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Paseo nocturno - por Jose Luis Kollumer
La fría noche era desapacible en la ciudad, pero ellos seguían andando en ceremonioso silencio. Uno se llamaba Jose Luis; el otro Kollumer. Acostumbraban a darse una vuelta por las calles de la sucia urbe cada anochecer, con la esperanza de combatir cierto insomnio crónico. Nunca hubo incidentes que relatar.
Pero aquella vez, nadie sabe cómo, desde la ventana de un tercero, justo cuando los dos amigos pasaban por debajo, una maceta roja con una hermosa azucena fue inesperadamente a precipitarse sobre ellos. A Kollumer le tocó la flor y su dulce perfume, mientras que al pobre Jose Luis le fue a tocar la dura maceta… ¡Inconcebible!
Desde entonces, cuando daban su paseo nocturno, Jose Luis siempre protegía su cabeza con un casco azul de obrero, en tanto que Kollumer portaba en su testa un curioso sombrero de copa destapado, relleno de una fértil mezcla de tierra, turba y sustrato…