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La voz interior - por Leosinprisa
—¡Toca! —Oyó decir con tono imperativo.
Los palillos resbalaron entre sus dedos y se sujetaron con firmeza, elevándolos a la justa medida para caer impetuosos sobre el parche del tambor.
Un primer sonido rompió el silencio circundante, el compás de una marcha a la que respondieron otros acordes. El propio aire tembló al inundarse de una armonía que llevaba callada mucho tiempo, esperando fuera reconocida, liberada al propio viento. Recordando a cuantos la escuchaban que el día no estaba perdido.
Otros tambores se unieron al estruendo para honrar al primero en el brío de su redoble. Quienes habían dudado recobraron su entereza; quienes tuvieron miedo lo dejaron atrás.
—Sigue tocando —escuchó de quien no demostraba temor, origen del auténtico valor.
Los palillos golpeaban con la furia del sol en un amanecer radiante. El día nunca estaría perdido y aquel tambor jamás se detendría en su triunfal arrebato.