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CLARA - por Gaia
Semana tras semana iba al antro de mala muerte a escuchar el preciado bolero.
El ritual consistía en llegar antes que nadie a la barra, depositar varias monedas en la vellonera y marcar la B21. Inmediatamente Lucho cantaba su bolero favorito.
Bebía el contenido de una botella de ron con hielo, limón y agua. Así pasaba su viernes escuchando siempre la misma canción hasta más o menos las diez de la noche que llegaba el grupo de asiduos apoderándose de la vellonera.
Cuando había saciado su sed de alcohol, pagaba y se marchaba dando tumbos.
El negocio se vendió y solo tocaban rock.
Clara había envejecido, ya no tenía las fuerzas ni el deseo de buscar otra barra donde ir. Poco a poco se fue apagando. Cuentan los vecinos que desde que murió de su apartamento vacío se escucha: Reloj no marques las horas porque voy a enloquecer…