Comentar un texto literario puede resultar abrumador si te lanzas a ello sin un plan. Pero, si sigues una serie de pasos y estructuras bien el análisis, descubrirás que no es tan complicado. En este tutorial te explico el sistema que puedes utilizar como guía a la hora de comentar los textos del taller de escritura o de cualquier otra obra literaria que tengas que analizar.
Ten en cuenta que la fase de comentarios del taller de escritura no sólo será útil para la persona que reciba el comentario, sino que también te ayudará a mejorar tu propia escritura y, con el tiempo, te dará una nueva perspectiva de tus propios textos.
Por eso es importante que te tomes la tarea en serio, leas los textos de forma minuciosa, los comentes con cariño (piensa que todos estamos aquí para aprender y mejorar) y, sobre todo, de forma constructiva.
Y, sobre todo, no te preocupes. No se trata de escribir una tesis sobre cada uno de los relatos que comentes. Basta con que expliques qué aspectos te parecen positivos en el texto y cuáles crees que podrían mejorarse. Es una tarea que ya haces inconscientemente cuando lees, porque en el fondo sabes qué te gusta y qué no. Gracias a los comentarios de texto, irás un poco más lejos y reflexionarás sobre el por qué.
CONSEJO: cuando comentes algún texto del taller, intenta siempre hacer el tipo de comentario que te gustaría recibir a ti. Con esto no me refiero a que sólo elogies el relato, sino que te detengas un instante a valorar los aspectos positivos (no te centres sólo en los negativos), y que intentes que las críticas que hagas sean constructivas y aporten algo al autor.
Fases del comentario de texto
Primera lectura
Antes de lanzarte a comentar, tienes que leer el texto, claro está. Mi consejo es que hagas una primera lectura más rápida, como simple lector y sin fijarte en los detalles que vas a comentar, sino simplemente disfrutando de leer la historia.
Segunda lectura
Después de esa primera aproximación al texto, conviene realizar una segunda lectura más minuciosa, quizás ya con lápiz y papel a mano para anotar aquello que nos llame la atención y reflexionando sobre los aspectos que vayas a comentar.
Comentario
Llegamos por fin al comentario de texto, y aquí yo te sugiero que lo estructures en tres apartados: la forma, el contenido y el comentario personal. Así te resultará más sencillo organizar tus opiniones.
Apartados del comentario de texto
A continuación te explico más detalladamente estos tres apartados del comentario. Al final de esta sección encontrarás también una lista de algunos aspectos que puedes tener en cuenta para analizar cuando lees un relato, e incluyo ejemplos para qué veas a qué me refiero.
1. La forma
En esta primera parte del comentario puedes centrarte en el aspecto formal del texto: la sonoridad, el ritmo, los diálogos, el lenguaje, el tono, la construcción de los personajes, las descricpiones… Puede resultar útil una lectura en voz alta del texto, para fijarte en cómo fluye.
¿Notas una repetición excesiva de las mismas palabras?¿Las frases tienen siempre la misma estructura y la lectura de los párrafos resulta monótona? ¿O sientes que se emplean las palabras adecuadas para expresar la historia? ¿Las metáforas os parecen tópicas o realmente sirven de apoyo a la historia? Las descripciones, ¿son excesivas o necesarias?¿Te parece que están bien introducidas? Los diálogos, ¿son naturales? ¿Cada personaje habla con su propia voz? Cualquier cosa que llame tu atención por la forma como está escrito el texto tiene cabida en este apartado.
RECUERDA: destaca lo que te parece mejor escrito y lo que crees que podría mejorarse y por qué.
2. El contenido
La segunda parte del comentario consiste en valorar la historia en sí misma, el argumento, lo que has entendido y lo que te ha hecho sentir, lo que te ha aportado, lo que piensas de sus personajes (la evolución, la caracterización, sus reacciones, su participación en la historia…), lo que opinas de la trama… Al igual que en el apartado anterior, en este también sería útil destacar el aspecto que más te ha gustado y el que crees que se podría mejorar y por qué.
3. Comentario personal
El último apartado del comentario es personal y puede servir para añadir una nota, una idea, un apunte, una sugerencia. Podría darse el caso de que te guste la historia pero te parezca que tiene más cabida en un tono cómico, o desde el punto de vista de un narrador en primera persona, o incluso que tenga un final distinto… También puedes compartir una emoción que te ha hecho sentir o explicarle a tu compañero una anécdota relacionada con su historia que te hayas quedado con ganas de decirle ¡Lo que te apetezca! Es un comentario personal y LIBRE.
Aspectos a analizar y ejemplos
A continuación te explico algunos de los aspectos que podrías considerar cuando revises los textos del taller. También he incluído algunos ejemplos para que se entienda mejor a qué me refiero. Espero que te sirva de guía.
Atmósfera
La atmósfera que se respira en un relato, su ambientación, se consigue a través de muchos elementos. Las descripciones, las sensaciones, el lenguaje apropiado, el tono, etc. Cuando lees el texto, ¿sientes que se ha recreado una atmósfera? ¿Se trata de la atmósfera adecuada para lo que se está contando? No sirve de nada crear una atmósfera de terror para un relato romántico.
Voy a poneros un ejemplo, un fragmento extraído de Pedro Páramo, de Juan Rulfo. Como veréis, todos los elementos del texto, la descripción, el diálogo, cada palabra, van recreando una atmósfera que nos envuelve, nos atrapa y nos empuja directamente hacia el momento culminante:
“Faltaba mucho para el amanecer. El cielo estaba lleno de estrellas, gordas, hinchadas de tanta noche. La luna había salido un rato y luego se había ido. Era una de esas lunas tristes que nadie mira,a las que nadie hace caso. Estuvo un rato allí desfigurada, sin dar ninguna luz, y después fue a esconderse detrás de los cerros.
Lejos, perdido en la oscuridad, se oía el bramido de los toros.
-Esos animales nunca duermen -dijo Damiana Cisneros-. Nunca duermen. Son como el diablo, que siempre anda buscando almas para llevárselas al Infierno
Se dio la vuelta en la cama, acercando la cara a la pared. Entonces oyó los golpes”.
Género, tono y lenguaje
Al igual que el punto anterior, el tono y el género de un texto tienen que ser coherentes con la historia. Creo que está claro que no emplearemos ni el mismo tono, ni el mismo lenguaje para una historia de terror que para una aventura para niños.
El ritmo y la construcción de las frases
Cuando todas las frases de un relato tienen una cadencia similar, puede afectar al ritmo y convertirse en algo monótono, como el sonido de un tambor. A no ser que busquemos dicho efecto por un motivo intrínseco de la historia, la longitud de las frases y su construcción deben variar de vez en cuando. Fijaos en el ejemplo de Rulfo de hace unas líneas. Analizad su sintaxis y veréis cómo no todas las frases son iguales. Se trata de lograr, sin que esto afecte al ritmo, que la lectura no se haga pesada. Que fluya.
El ritmo y la acción
El ritmo, además de en la forma de las frases y los párrafos, también se puede medir a través de la acción. Qué ocurre en la historia, su cadencia o velocidad, los diálogos (que aceleran el ritmo), las descripciones y los recuerdos (que lo frenan)… todo ello va definiendo el ritmo del texto.
¿Cuál es el ritmo correcto para un relato? Eso depende un poco de lo que se quiera transmitir y cómo, pero también debe ser coherente con la historia e intentar ser constante a no ser que exista una justificación para cambiarlo.
Sonoridad
La sonoridad de un texto se detecta sobre todo al leerlo en voz alta. Es esa sensación en el oído de que las palabras fluyen, como si cada una de ellas estuviese en su sitio y, si la cambiásemos por algún sinónimo, seguramente no funcionaría del mismo modo.
Como ejemplo, un fragmento del libro La Reina del Sur, de Pérez Reverte, que me encanta precisamente por la musicalidad que destilan sus páginas. Probad a leerlo en voz alta y veréis cómo se nota:
“Teresa Mendoza lejos de Sinaloa. Sola con ese de Soledad. Días iguales a otros hasta que dejan de serlo. Lo inesperado que se presenta de pronto, no con estruendo, ni con señales importantes que lo anuncien, sino deslizándose de forma imperceptible, mansa, del mismo modo que podría no llegar”.
Claro que no todo el mundo va a escribir textos como éste, ni siquiera todos los fragmentos de dicho libro suenan así. Entonces, ¿cómo saber cuándo un texto no tiene una buena sonoridad? Cuando al leerlo sientas que las palabras se pelean entre ellas, te tropieza la dicción o te molesta en el oído. Y, por supuesto, cuando hay rimas molestas o demasiadas repeticiones (no buscadas) de las mismas palabras y sonidos.
Punto de vista
El punto de vista desde el que está contado el relato, la voz del narrador, es un aspecto fundamental a la hora de contar historias y es una decisión que afecta al resto de elementos. No se empleará el mismo lenguaje si se cuenta a través de un narrador omnisciente, que haciéndolo en primera persona desde el punto de vista de un niño, por ejemplo.
Pero sobre este tema ya me explayé largo y tendido a través de una serie de seis publicaciones hablando de los distintos tipos de narradores. Os dejo aquí en enlace a la primera, al final de la cual encontraréis la lista completa de posts sobre el narrador: El narrador: la voz de la historia.
Sobre cómo analizarlos en los textos que tenemos entre manos, os recomiendo reflexionar sobre si os parece el punto de vista adecuado para lo que se está contando o creéis que habría otra posibilidad más interesante, si el narrador está bien construido, si emplea el lenguaje adecuado y cosas por el estilo.
Diálogos
No es poco lo que se puede decir sobre los diálogos en un texto. Afortunadamente, este tema ya lo he tratado en el blog con más detalle en varias entradas anteriormente, de manera que mejor os remito al enlace en cuestión y así quedará mucho más claro: cómo escribir diálogos
Descripciones
¿Las descripciones que hay, son necesarias? Es decir, ¿de verdad aportan valor al texto y no son meros ornamentos? Recordemos que en relatos tan breves como los que tratamos aquí, cualquier elemento accesorio está de más. ¿Se trata de descripciones tópicas o planas? Describir a un personaje con rasgos comunes que podría tener cualquier otra persona, generalmente no sirve de mucho, a no ser que lo que se intente sea remarcar su mediocridad. Siempre será más interesante describir aquello que diferencia a nuestro personaje, al lugar o lo que sea que estemos describiendo, lo que lo hace único. Así se mostrará más claramente ante nuestros ojos.
Un par de artículos que quizá te resulten interesantes para este puntos son los que escribí sobre cómo describir pesonajes y ejemplos de descripciones de personajes.
Conflicto
¿Existe un conflicto en la historia? Es decir, ¿hay historia? Con esto no quiero decir que todos los relatos tengan que hablar de luchas y enfrentamientos, sino del conflicto en otro aspecto. Para entender un poco mejor el tema, podéis leer las dos entradas que publiqué hace un tiempo sobre el conflicto:
Sin conflicto no hay historia (1ª parte)
Sin conclito no hay historia (2ª parte)
Intriga
Parece una tontería pero a veces una historia, por muchos motivos, no llega a engancharnos. Puede que nos parezca que carece de interés, pero seguramente se deba a una estructura errónea, a un mal desarrollo, a un enfoque o un punto de vista mejorable… Piensa, ¿te intriga lo que ocurre o no? ¿Por qué?
Expectativas
Incluso en casos de textos tan breves como los del taller, al empezar una historia generamos expectativas, abrimos tramas que deben ser cerradas. No quiero decir que no puedan escribirse historias con finales abiertos, pero si se abre alguna trama o se crea alguna expectativa, debe concluirse de alguna forma o el lector se sentirá decepcionado.
Personajes
¿Están bien construidos y caracterizados? ¿Tienen su propia voz? ¿Una función clara en la historia? ¿Están justificadas sus acciones, sus cambios? ¿Nos los presentan de forma clara? En el blog encontrarás muchos artículos sobre cómo crear personajes redondos.
Otros aspectos
Por supuesto, hay muchos otros aspectos que podéis encontrar en un texto. Estos puntos que he puesto en esta página son sólo una orientación por si no sabes por dónde comenzar. Un relato puede ser analizado de muchas maneras y tú puedes aportar tu visión única para ayudar a la persona que lo ha escrito. No tengas miedo de expresar tu opinión y recuerda que la práctica hace al maestro.