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Una ilusión, una esperanza.... - por Selyse
Los copos no dejaban de caer aquella mañana de finales de Diciembre. La nieve cubría cada rincón de Vellón, un pequeño pueblo español, volviéndolo todo de un blanco intenso. La luz del sol se refractaba con tanta fuerza que los niños debían cubrirse los ojos con las manos, enguantadas para protegerlas del frío. Al salir, casi todos, se quedaban cegados por la luminosidad. Sin embargo, ningún niño permanecía dentro. La nieve no era muy común al Sur de España y había que disfrutarla.
Muñecos de nieve adornaban las calles del pueblo. Cada uno había sido construido de forma muy distinta. Algunos tenían nariz de zanahoria y ojos de botón; otros habían usado palos y piedras para construir sus caras, pero, ninguno se olvidó de dibujar en cada uno de ellos una gran sonrisa. Después de todo, era Navidad. Una época llena de alegría, esperanza e incluso magia. Sí, y digo magia, porque los niños no eran los únicos que se divertían en esas fechas. Los muñecos de nieve disfrutaban jugando con ellos; a ser piratas, guerreros e incluso monstruos. Ese día todo el mundo era feliz. O quizás, no todo el mundo.
En un rincón, alejado de los demás, había un diminuto muñeco de nieve. Estaba inmóvil, como el resto de los suyos, viendo la felicidad en el rostro de los niños que jugaban con sus compañeros de nieve. Y él quería. No, él no quería. Él, deseaba lo mismo. Pero, nadie lo veía. Su creador, un niño como cualquier otro, le había abandonado.
Olvidado entre los arbustos de uno de los jardines, el diminuto muñeco, recordaba los mejores días de su vida. Cuando aún jugaban con él, ¡Cuanto echaba de menos aquello!; si al menos pudiera moverse, salir de aquel lugar y acercarse a ellos lo suficiente….
Primer intento……nada
Segundo intento……nada
Tercer intento……nada
Imposible. Nunca saldría de allí. Nadie le recordaría. Su única opción era quedarse ahí, estático, separado del resto. Viendo como sus días pasaban….
-¡Eh, mirad lo que he encontrado!-El diminuto muñeco, asustado por el grito, se tensó.
¡No sabía que estaba pasando!; alguien le agarró con cuidado y lo levantó, separándolo del frío suelo donde llevaba inerte varias semanas.
-¿Qué es?-oyó que decía otro niño.
-¡Es una monada!
-¿Dónde lo has encontrado?
-¡Ey, ey!-dijo el chico que lo tenía en brazos.- ¡Que lo he encontrado yo! -añadió mientras apartaba varias de las manos que atosigaban al muñeco.- Creo que me lo llevaré a casa.
-¿A casa?-dijo una niña.
-Sí, a casa – contestó mientras levantaba una ceja como si fuera lo más obvio- Te llamaré… Hulk.
-¿Hulk?
-Sí.
-Pero, si es enano.
-¿Y qué?- miró fastidiado a la misma chica,para después volver a posar sus ojos sobre el diminuto muñeco de nieve -¿Te gusta, Hulk?
Hulk. No tenía ni idea de si le gustaba o no aquel nombre, ni de lo que significaba, pero daba igual. Al fin le habían encontrado.
Y así, el solitario y triste muñeco llamado Hulk, vio cómo la vida continuaba para él. En brazos de aquel niño, Hulk, se dio cuenta de cuan afortunado era. Porque no estaba sólo, ya no. Y lo mejor de todo, ahora tenía una ilusión, una esperanza… una nueva vida.
Comentarios (4):
Cibeles
29/11/2013 a las 19:13
Es muy lindo! La idea es original, y está bien escrito, me gustó mucho
Selyse
30/11/2013 a las 00:40
Me alegro de que te haya gustado Cibeles.
Muchas gracias por comentar.
🙂
Constanza
05/12/2013 a las 23:35
Es muy dulce, Selyse. Lástima que tenga que ser tan cortito.
selyse
08/12/2013 a las 01:25
Muchas gracias Constanza!!!
Pues sí, a veces es complicado escribir algo con tan pocas palabras… 🙂