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Cartas al miedo: el sonido de la quietud - por Ana Delicado
La quietud del cuerpo tiene un sonido. Trescientos sesenta y cinco días no son suficientes para olvidarlo y mucho menos para dejar de oírlo y sentirlo. Cierro los ojos y todo vuelve y al mismo tiempo, todo se va.
La quietud del cuerpo tiene el chirriar de la puerta de entrada del bloque donde vivíamos. Aún recuerdo aquella portada negra de hierro, con esos barrotes anchos que protegían los cristales. Al final del día, la publicidad rebosaba por ellos y caía al casi inexistente pollo de mármol.
Las hojas poco engrasadas gruñían y entonces…entonces todo se quedaba quieto. El corazón se congelaba y dejaba de bombear sangre. Todo se volvía seco e inerte. Mi cabeza no podía pensar y por lo tanto mis piernas, manos, brazos, dedos: paraban en seco. Daba igual lo que estuviera haciendo. A veces me comparaba con los coches que circulaban por una de las avenidas de la ciudad donde vivíamos, ¿te acuerdas?. Iban rápido, ¡rapidísimo! Pero cuando llegaban a uno de los cientos de semáforos que bailoteaban peligrosamente, por el fuerte viento que casi siempre los acompañaba, paraban de golpe.
Veintiún escalones daban una pequeña tregua. Por una milésima de segundo sentía un pequeño bombeo, una chispita de electricidad que ponía en funcionamiento una sinapsis que traía el recuerdo de aquella miraba dulce, aquel café nervioso, el negro de las olas nocturnas, el brillo de tus ojos claros al mirarme. Recuerdos que daban lugar a una diminuta inspiración que hasta este preciso momento, siempre devolvía su correspondiente espiración.
Pero tu fría llave entraba por la cerradura y mi alma salía de nuevo. Creo que nada en este mundo puede moverse sin alma y creo que no hay nada ni nadie que pudiera estar más inmóvil que yo en aquél momento del día, en el que tú regresabas y mi movimiento y mi vida desaparecían.
Trescientos sesenta y cinco días después, y por mucho que me haya esforzado en intentar reproducir y mostrar ese chirrido a los demás, sigo oyéndolo solo yo. Es lo que tienen las manipulaciones y los insultos, ¡no dejan marcas en la cara!. ¡Es el problema de que tus golpes en las paredes y tus chantajes emocionales no aparezcan en una radiografía!.
Al terminar de escribirte, posiblemente vuelva a respirar, vuelva a bombear, vuelva a emocionarme y a ser aquella persona alegre y confiada que fui. Posiblemente.
Comentarios (11):
antón
28/11/2013 a las 20:27
Gracias.
Ana Delicado
29/11/2013 a las 10:08
Gracias a ti por leerme. Gracias a este maravilloso proyecto que nos da la oportunidad de mostrar lo que somos capaces de dar. Un saludo enorme a todos.
Eunice
29/11/2013 a las 12:02
Una narración y un vocabulario impecable. ¡Felicidades!
Ana Delicado
29/11/2013 a las 17:50
Muchas gracias!! Un saludo!!
marazul
01/12/2013 a las 11:41
Me ha gustado mucho el enfoque que has dado al relato. Es diferente e ingenioso. ¡Muy bueno!
Ana Delicado
01/12/2013 a las 11:46
Muchas gracias por tu buen comentario!!! Un besis!!
Anna
01/12/2013 a las 23:24
Vengo de leer el relato de M.H.Heels y al ver tu comentario no he podido hacer otra cosa que pasarme a leer el tuyo. Realmente notables ambos enfoques sobre un mismo tema. Me gusta mucho tu relato, como has trasformado esos minutos desde que se oye el golpe de la puerta de la finca hasta que él entra en la casa, en una metáfora que hace que entendamos todo el horror que paraliza a esa mujer. Muy sutil y muy bien narrado. Felicidades!
Ana Delicado
02/12/2013 a las 14:52
Muchas gracias. Estoy esperando ansiosa un tema del taller que me pueda traer a esta historia de nuevo y contar un/el final. Gracias por leerme.
Aurora
04/12/2013 a las 16:12
Es duro, un texto, por desgracia, muy de moda por su tema, pero no así por su forma de explicarlo. Nunca leí nada que estuviera tan cerca de la sensación real de mujeres como tu protagonista. Brutal y a la vez delicado, me alegro de que ella esté saliendo del bache y espero ansiosa esa parte que prometes con el final. Enhorabuena.
Ana Delicado
04/12/2013 a las 18:36
Pues sí Aurora, es una verdadera pena que pase y que desgraciadamente sigamos estando tan ciegos con respeto al tema. El tema de este mes no da mucho juego para seguir con el relato, pero en cuanto cuadre un poco no dudéis que estará. Un saludo enorme y muchísimas gracias.
Servio Flores
08/12/2013 a las 06:03
Que buena narracion. Un buen tratamiento de un tema no tanto sencillo. Saludos