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El accidente - por Nana Muriana
Decidí visitar a la bruja. Él me había hablado muchas veces de ella. La había descrito como una mujer atractiva, de largos y negros cabellos, ojos grandes, gruesos labios. Cuando me lo dijo pensé “no podía ser de otra manera” pero he de confesar que sentí celos. En sus ojos podía ver la emoción que esa bruja despertaba en él. “Yo no creo en las brujas” le dije “Eso es porque aún no conoces a esta” me respondió él. Intentaba disimular su admiración. “Parece que te va a comer con esa gran boca” dijo, “no creo que te importara demasiado” me escuché decir con rabia contenida.
Cuando era pequeña solía imaginar que las brujas vivían en grandes casas deshabitadas, ruinosas, a las que se accedía por un largo camino de plantas muertas. Lo creía hasta tal punto que al ver la dirección me dio pena. Esta bruja vivía en el centro de la ciudad, en el 5º piso de una calle cualquiera. El distendido ambiente de la calle no propiciaba el misterio que se siente al saber que vas a ver a una bruja. “Tuvo que ser aquí” pensé mirando a la carretera “¿Porqué viniste?”. Sentí nauseas. Me dí la vuelta y miré al frente, allí estaba su portal, con un cartel indicando su nombre y atributos de brujería. Sabía venderse. Llamé al timbre, subí, entré en su casa. Todas las ventanas estaban cerradas, la tenue luz vacilaba en la llama de las velas. Ella estaba allí, sentada con aire felino, mirándome. Era tal como me la describió él, más exitante aún de lo que la había imaginado. Un nudo se me encogió en el estómago “¿Le gustaría ella?” Se levantó y me cogió de las manos. “Tú sabes de sobra quién le gusta” dijo adivinando mis pensamientos. “Ojalá lo supiera” pensé. Sin soltarme me llevó hasta una mesa redonda situada a un lado del salón. Era demasiado atractiva, seguro que se había fijado en ella. No soltaba mis manos, me estaba agobiando. “Sabía que vendrías, has tardado mucho, él me solía hablar de tí”. Mis manos en las suyas, apretadas, asfixiantes. “Necesito saberlo. Tengo entendido que pasa mucho tiempo aquí” dije en un tono algo insolente. Los carnosos labios de la bruja parecieron entristecerse. “Es normal” me dijo “sólo yo puedo comunicarme con él. Pregunta mucho por tí pero como no has querido venir a verme hasta ahora no he podido transmitirte sus mensajes” sus ojos intentando comprenderme, como si ella fuera capaz de entender si acaso una mínima parte de mi dolor. “Es atractiva, seguro que le gusta”.
Aquella noche, cuando él regresaba de verla, todo se perdió en un instante, en un chasquido de dedos, todo se convirtió en nada. ¿Lo habría hecho para ser libre de verla, de comunicarse con ella, sin miedo a ser juzgado por mi? Dudaba de que sólo hubiera sido un accidente, él, que era tan prudente. ¿Porqué seguía viniendo a verla? Su sombría cara, su hermosa y sombría cara mirándome con compasión. “Él te quiere. Yo no puedo devolvértelo pero piensa que cuando alguien muere su amor queda intacto, detenido en ese punto, por toda la eternidad”.
Comentarios (8):
Luciano
28/10/2013 a las 14:20
a we, genial, me encanto jaja, y tenia menos expectativas que la chica en ver la bruja, valio la pena leer este texto!!! Muy bello! 🙂
Marier
28/10/2013 a las 18:45
Superó mis expectativas.
La frase de oro es : “….cuando alguien muere su amor queda intacto, detenido en ese punto, por toda la eternidad”.
maria Josefa
28/10/2013 a las 21:35
Me encanta “cuando alquien muere su amor queda intacto , detenido
en punto,por toda la eternidad”en ese punto descubre la trama del cuento.. muy bueno…
Servio Flores
30/10/2013 a las 04:40
Que buen cuento!
Se lee de pasada.
Felicidades!
Cibeles
31/10/2013 a las 19:20
Muy bello, el final es precioso.
Olaya
02/11/2013 a las 10:27
Una historia que engancha hasta el final. Me ha encantado
anilus
10/11/2013 a las 20:38
Es una historia exquisita, hasta el final. felcitaciones
Nana Muriana
12/11/2013 a las 23:36
¡Muchas gracias por los comentarios! Esta es la primera vez que me presento al taller y me he llevado una gran alegría al leerlos.
Un abrazo a todos