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un nuevo despertar - por Abelino
Abro los ojos. Me cuesta enfocar, pero lo que veo parece ser una habitación de hospital. ¿Por qué estoy aquí? Miro por la ventana, debe ser mediodía. Una enfermera
nota que he abierto los ojos y me pregunta si puedo oírla. Su voz suena muy distante, pero asiento con la cabeza. Intento asentir con la cabeza… pero me resulta
imposible moverla. Lo intento una vez más. No lo consigo. Se aleja y al rato llega el doctor. Se aproxima a mí, me ilumina las pupilas con la linterna y me ciega
durante unos segundos. Se le escucha "Bien, responde a los estímulos visuales". Me dice "Presta atención: un pestañeo igual a sí, dos pestañeos igual a no.
¿Entendiste?" Pestañeo una vez. "¿Sientes algo?" mientras me pellizca en brazos y piernas. Pestañeo dos veces. "¿Recuerdas cómo has llegado aquí?" Pestañeo dos veces.
"¿Sabes dónde vives?" Pestañeo dos veces de nuevo. "¿Recuerdas cómo te llamas?" Vuelvo a pestañear dos veces. "Señor García, quiero que usted sepa que ha sufrido un
accidente de tráfico. Ha perdido una pierna, la mano, movilidad en todo el cuerpo y sufre amnesia postraumática."
Sale el doctor y deja entrar a una mujer en la habitación. Debe tener unos treinta y pocos, pelo largo rizado, mediana estatura y hace mala cara, con unas ojeras
marcadas y los ojos rojos de haber llorado. Se acerca con mucha delicadeza a mi cama, como intentando no hacerme daño. Me mira a la cara y dice "¿Te acuerdas de mí?
Soy yo, Clara." mientras veo cómo me acaricia la mejilla con la mano. La miro y pestañeo dos veces. Rompe a llorar sobre mi torso. Reincorpora la cabeza, vuelve a
mirarme y con voz entrecortada consigue pronunciar "Te quiero." Cierro los ojos y dejo pasar el tiempo. Quiero que cuando los vuelva a abrir ya no esté ahí.
Vuelvo a abrir los ojos.
No hay nadie.
Cierro los ojos y me sumerjo en un sueño. Estoy en una jaula para pájaros. Hay dos contenedores, uno con comida y otro con agua. Salto hasta ellos y consigo saciarme.
Pero quiero escapar de aquí, no puedo dejar que me estén alimentando toda la vida. La puerta se halla cerrada y lejos. Me doy cuenta de que ya no puedo moverme, mis
piernas no funcionan y mis brazos tampoco. Intento gritar, pero ni siquiera tengo boca para hacerlo. La vida no se puede acabar así, siempre hay esperanza y
posibilidades para seguir. Veo como la puerta se empieza a abrir, al tiempo que me empiezan a crecer unas alas. Echo a volar y escapo de la jaula.
Vuelvo a despertarme. Vuelvo a estar atrapado en mi cuerpo. Quiero volver a soñar, quiero volver a sentirme vivo. Miro alrededor y veo un equipo de médicos que
discuten mientras señalan radiografías y distintas partes de mi cuerpo, como si se tratase de un consejo de guerra que se dispone a abalanzarse sobre el enemigo.
Después de mucho discutir, me dicen que me operarán para intentar recuperar las funciones perdidas. La cirugía será larga y peligrosa, y no prometen una mejora. No
puedo negarme, claro, pero… ¿qué tipo de vida me espera si fracasan? ¿Me pasaría así el resto de mi vida? ¿Se puede llegar a tener una vida digna en este estado?
Echo una ojeada a mi cuerpo. Me falta la pierna izquierda y la mano derecha. Y tengo vendas por casi todo el resto. ¿Cuánto tiempo he estado en coma? ¿Por qué solo una
persona ha venido a verme? ¿No tengo familiares ni amigos? ¿Cómo ha sido el accidente? Tengo demasiadas preguntas, pero ni siquiera soy capaz de formularlas.
Creo que la muerte sería la salida más digna que podría tener ahora mismo. No quiero pasar el resto de mi vida en un asilo recibiendo cuidados especiales. Que me
cambien de pañales dos veces al día y que me laven para evitar la formación de llagas. A eso no se le puede llamar vida. A eso no se le puede llamar seguir, tan solo
seguir respirando…
Al despertarme a la mañana siguiente no consigo recordar mi sueño. Una enfermera me dice que me van a llevar al quirófano. Sigo sin lograr recordar nada anterior al
accidente. Me fijo en la ventana. Un pájaro negro se posa en ella unos segundos, los suficientes para coger fuerzas y despegar de nuevo. Una parte de mí también quiere
coger impulso y ponerse a volar.
Ccomentarios (1):
Sofía
01/12/2013 a las 00:14
Me parece una historia muy buena. Me alegro de haberla leído.
Saludos 🙂