Literautas - Tu escuela de escritura

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Te invito a mi recama ¿vienes? - por LuisAngel

Te invito a mi recámara, ¿vienes?
¡Quítenmelo! ¡Quítenmelo! Por favor, no lo soporto. ¡Tengan piedad de mí!
Era completamente negro, obscuro, sin una sola manchita; hasta sus ojos eran del mismo color. Rogelio seguía luchando con el gatito. Encaramado en su pecho lo único que quería era jugar con Rogelio. El inocente animalito creía que los gritos de su dueño eran parte de un juego; siempre había sido así.
Sin embargo esta vez las cosas eran distintas. Después de leer aquel libro, pues como escritor sentía la necesidad de hacerlo con cierta frecuencia, se convenció que a partir de este día las supersticiones formarían parte de su vida.
Cuando mas sufrió fue aquella vez que cenando con su novia en uno de los mejores restaurantes; ella, sin querer, había derramado el salero sobre la mesa; tembloroso no hallaba como explicarle que el haber lanzado una pizca de sal sobre su hombro izquierdo, evitaría que perdiera al menos su amistad. Y es que ¡la quería tanto! que el solo hecho de perderla aunque fuera como amiga, le horrorizaba.
Pero las cosas no pararon ahí. Al pendiente de lo que sucedía se percató que después de cortarlo, ella colocó el pan boca abajo. Sin pensarlo dos veces, Rogelio lo tomó con tanto descuido que cayó al suelo. Rápidamente lo levantó, lo besó y después de hacer tres cruces, ante el azoro de Rebeca le comentó. Es que hay que alejar las desgracias, sabes, lo que ha sucedido es una ofensa al Cuerpo de Cristo.
Qué te parece si brindamos por nuestro amor, querido. Me parece excelente idea, le dijo, tomando del recipiente la botella de champán que ex profeso le había solicitado al mesero. La tomó entre sus manos, y la vertió todavía un poco nervioso en la copa de ella. Pero al hacerlo en la suya, derramó un poco, tal vez unas gotas, suficiente para que considerara necesario tomar un poco con la punta de los dedos y colocárselo sobre el lóbulo de la oreja. Rebeca no soportó más. ¡Me quieres explicar qué te pasa! Porque tantos desfiguros, que te sucede. Es que, leí un libro y…. bueno luego te lo explico, por ahora disfrutemos de nuestra cena.

Llegaron a su apartamento. Ella había aceptado ir con él, -tal vez fue la bebida, pensó- de otra forma no hubiera venido. Quitó el candado de la puerta de entrada y al querer entrar tropezó con el pie izquierdo. ¡Noooo! Gritó, no puede ser, porque no fue con el derecho, Dios Santo, ahora que voy a hacer. Después del susto, Rebeca, le reclamó su proceder. Perdón dijo él, no volverá a suceder mi amor, discúlpame.
Antes de entrar tocó la parte superior derecha de la puerta tres veces. Rozó con su mano izquierda la corona de perejil que la adornaba, al tiempo que le decía. Mi amor, esto lo hago por nuestro bien, ¿me entiendes? Está bien dijo ella.
Para que te escupes la mano, es que es de buena suerte, dijo él. Pues si será, pero…. Ya te lo iré explicando, de acuerdo. Entraron al apartamento, no sin antes de ver que él llevaba dos dedos cruzados por la espalda.
Se sentaron en el sofá de la sala todavía bajo los efectos del champaña. De pronto, se dio cuenta de la situación. Era la primera vez que ella estaba a solas con él y en su apartamento. Volteó a verla sólo para darse cuenta que se veía tan hermosa, tan atractiva. Su sonrisa era tan insinuante. Por fin se animó, que te parece si pasamos a mi recamara, le insinuó.
Mira Rogelio, me gustas mucho, pero sabes porque no acepto tu proposición, comentó un tanto mareada aún. En primer lugar me di cuenta que no tienes jardín, por lo que no podremos conseguir un trébol de 4 hojas; ya me dijiste que no cuentas con una pata de conejo; hace un instante que bostezaste, no te tapaste la boca; veo que la escoba detrás de aquella puerta no está colocada al revés y le falta la herradura; no tienes cactus en las ventanas y como sabes esta planta aleja el mal de la casa. Hace un rato antes de entrar, vi una rata cruzando nuestro camino; traes una pestaña caída y recuerda que el Diablo las colecciona y para colmo, sabes qué día es hoy: Martes trece. Gracias por la cena Rogelio. Adiós le dijo, dando un estruendoso portazo.
LuIsAngel
Mexicali, B. C. diciembre 3 de 2013

Comentarios (3):

Martina

29/12/2013 a las 09:33

Abusas del punto y la coma, realizando frases super largas. El lector se puede perder. Lo digo por el último párrafo.Faltan algunas comas.
Por lo demás, ejercicio bien realizado.
Enhorabuena.
P.D. Gracias por comentar mi relato y darme tu opinión.

Nancy Eliana

29/12/2013 a las 20:08

¡Bien Luis Angel! buen texto. Lograste articular todo lo que pedía la escena. A mi se me hizo difícil. casi no participo, pero luego lo hice. Bien por ti. ¡Felicidades!

Eloyzinho

03/01/2014 a las 13:46

No había leído tu relato.

En general me ha gustado. Veo algunos pequeños defectos de estilo, pero nada que no se pueda corregir con la práctica, y con revisiones más atentas.

Como apunte, lo de los puntos y coma del último párrafo, yo no lo veo mal. Lo que me resulta algo confuso es el inicio del relato (la escena con el gatito negro), ya que parece que es posterior a todo el episodio con su novia, quizás debido al uso de los tiempos verbales.

Buen trabajo. Es un buen relato, y creo que irás mejorando el estilo en los meses sucesivos 🙂

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