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Desgarrador - por Gastón
Ese olor, esa oscuridad rojiza, ese asfixiante calor, me hacían muy difícil disimular una mueca de desagrado.
Sin embargo, él parecía completamente cómodo. Su sombra me miraba fijamente, allí sentado, en su viejo sofá, con una sonrisa seguramente desgastada.
–Entonces, ¿cuál de todos es?
Inclinó su cabeza ligeramente, abriendo al parecer su boca aún más, en una mueca descontrolada. Guardó un largo silencio.
–Mira, no tengo tiempo, dime de una maldita vez, ¿cuál de todos estos sucios libros es?
–Toma asiento.
Su voz sonó ronca, pero firme, casi solemne debido al eco que despertó. Recorrí con la mirada la gran habitación buscando algún lugar donde sentarme, pero solo habían altas pilas de libros deslucidos, todos al parecer con tapas color carmesí.
Fastidiado, decidí sentarme frente a él, sobre una columna no tan alta de libros gordos. Después de todo, él merecía mi respeto, y realmente no tenía verdadera prisa.
–Así que, –Comenzó a decir lentamente, balanceando rítmicamente la cabeza, dibujando la silueta de su rostro con la poca luz que había en la habitación– supongo que tú debes ser…
–Sabes quién soy, no necesitas suponer nada.
–Supongo que vienes por el libro. –Continuó impasible– Es realmente algo curioso, como algo así puede despertar tantas… pasiones…
– Mira, tú sabes de que se trata todo esto, todos apreciamos lo que hiciste, pero tu tiempo ya ha pasado.
– Sí, lo sé, lo sé, lo he visto claramente desde hace mucho tiempo. Los días que me quedan no son muchos, el año que viene, tal vez, sea el último que vea.
Sonreía, podía ver el destello de sus dientes. Jugueteaba encorvado, tímidamente, con lo que parecía un bastón largo y delgado. Me dio pena, al parecer estaba realmente peor de lo que todos creíamos. ¿Sería acaso ese mi destino? Soledad y olvido como compañeras de espera a la muerte.
– ¿Sabes? eh visto muchas cosas, cosas que quizás no quisiera haber visto nunca…, sinceramente espero que tú no pases por lo mismo, pero en este trabajo se puede esperar de todo.
– Sí, se tu historia, pero ahora por favor, no alarguemos esto inútilmente, dime cuál de todos estos es el libro.
– ¡El libro!, ¡el libro!, ¡es todo lo que saben decir! –Gritó con tanto desgarro y furia, que parecía imposible que fuera él– No tienen la menor idea de lo que es, pero lo nombran todo el tiempo. –dijo, clavando sus largas uñas en el sofá– ¡Estúpido!, no lo entiendes, ¿verdad?, no se trata del libro, no estás aquí por el libro, te enviaron porque…
Tuve miedo. Por un momento no me pareció humano.
Calló una vez más.
Finalmente respiré profundamente ese asqueroso aire pesado, diciéndome a mí mismo que lo mejor era acabar de una vez todo este asunto. Me levanté, y me deslicé decididamente entre las columnas de libros, hasta llegar a la ventana detrás de su sofá. Con rabia y desesperación corrí las pesadas cortinas rojas, y empujé las ventanas.
La briza de viento cálido, y la luz clarísima del día, me trajeron nuevamente a la realidad.
– Mira viejo, –Le decía con vos amigable mientras volvía a mi asiento– entiendo que estés cansado, has cumplido tu deber por tantos años…, pero ahora no tiene sentido, tú los sabes.
Nuevamente sentado en mi pila de libros, levante la cabeza para verlo. Allí estaba sentado con la cabeza gacha, con su abierta camisa blanca llena de cortas líneas rojas muy rectas, pero no solo allí; las tenía en todas partes, lineas en sus manos, en su pecho, en su rostro.
Rojas, rojo carmesí, rojo sangre.
Alzó la cabeza, y cuando levantó los párpados rasgados, vi que sus cortes habían llegado más allá, habían llegado a aquellos ojos ahora irreconocibles.
– Puedes empezar a buscar tu libro hijo, es uno de todos esos, –murmulló, sin dar mucha importancia a lo que decía– todos están llenos de palabras necias. Llenos de páginas desgarradoras.
Comentarios (4):
lunaclara
28/06/2013 a las 22:10
Vaya, vaya. Narras muy bien. Introduces al lector en la escena, y no das toda la informacion al principio. Eso es un recurso que yo tambien uso y ayuda a mantener la atencion y el interes por seguir leyendo.
Me ha impresionado la descripcion que haces del hombre del sillon, guardian de todos esos libros. Interesante personaje.
El final no me gusta mucho. Nos dejas con la miel en los labios! Y no cuadra con el ritmo de la narracion. Creo que se merecia un final mas redondo. Por cierto, que casualidad! En mi relato tambien hay pilas de libros en el suelo… Felicidades!
Servio
28/06/2013 a las 22:44
Muy buena ambientación, que nievel de descripción. Entiendo la limitante de palabras y quizá eso le quite emoción al final.
A seguir para adelante.
Jose Torma
02/07/2013 a las 18:46
Me quede con las ganas de saber mas. Definitivamente un relato atrapante, fluido. Mil diferentes ideas se iban formando en mi cabeza de lo que pudiera ser el viejo, el libro…. creo tambien que por la limitante de las 750 palabras impidio que fuera un relato mas redondo.. aun asi me gusto mucho.
Felicidades
Gastón
02/09/2013 a las 01:05
Muchas gracias a todos los que se tomaron la molestia de leerlo.
He enviado este cuento para que lo consideren en la recopilación del taller, añadiendo un par de líneas más al final, pero sin la intención de explicarlo todo.
Me declaro partidario de los finales abiertos, quizás no sean los más cómodos, pero siempre he creído que una historia debe dejarte espacio para imaginar.