama y decidir: no voy a darme prisa. No tengo prisa. Puedo hacer lo que quiera. El año no va a cogerme. Esta noche no tengo que vestirme. No tengo que maquillarme. No es necesario.
Lleva días pensándolo.
No es necesario. No tiene ninguna cena adonde ir. Nadie la ha invitado a nada. Al fin y al cabo, es un día cualquiera. Así que no vale la pena teñirlo de excentricidades.
Al poco de estar tumbada en la cama se duerme. De cansancio de mirar fotografías con la mente. De cansancio de echar de menos y de cambiar de piel y de mirada, Y de cansancio de convencerse de que no tiene frío ni hambre ni sed. Es un sueño profundo y largo. En el que se reencuentra con su madre convertida en sapo. En el que hace una excursión a caballo por el bosque espeso. Tiene que apartar las ramas para no arañarse la cara. Va vestida de exploradora, pero sabe que esa ropa no la ha elegido ella. Puede que algún habitante de aquel lugar para observarla cabalgar de lejos, recorriendo sus tierras.
¡Observemos cabalgar nuestros caballos a la desconocida, que se cree reina del mundo nuevo! – grita de repente el dueño de las tierras de las que se cree descubridora. –
Abre los ojos, y como si hubiese descifrado un antiguo mensaje oculto, le recorre el miedo. La ansiedad. La obsesión. ¡Qué pinta durmiendo un Fin de Año! ¿Dónde está la gente, la música latina molesta, la canción de Mecano?¿Dónde está la ropa que solo utiliza la noche de Fin de Año? Demasiado transparente. Nuevo. Vulgar. Brillante. ¿Y su sombrero de fiesta? ¡No!
Debe levantarse. Mira el reloj. Son las doce menos cuarto. En quince minutos el 2013 habrá pasado. Se viste lo más deprisa que puede. Si enciende la plancha mientras se viste, y piensa las posibilidades de la noche mientras se maquilla los ojos ahumados puede llegar.
Y baja a la calle ajustándose los zapatos de tacón. Moviendo el cuerpo enmascarado en el disimulo propio del que se da cuenta que quitarse las máscaras no es cuestión de acción sino de paciencia. Las doce menos cinco.Se dirige triunfante hacia la Plaza del Sol. Compra el cava y las uvas en el camino. Está preparada de nuevo.
Y, al escuchar la primera campanada, apura el paso. Y coge una uva y la mete en la boca. Cada vez está más cerca del centro. Y al escuchar la segunda, otro paso, y más cerca, y otra uva. Y así hasta doce. Y en la doce. Hay una chica guapa en medio de Sol. Mirando el reloj. Y esbozando una media sonrisa. Y pensando que ya está. Que allí está.
Allí están, a lo lejos. Los amigos de siempre. Todos brindan por el nuevo año. Al verla de lejos, le hacen un gesto.
¡Mía! ¡Qué guapa! ¡Ven!- Y Mía va. Como si tuviese un hilo invisible atado en el ombligo que tira de ella. Y vuelve a apurar el paso. Y a dar un saltito. A esquivar a miles de personas. Y se funde en un abrazo infinito y confuso. Y hasta mañana..
Comentarios (9):
José Torma
28/01/2014 a las 18:39
Muy bien logrado. Un cumulo de sensaciones que al final logran poner a la prota en movimiento.
Felicidades.
Eloyzinho
29/01/2014 a las 11:54
Me ha parecido muy original, con un estilo muy personal y que a veces me resulta bastante cincematográfico (como la parte en la que escoge vestido y los va desechando). Me ha hecho gracia la alusión a la canción de Mecano, un buen detalle.
Como única pega, la frase “si enciende la plancha mientras se viste, y piensa las posibilidades de la noche mientras se maquilla los ojos ahumados puede llegar” me ha resultado algo confusa, que quizás quedase más clara con una coma entre “ahumados” y “puede”. También creo que el uso de los guiones no es el más adecuado, pero nada que no se pueda mejorar.
En definitiva, un relato curioso en el que los pensamientos y las sensaciones de la protagonista se suceden de una manera tan caótica como real.
Constanza
29/01/2014 a las 23:21
Me ha gustado. El estilo es muy particular con esa mezcla de subjetivo y objetivo. Enhorabuena.
Aina Pons Triay
29/01/2014 a las 23:26
Me ha gustado mucho Noe. Me he sentido muy identificada con el personaje, con sus pensamientos y sentimientos. Me ha llegado. Gracias po dejarnos leerte y enhorabuena.
Kangreja
30/01/2014 a las 02:28
Me ha gustado la forma de la historia, porque es como una mezcla de emociones y de hechos, y eso no es fácil de conseguir. Mi aportación para que lo mejores sería: El titulo no me resulta muy sugerente,quizás podrías pensar en alguno que intrigue más al lector, y sólo decirte que esta frase me resulta confusa:
Puede que tener un poco de miedo porque el tiempo, aunque ella disimule, no pasa en vano.
Pero vamos, nada serio, felicidades y sigue escribiendo. Saludos, nos leemos.
Marazul
30/01/2014 a las 23:49
Muy bueno tu relato y tiene mucho ritmo. Lo mejor para mi es la forma tan personal
Felicidades.
lunaclara
31/01/2014 a las 10:39
Que chulo! Me encanta cómo escribes, con frases cortas y con una gran carga emocional!! Felicidades!!
Ana
03/02/2014 a las 10:24
Me ha encantado, Noe. Es un texto algo extraño al principio, pero rápidamente te metes en la piel del personaje y reconoces muchos de sus sentimientos. Frases como “la vida que apartas de una bofetada ese día de enfado, y que vas a buscar desesperada al terminar la tormenta” son muy expresivas y tienen mucha fuerza. El cambio de actitud cuando la protagonista despierta, con esos sentimientos que la impulsan a levantarse y hacer algo, está muy logrado.
Mi más sincera felicitación.
Emmeline Punkhurst
05/02/2014 a las 19:42
Me ha parecido un relato muy bueno, conciso pero seductor a la vez.
¡Enhorabuena!