Literautas - Tu escuela de escritura

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Y la suerte dio un giro - por Miranda

Cruzo la desvencijada puerta de madera, que daba paso a un corto sendero cubierto de hojarasca, que denotaba el abandono del lugar.
En el bolsillo llevaba el sobre con las instrucciones y las llaves que el notario le había entregado hacia un par de horas esa misma mañana.
Se encontraba en el número 13 de la calle de la Buena Suerte, esperaba que fuera un buen presagio, más por el nombre de la calle que por el número, que no le daba buena espina. Se había vuelto muy supersticioso en los últimos dos años, desde aquel día en que como reportero del periódico local, había cubierto la noticia que implicaba al hijo de aquel abogado famoso en el accidente de una mujer de unos 50 o 60 años, con pinta estrafalaria.
Había sido el último suceso que había cubierto, no le dejaron investigar nada, de hecho se lo prohibieron y al día siguiente de forma fulminante lo habían pasado a la sección de Agenda y Necrológicas, donde se aburría mortalmente.
Tampoco su vida funcionaba a otros niveles: lo había dejado su novia y se sentía tan bloqueado, que como escritor estaba en blanco. Ya hacía tiempo que pensaba que tenía “mal de ojo”, aunque no sabía muy bien en qué consistía tal cosa.
Subió los tres escalones del porche y saco la llave para abrir la pesada puerta de madera, de aquella pequeña casa, en lo primero que se fijo fue en la herradura, realmente vieja, (esas eran las buenas, decían los que entendían de supersticiones, porque habían recorrido muchos caminos y sabían mucho de la vida). Esperaba que le mandase los mensajes correctos, no sabia qué demonios hacia allí.
Saco el papel de las instrucciones:
– Corra las cortinas y suba las persianas – lo hizo y la luz del mediodía ilumino una amplia estancia que prácticamente ocupaba toda la planta baja, con muebles de estilo clásico de buena calidad, mesas y altares, en todos los rincones..y una cosa que le resulto curiosa, en todas las paredes había marcos de madera de gran calidad, que lo único que enmarcaban eran listones de otras maderas, desde luego podía “tocar madera”, se encontrara en el lugar que se encontrara dentro de la casa.
Lo primero que vio al fondo, fue un gran retrato, parecía recordarle a alguien, de repente reconoció a la estrafalaria mujer del accidente.
Así que era ella, quien le había dejado aquella herencia.
No entendía nada.
– Abra el secreter que se encuentra en la derecha – era la segunda instrucción- allí encontrara todo lo que precisa.
Encontró en primer lugar una cajita con una vela blanca, un folio también blanco, unas hojas de laurel y una pluma de plata junto a una moneda de oro
Las instrucciones decían: Enciende la vela, coloca el papel (en el que habrás escrito el deseo que quieres conseguir, con la pluma de plata) frente a la vela y sobre el papel coloca las hojas de laurel y la moneda de oro. Pon las manos sobre los objetos con las palmas hacia abajo y visualízate desempeñando lo que anhelas, mientras rezas esa oración con la que me confortabas en el accidente.
También encontró un sobre con una pequeña llave, en la que le indicaban que en el mismo secreter, en el segundo cajón de la derecha, encontraría un pequeño cofre con un candado y que al abrirlo le cambiaria la vida.
Después de seguir las indicaciones del ritual, cogió la llave y abrió el pequeño baúl, lo que contenía era un libro en blanco, excepto por la primera y por la última frase. Se quedo asombrado, se dio cuenta que el destino le acababa de dar todo lo que necesitaba, una casa en un lugar apartado, suficiente dinero para poder mantenerse haciendo lo que quería y una idea sobre la que escribir. Se sentía absolutamente desbloqueado, ahora mismo se iba a poner a escribir como si él estuviera en otra dimensión, viendo a aquel humano, hacer tonterías, cogió la pluma de plata y comenzó a escribir. El gato negro se había subido al alfeizar de la ventana a observarlo. ¿Aquel gato sería la antigua dueña observándolo a él desde el más allá?. Le giñó un ojo, por si acaso, y se puso a escribir. El destino había cambiado de rumbo. Por delante había un mundo en el que realizar cosas, en el que disfrutar y en el que creer. Acababa de empezar su futur

Ccomentarios (1):

forvetor

16/03/2014 a las 22:12

hola Miranda,

me atrevería a decir que este texto también lo escribiste bastante rápido 😉 … porque como el de la escena 12 tiene una parte central (aquí más cercana al final) en la que te lías a dar datos muy de seguido, sin dar tregua al lector para asimilarlos.

la historia en sí me gusta, el ajuste kármico con casa del misterio y escritor de por medio me resulta súper atractivo, pero quizá requiera algo más de claridad y detenimiento en los detalles de la casa y la situación para disfrutarlo más.

lo que le puedo achacar a este texto no es más que falta de práctica. ánimo y al toro!! 😉

un saludo,
Sergio Mesa / forvetor
http://miesquinadelring.wordpress.com/

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