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Die Hexe - por Eunice
Web: http://kimerasdelfuturo.blogspot.com
Decidí visitar a “La Bruja”. Sabía que era lo único que me ayudaría. Sonreí pensando en su nombre, no podía ser más acertado. Mis pasos, rápidos, me acercaban cada vez más a ella, mientras pensaba en cuales serían mis palabras exactas. Debía meditar bien cada una de ellas. Sólo con un error descubriría el propósito de mi visita. Pero ¿acaso no concedía a otros cosas peores?
Paré al llegar a la gran puerta de metal. La crucé con cautela y miré a mi alrededor. Allí estaba, “La Bruja”, la máquina más grande e inteligente que el hombre había construido. Un mundo lleno de posibilidades, todas las opciones al alcance de la mano. Con una sola petición, aquella máquina hacía realidad lo que necesitabas. ¿Tenías un sueño que querías cumplir? Allí estaba ella, proporcionándote lo necesario para cumplirlo. Cualquier artilugio inventado o sin inventar salía de sus entrañas para concederte tus deseos. Era tan fascinante y tan incomprensible que parecía que se trataba de brujería, “La Bruja”, haciéndolo todo posible. Pero no siempre eran cosas tan nobles las que ayudaba a conseguir.
Todo el mundo tenía sueños, pero no todo el mundo era bueno. Los sueños de unos eran la pesadilla de otros. “La Bruja” no diferenciaba entre el bien y el mal, lo que era correcto y lo que no. Cualquier persona que solicitaba su ayuda recibía algo a cambio. Sin preguntas, sin una valoración sobre el propósito y la repercusión de su petición. “La Bruja” era el invento más dañino y monstruoso creado por el hombre, puesto a disposición de todo el mundo, haciendo de la Tierra un lugar peor del que ya era. Pero ahora, necesitaba su ayuda.
La estancia estaba vacía. Internet y otros medios facilitaban la comunicación con ella sin tener que estar allí presente. Sin embargo, mi petición requería ir en persona. Estaba nervioso. Necesitaba terminar cuanto antes.
– Hola – pronuncié en voz alta pensando que no recibiría respuesta.
– Bienvenido, tome asiento.
Su voz metálica me hizo sentir escalofríos. Me senté en un cómodo sillón situado cerca del centro de la habitación. El resto de asientos vacíos, que formaban un círculo con el mío, me observaban acusadores.
– Formule su petición.
– Yo… – Las palabras no me salían. Todas aquellas frases coherentes y estudiadas que había ideado por el camino se habían esfumado – Necesito algo.
– Todo lo que necesite puedo conseguirlo. Formule su petición.
– Necesito una máquina del tiempo.
Lo solté sin más. Todavía esperaba que me preguntara porqué. Estaba expectante aguardando una negativa por su parte. Nunca se había fabricado una máquina del tiempo.
– Máquina del tiempo. Tiempo estimado de fabricación 720 minutos. Espere por favor.
Quedaba confirmado, no había nada que no pudiera hacer. Nada quedaba fuera de su alcance. Esperé las largas horas, hasta que la máquina salió a través de una cinta transportadora. Esa sería su última creación. No podía permitir que “La Bruja” siguiera existiendo. Me adentré en la máquina del tiempo y pensé en todo el mal que había causado. Sonreí satisfecho mientras pulsaba los botones que me llevarían a un pasado que podía cambiar. Al regresar, ella ya no estaría allí.
Comentarios (5):
lunaclara
28/10/2013 a las 23:19
Genial! Que divertido! Tienes una gran imaginacion. Es una gran historia, digna de ser continuada. Te deja con ganas de saber mas. Felicidades!
Enrique
30/10/2013 a las 08:23
Muy bueno, como dice lunaclara te quedas con ganas de saber la continuación. Enhorabuena.
Aurora
30/10/2013 a las 15:57
REalmente bueno, me encanta todo de principio a fin. Enhorabuena.
Abbey
02/11/2013 a las 18:32
¡Qué bueno!. De todos los que he leído este mes el más original de largo. Una idea estupenda la de “maquinizar” a la bruja. Me ha encantado. Enhorabuena
Eunice
03/11/2013 a las 18:27
Muchas gracias por vuestros comentarios!!