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Apocalipsis - por Auxi Morata AlegreR.
Un día su hija le dijo.
— Papá llévame a ver las estrellas.
Pero él no lo hizo, tenía trabajo.
Una mujer le dijo a su amante.
— Regálame ese perfume que tanto me gusta.
Pero ella no lo recordó.
Una madre llamó a sus hijos.
— Venid a comer a casa.
Pero ellos ya tenían sus vidas.
No fue hasta que ya no había esperanza, cuando la noche eterna los iba a atrapar, cuando salieron a la calle recordando todas las oportunidades perdidas, esperando el inevitable final.
El hombre sollozó recordando la voz de su pequeña que nunca volvería a oír, su pequeña estrella.
La mujer lloró la perdida de su amada, su corazón.
Los hermanos se abrazaron, queriendo volver a su infancia.
Y entonces todo se apagó.