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La broma - por Alejandro de Asis Murillo ReyesR.
¡La sorpresa que se van a llevar mis hermanas! Llevo cuatro días escondido en este lugar con la esperanza de que al final todos rían por nuestra ocurrencia. Claro, a lo mejor se enojan, pero mi amigo y yo nos hemos divertido tanto al planearla mientras recordábamos las bromas que hacíamos de niños. Me estaba enfadando al pensar que tendría que pasar otra noche aquí encerrado, pero ya oigo a todos aproximarse. ¡Es una multitud! Siento nervios pero entre más público sea, mayor impacto causaremos. Están abriendo con mucho esfuerzo, empujando la piedra que sella la entrada. Para más teatralidad, me envuelvo entre los trapos con los que me confinaron e inhalo una última vez el perfume a violetas con que los bañaron. Me preparo para emerger y me dirijo a la salida en cuanto oigo las palabras con las que mi amigo me llama:
-¡Lázaro, sal de ahí!