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No me digas que son cosquillas - por PulpR.+18
Sam había pasado media vida en prisión. Su primera noche en libertad visitó el Club Plaisir. Fue casi un acto reflejo, no meditado.
Eligió a Anna para que le acompañara arriba. La cogió delicadamente de la mano mientras subían las escaleras. La besó en el brazo y, mientras olía su perfume, ella sintió el primer impulso. Sam susurraba que él siempre respetaba a las mujeres, que nunca maltrataría a ninguna. Era un buen hombre, decía él, y hoy no debía preocuparse por cosas raras.
Anna prefería la burla. Prefería el desprecio. Se dejaba follar por dinero, vendiendo su vida, ya vacía de esperanza. Pero ese tipo, Sam… joder, no podía haber alguien tan cínico. Puedes darme por el culo, pero no me digas que son cosquillas.
Cuando acabaron, Anna limpió su navaja, abandonó la habitación y salió del club. No volerían a verla por allí, ni a Sam tampoco.