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No lo he conseguido - por A. Cifuentes
750 749 748 747 esta vez lo conseguiré. Tengo todos los ingredientes que me hacen falta.
Las manos me sudan, la pantalla sigue vacía pero ya no me mira con la arrogancia de siempre.
Fuera se oye el ruido de la música y la gente gritar. Algunos han venido de lejos para estar con Javier y conocer a su nueva novia. Otros han venido porque piensan que es obligatorio hacer vida social y esas cosas.
Me he incorporado al descontrol mundano y a la falta de vergüenza. Pero mi intención siempre ha estado oculta. Ahora ya tengo el entorno para escribir mi texto.
Los ojos me empiezan otra vez a hacer aguas. Miró hacia la puerta e intento no fijar la vista en ningún sitio en concreto. Me tranquilizo.
Una historia que suceda en una fiesta de carnaval y que una persona tenga miedo. Ese podría ser yo, de hecho no se puede definir de otra manera.
Miedo a la realidad. Ser escritor debe ser algo más que esto. Este sufrimiento de tener que contar historias que otros no quiere oír.
Las veces anteriores no pude escribir nada, entre bastidores, un aeropuerto, asesinato en una montaña, … ¿qué será lo siguiente? un circo, payasos, en un muelle, Antonia en una mercería, una fiesta familiar… una gota de sudor me está empezando a bajar por el lateral de la ceja derecha.
Quedan 15 minutos, ni una palabra escrita en la pantalla.
Tal vez una niña jugando con un pequeño barco en una palangana con agua, tres pinos en la entrada de una casa, una discusión entre dos amigos por una mujer, una madre que está arrepentida por algo, tal vez las huellas dejadas por un caballo que pasó por la playa, alguien que mira desde la ventana de un burdel… serían buenos temas para escribir, pero no.
La mano derecha me empieza a temblar como siempre. No podré ser nunca escritor. Esta maldita pantalla en blanco me vuelve a mirar con arrogancia. Sabe que la batalla la estoy volviendo a perder.
Javier entra en la habitación y me trae en un vaso de plástico algo que según dice es sangría. Esa especie de líquido sanguinolento, caliente y azucarado que sirve como excusa para poder decir tonterías y verdades a los amigos.
Le doy las gracias y le enseño en la pantalla del ordenador el último video guarro de moda en internet. Me mira, se ríe y se va tranquilo pensando que a mi manera me lo estoy pasando bien.
Chassss. Algo se ha roto en el comedor. El DVD, la pantalla de plasma, el último gadget tecnológico, … se hace el silencio. Alguien ha parado la música.
El alcohol barato ha vuelto a hacer efecto. Anestesia global para las mentes débiles. Miro el reloj, calculo 20 segundos. Es el tiempo que tardará en volver a ponerse la música en marcha. La fiesta debe continuar. Espero, tarda, tarda, tarda, ahí está de nuevo la música en marcha.
Me gustaría poder hacer lo mismo, meterme en la fiesta, disfrutar del ambiente libertino y escaparme y escribir, escribir, escribir las miles de historias interesantes que deben estarse contando unos a otros.
La pantalla en blanco, la mente vacía. Solo espero que no sea contagioso el miedo a escribir. El miedo seguro que lo es, el escribir no.
No me gustaría que esta lacra que me sigue desde pequeño se acabara contagiando como una epidemia a otros autores.
Respiro hondo, uno, dos, tres, cuatro, cinco, … Y solo veo un payaso, corriendo por uno de los pasillos de un aeropuerto, intentando meter un par de enormes zapatos en una pequeña maleta antes de llegar al mostrador de facturación.
Uno, dos, tres, cuatro, …
Uno, dos, tres, cuatro, …
Miro la pantalla del ordenador y veo mi reflejo, la nariz de payaso, el sombrero de bailarín de claqué y la mirada perdida.
La niña mueve el barquito de un lado al otro de la palangana y con mirada triste le pregunta a su madre cuando volverá papá.
La madre, que sabe que nunca volverá, le dice que cuando los pinos de la entrada hagan sus frutos. El padre marchó una mañana, cuando la marea estaba baja, por la costa hasta el puerto de Vigo.
El gato me mira con indiferencia. Desde que me lo dijeron no he dejado de pensar en ello. No sé porque, pero los animales de compañía no ríen. Sus motivos tendrán, me imagino.
8 7 6 5 4 3 2 1 fue.