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El flujo del tiempo - por Keeper Tom
Apuró el paso al escuchar las doce campanadas. No había luna, y un inesperado apagón dejó aquella parte de la ciudad sin luz; circunstancias que hacían de ese callejón el último lugar al que le gustaría entrar. Pero debía de estar allí a las doce y diez segundos exactos, de otra manera no podría regresar a su hogar.
Utilizaba la luz de la pantalla de su móvil a modo de linterna, pero poco podía hacer el dispositivo para disipar aquella espesa tiniebla. Tropezó con algo, casi cae, maldijo en voz baja; tres segundos. Sintió alivio, estaba cerca del lugar de recogida; dos segundos. Llegó; un segundo. Dejó el maletín en el suelo y sonrió. El suministro eléctrico se reestableció a las doce y diez segundos, pero no le gustó lo que se dibujó frente a él.
-Hola hermanito, siento decirte que han cancelado tu vuelo -dijo un tipo espigado, moreno, vestido con traje de chaqueta.
-¿Tú? ¿Cómo?
Estaba perplejo, tanto que no notó la presencia del enorme hombre que se le acercaba por la espalda hasta que, con un golpe secó en las corvas, lo hizo caer de rodillas. No intentó incorporarse, le bastó una mirada por encima del hombro para entender que sería inútil. Dos tipos gigantescos estaban cruzados de brazos tras él. Miró a su hermano, escupió sin separar los ojos de él.
-Pequeño bastardo -sonrió-, ¿cómo le haces esto a tu hermano mayor?
-Pues -miró a uno de sus secuaces, gesto que bastó para que rompiera filas-, y aunque te duela -el gigante cogió el maletín-, jamás te tuve en demasiada estima -dijo con tono distendido, al tiempo que recibía el maletín-. Verás -se giró hacia unas cajas sobre las que deposito la maleta-, de hermano a hermano -le dedicó una sonrisa cargada de cinismo-, nos ahorraríamos problemas si me dieras la clave para abrirlo. Veo innecesario derramar sangre, ¿no crees?
-¿No tratan de eso las guerras?
-¡Ay! Guerras -soltó en un suspiro-, el ser humano siempre ha batallado. Primero contra la naturaleza, y digamos que ganamos; luego entre nosotros, hay seguimos. Es una dinámica natural, me refiero a sobrevivir, de hecho, de eso tratan las guerras. Que se derrame sangre es algo… colateral. Si el rival se rinde, la sangre sigue dentro de ellos; si decide luchar, sale de ellos.
-Al parecer has pensado bastante sobre el tema.
-No creas. -Parecía estar disfrutando de aquella conversación. Tomó aire y lo soltó de golpe-: Dame la clave.
-No.
-No -susurró, se frotó el mentón, pensativo-. Tu testarudez siempre sacó lo mejor de mí, ¿lo sabías? Podría decir que -hizo un floreo de muñeca- dinamizaba mi creatividad. -Miró al suelo-: La clave.
-No.
-Hermano, hermano. -Chascó la lengua y negó con la cabeza-. Si crees que siendo tan obstinado vas a conseguir detener algo, estás equivocado. La maquinaria lleva años en funcionamiento, y está bien engrasada. Padres contra hijos y hermanos contra hermanos. Estamos inmersos en una enorme guerra civil desde hace décadas, y ahora llegáis a la conclusión de que la mejor opción para acabar con los viajes en el tiempo: ¿pasa por venir al pasado y destruir esta tecnología que va en contra de Dios?
-No es sólo eso, ya lo sabes.
-Te equivocas, no lo sé, mejor dicho, no lo entiendo. No comprendo porque os obstináis en poner barreras a una tecnología que vosotros mismos estáis usando. Hipócritas, eso es lo que sois, unos hipócritas. Acabemos con los viajes en el tiempo, es un poder que sólo Dios debería tener, sí, sí, pero usemos esa tecnología del demonio para acabar con ella. ¿No es eso? -Su hermano guardó silencio-. Ya veo, como siempre sin argumentos. ¿La clave?
-Génesis -dijo en voz baja, con tono derrotado.
-¡Vaya, qué originales!
Se volvió hacia el maletín. Dirigió sus dedos hacia el pequeño panel digital que se disponía en la parte superior e introdujo la contraseña.
-Ha sido un placer volver a verte -dijo el apresado.
Para cuando su hermano comprendió el significado de aquella despedida, ya era demasiado tarde. El crujido de la cerradura desencadenó el principio del fin. Primero consumió el sonido, luego la luz y después a ellos, a los cuatro. El maletín contenía una bomba de vacío, un ingenio bélico capaz de crear, por menos de un segundo, un pequeño agujero negro con la propiedad de absorber todo lo que entrara en su radio de acción; no más de seis metros.
Nada cambió, el fluir del tiempo continuó por el mismo cauce, por su cauce.
Comentarios (4):
Forvetor
28/01/2014 a las 19:41
puede que el texto tenga algunos aspectos técnicos que pulir, yo le echaría un ojo a los diálogos ;), pero en general me ha gustado bastante. el género fantástico no se estila mucho y da gusto leer cositas como esta. a seguir así!
Borja
29/01/2014 a las 11:46
Coincido con el compañero. Alguna falta de ortografía, y formas verbales mal escogidas. Parece frutó del cansancio. Pero la esencia de la historia me gusto. Me recordó
Un poco a la serie fringe.
Bueno, un saludo!!
Eunice
31/01/2014 a las 14:33
Opino lo mismo. La idea para el relato es genial, me ha gustado mucho el final, y siendo fan de la ciencia ficción, creo que es un buen tema, pero se hace difícil de leer por la ortografía y la gramática. Pero bueno, nada que no se pueda arreglar practicando.
Servio Flores
02/02/2014 a las 11:03
Solo los apuntes ya hechos. La historia genial, muy buena. Con un poco de pulido queda perfecta.
Saludos.