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Salvaje melodía de un mal sueño - por Juan F. Valdivia

Web: http://juanfvaldivia.wordpress.com

Apuró el paso al escuchar las doce campanadas. Los tañidos se propagaban por el éter cual nube de tormenta. La melodía salvaje, colosal exabrupto de protocaos emanado del carrillón–volcán, empezaba a cubrir las calles de Ombligo ahuyentando a sus habitantes. Pero CánticoDelAura debía soportar la lluvia caustica: su puesto de amalgamador le obligaba a presentarse en el domo tras cada erupción.
Pero esta vez llegaba tarde. Mientras avanzaba CánticoDelAura intentaba apartar de su mente la pesadilla o visión que había retumbado en su subalma aquel último periodo. Se negaba a calificarla como premonición: no podía admitir que semejante aberración pudiera tejerse. Pero aun así la fantasmagoría había drenado parte de su melodía, obligándole a recorrer ahora las calles dando tumbos. Sus pseudópodos apenas atinaban a modular un paso recto, sus pies tropezando con sus garras y sus manipuladores: sus diapasones y sensorios intentaban acompasar los movimientos, pero con tal esfuerzo que –no tenía la menor duda–llegaría tarde a la cantata.
Los doce tañidos del carrillón se estancaban, calmos y funestos. La lluvia de notas precipitaba conjurando disonancias cada vez más afiladas y rotundas. CánticoDelAura debía llegar al domo antes de que la cacofonía impregnara todo Ombligo: la Melodía del Universo peligraba si los demiurgos no absorbían la caótica materia del carrillón–volcán y él no la destilaba tejiendo con su canción una nueva realidad.
Al fin divisó la torre y, sobre ella, el domo; en él los demiurgos le debían estar aguardando con impaciencia. Corrió hacia las puertas, más fustigado por su sueño de roca, fuego y metal que por la censura de sus compañeros. Ascendió usando una rica escala de tonos, timbres e intensidades. Llegado al pináculo se detuvo un suspiro contemplando la enorme belleza de Ombligo: las melodías de la ciudad, complejas y variadas, delicadas y poderosas, se extendían hasta el infinito.
Bajo el domo esperaba el círculo de los doce, todos nerviosos ante la progresión del estallido volcánico.
–¡La melodía! ¡Rápido! ¡Debemos trenzarla!
–Perdón, pero tuve una…
–¡Explicaciones después! ¡Bebamos! ¡Modulemos!
Y los doce desplegaron sus embudos hacia el éter para absorber los cada vez más densos y rebeldes resquicios de sonoridad. CánticoDelAura se colocó en el centro del corro y extendió sus pseudópodos hacia los demiurgos. Recibía la energía salvaje que estos canalizaban, la purificaba y tejía para así modular una variación de Sinfonía, una nueva melodía–realidad que volcar al multiverso.
–¿Qué ocurre, CánticoDelAura? No exudas Sinfonía.
–No puedo. Estoy cansado. Y aterrado. La visión que tuve…
–Debes modular. Lo sabes: modificar y dejar fluir.
–Pero noto tal quemazón en mi subalma… Lo veo: sólido y estable. Rígido. Estricto. Me devora.
–¡No! Estás cristalizando la energía dentro de ti. ¡Libérate de ella!
Pero CánticoDelAura no podía. Notaba cómo la cacofonía de las campanadas, demasiado macerada y viciada, se clavaba en su esencia. Diamantes de canción desnuda cuajaron en sus pseudópodos, solidificando su bulbo, congelando su subalma. CánticoDelAura perdía la fluidez de su propia melodía. Pero los demiurgos no podían detener el flujo: una vez iniciado el proceso pararlo suponía arriesgarse a generar una inconsistencia en la continuidad de la Canción. Así CánticoDelAura, incapaz de expulsar ese flujo sónico incontrolable, atenazado por el pavor que su visión le provocaba, se fundió con la sonata del carrillón. Las energías confluyeron en su cuerpo hasta que en un momento dado colapsaron en un punto infinitesimal, deslumbrante, denso y cálido que nunca nada antes visto. Los demiurgos, sin más flujos que drenar, observan aterrados el hipercubo que antes fuera CánticoDelAura. Pulsaba con latidos de luz inestable: la Canción parecía pugnar por florecer, pero algo se lo impedía.
–Mirad, hermanos. ¿Qué es eso?
Los doce se acercaron a la singularidad. La energía borboteaba en ella, retorciéndose y enlazándose sin orden alguno. Pero aun así lo vieron: atónitos estudiaron y comprendieron aquella aberración. Debían deshacerse de ella. En un consejo de emergencia –tentáculos conectados, subalmas solapadas– decidieron ¡exilio!: en el multiverso no había lugar para esa depravación. Usando una melodía aséptica y lánguida los doce elevaron aquel grano de imposible densidad y lo catapultaron más allá de los límites de Ombligo, al borde de los dominios de La Voluntad.
–Adiós, CánticoDelAura –murmuraron, tras lo cual regresaron a sus quehaceres tan tristes como espantados. Recordaban los horrores entrevistos en esa aberrante realidad, estricta y cuadriculada (roca, fuego y metal), toda ella normas. Les aterraba su desconcertante luz de velocidad limitada e inmodificable, y aquella norma–lápida rezando que todo mantenía su estado mientras nada lo perturbara.
Un infierno determinista.

Comentarios (10):

Mario DG

28/01/2014 a las 12:45

Bueno me paso por aquí ya que me tocó comentar tu texto y encantado de haberlo hecho.

Te comento algo que ya te dije, me parece que tienes una imaginación desbordante, en el buen sentido, y una forma de desarrollarla muy buena. Lástima que los relatos estén restringidos a 750 palabras (al final a todos se nos quedan pequeñas) porque la historia daría mucho de sí.

Un saludo y enhorabuena.

Wolfdux

28/01/2014 a las 20:37

Hola Juan,

este mes no he recibido un relato tuyo para disfrutarlo y comentarlo. Así que he tenido que buscarlo expresamente. Y como cabría esperar no a sido en vano. Un relato magnífico. Cuando he comenzado a leerlo pensaba que no tenía nada que ver con “La Voluntad” pero al final me he dado cuenta de que este universo tuyo, como ya te dije, da para muuuuucho. ¡Nos seguimos leyendo!

Juan F. Valdivia

29/01/2014 a las 00:20

Hola.

Gracias a los dos por los comentarios. No sé si habréis pasado por mi web, pero en ella ya comento que ese relato me ha costado lo suyo porque no sabía por donde cogerlo: el texto que hacía de desencadenante me llevaba una y otra vez al cuento anterior, lo que me dejaba bloqueado. Bastante que se me ocurrió esa ‘ida de olla’ y me quedó como me quedó.

Me alegra que os haya gustado, y espero que os sigan gustando los siguientes. Como siempre he colgado de mi web los comentarios recibidos y mi respuesta a ellos, por si os pica la curiosidad.

De nuevo muchas gracias y un saludo.

Juan.

DavidRubio

30/01/2014 a las 01:14

¡Derroche de imaginación! Me recordó aquel relato de Ciencia Ficción “Maestro Cantor” de Scott Card. Es increíble la disparidad de historias que pueden salir de una misma frase.
Saludos

Juan F. Valdivia

30/01/2014 a las 01:26

Hola, David.

Debo reconocer que no he leído ‘Maestro cantor’. Es más: Card no entra ni de lejos entre mis autores favoritos; de él me gustan ‘Traición’ y ‘El juego de Ender’, nada más (y leídos hace MUCHOS años, que no sé si ahora me gustarían); el resto de cosas que he leído de él como que no me han agradado mucho…

De todas formas gracias por tus palabras: se agradece. Desde ya estás invitado a leer y comentar otros textos míos en este taller 🙂 Los tienes por aquí, en esta web de Literautas, colgados de los diversos ejercicios, y un par de ellos ‘mejorados’ en mi propia web.

Un saludo.

NHICAP

30/01/2014 a las 17:45

¡Jo macho! como diría un castizo madrileño. Vaya creatividad, un prodigio de imaginación, no solo por la idea, que ya estå bien, pero lo que más valoro es el desarrollo de la trama. Me parece fantástico.
No soy un aficionado a este tipo de relatos pero me ha gustado el tuyo con ese lenguaje tan estridente…
Aprovecha bien tu creatividad y capacidad para este tipo de fábulas.
Saludos

Eloyzinho

30/01/2014 a las 19:05

Tu propuesta es de las más audaces que he visto, y el adjetivo “original” se queda corto. El uso que haces del vocabulario, empleando términos relacionados con la música y el sonido, es bastante acertado, y consigues hacer comprensible un mundo totalmente distinto a lo que estamos acostumbrados.

Formalmente, he apreciado una errata en la palabra “caustica”, que supongo que sería “cáustica” (aunque también podría ser “acústica”, no estoy seguro). Además creo que falta una palabra anterior a la frase “que nunca nada antes visto”, que la explique, ya que la comparación queda truncada.

También unas cuantas redundancias: “pero” se repite dos veces muy seguidas entre el primer y el segundo párrafo; lo mismo vuelve a ocurrir al repetirse de nuevo dos veces muy seguidas justo tras el diálogo con los demiurgos; “aberrante” y “aberración”. También hay un abuso (pienso) al citar tantas veces el nombre del personaje; algo similar ocurre con “pseudópodos” y con “demiurgo”, que se repiten en varias ocasiones.

En cualquier caso, son minucias formales que pueden corregirse con una revisión más atenta.

Resumiendo, me ha gustado bastante el resultado. Buen trabajo 🙂

Juan F. Valdivia

30/01/2014 a las 19:28

Hola, NHICAP y Eloyzinho.

Ante todo muchas gracias por vuestros comentarios. Me alegra que a alguien no aficionado al relato fantástico le haya gustado mi historia, NHICAP. Aunque no lo sepas eso que has dicho supone todo un halago.

Eloyzinho, gracias por resaltar los fallos que has visto 🙂 No voy a negar que en gran parte se deben a tener que hacer y rehacer las frases casi decenas de veces hasta conseguir que todo entre en las condenadas 750 palabras. De tanto reescribir acabo no viendo esas repeticiones. Sin embargo lo del acento en ‘cáustica’ no tiene excusa posible 🙁

Lo dicho, muchas gracias por vuestras palabras.

Un saludo.

Marazul

30/01/2014 a las 23:19

Yo no sé si me ha gustado, pero me lo he leído de cabo a rabo por su originalidad y el vocabulario tan particular que empleas. Creo que me has enganchado. Así que te pienso leer en la próxima
Saludos

Juan F. Valdivia

30/01/2014 a las 23:29

Hola, Marazul.

Me encanta tu comentario XDDDDDDD Si quieres saber un poco más de que va el cuento lo explico (no mucho pero sí algo) en mi web, en http://juanfvaldivia.wordpress.com/2014/01/29/comentarios-a-salvaje-melodia-de-un-mal-sueno/.

De todas maneras me alegra oír que ‘te he enganchado’. Si quieres leer más cosas mías mañana mismo me publican la primera parte de un relato por entregas en la web de Tierra Quebrada. O eso o pasarte por los diversos relatos que he dejado en los últimos ejercicios de Literautas o en mi propia web, que también sirve 😉 Y si lees algún cuento comenta lo que éste te ha parecido, te guste o no, lo adores o te produzca nausea: los comentarios -todos- me alimentan 🙂

Un saludo y muchas gracias por tus palabras,

Juan.

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