Literautas - Tu escuela de escritura

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Musgo de roble - por Feli Eguizábal Fernández

A través de la niebla, producida por el cansancio de sus ojos, vio al interno que se acercaba visiblemente afectado por los acontecimientos.
Estaba tranquila. La esperanza no había abandonado su ánimo a pesar del día y la noche de vigilia. Cuando escuchó el pronóstico, le faltaron palabras para manifestar sus sentimientos, y exigió hablar con el médico.
«La causa de la dolencia de su marido, son los microplásticos ingeridos de forma indirecta mediante el pescado, y…» — ratificó el galeno. Quién podía entender aquel diagnóstico.
Durante el velatorio de su esposo, releyó el informe de la autopsia que aclaraba con precisión el hecho acaecido. Todavía incrédula, encargó el siguiente epitafio:
«No fueron mis guisos los que te arrebataron la vida. Fue el perfume que tanto te atraía, y querías que siempre llevara puesto».
«¿No contabas con que tu organismo era más débil que el mío?» — meditó con tristeza.