Ejercicio de escritura: parece que va a llover

Recursos para escritores: descarga aquí un nuevo ejercicio de escritura creativa para poner en marcha tu inspiración.

Como consecuencia al post que publiqué hace unos días sobre no comenzar nunca un relato hablando del tiempo, alguien me ha retado a escribir una historia que comience con la frase “parece que va a llover”.

Como me encantan los retos y me ha parecido interesante, me he puesto ya a darle vueltas a ver qué saco de esa frase. Además, he pensado en publicar la propuesta como un ejercicio de escritura por si os queréis animar a hacerlo vosotros también. Al final del post encontraréis la ficha descargable del ejercicio. Las reglas son las siguientes:

Hay que escribir un texto te al menos 500 palabras que comience con el diálogo “Parece que va a llover”. Así de sencillo.

Si quieres compartir los relatos que escribas a partir de este ejercicio, hemos abierto un grupo en Goodreads donde, entre otras cosas, hay un espacio para ello. Así podremos leerlos y comentarlos entre todos: ejercicios de escritura en el grupo de Literautas en Goodreads.

Y eso es todo por hoy. Espero que tengáis una gran escritura y un mejor día.

Descargas:

Descarga | Ficha ejercicio 003

Comentarios (37):

Nuria

16/03/2013 a las 18:18

Hola 🙂

¿Cómo hago para mandártelo desde la ficha?

Literautas

16/03/2013 a las 22:08

Hola, Nuria!
Puedes enviárnoslo en la misma ficha, adjunto en un correo 🙂

carolina

05/04/2013 a las 00:01

Parece que va a llover. el cielo esta oscureciendo. hace frio. Y yo estoy aqui esperando por ti. La gente corre a refugiarse. Y yo sigo sin querer moverme, esperando. Son las 10 de la noche. Hemos quedado a las 8 y media. y yo sigo sin creer que no hayas venido. el tiempo se pasa volando. yo deberia de estar en Holando a esta hora, pero no me atrevi a dejarte, no quiero decirte adios. La gente me empieza a mirar raro. Pero no me importa, porque mis lagrimas no se notan por la intensa lluvia. Recuerdo cuando me mirabas, con esa mirada tuya, me dejaba sin respiracion. Recuerdo que eras el unico amigo que tenia, que nunca me defraudo como lo hace ahora. Recuerdo cuando paseabamos por los campos de la facultad, la gente nos miraba raro pensando como pudiste enamorarte de mi. Y yo soñando con un futuro juntos. Estoy entumecida y luchando por no dejarte, por que si me voi de aca se que ya no te vere mas. Y eso duele. Duele como no te puedes imaginar. Pero se que pronto me marchare y se que a ti no te importo mas. Me demore mucho tiempo en asumirlo. Me voy y esta lloviendo asi como en mi corazon.
PDTA: NO SON 500 PALABRAS PERO ME HA GUSTADO MI HISTORIA. SORRY

Amy Varla

19/06/2013 a las 03:13

Hola , revisando estos ejercicios me anime a escribir esto, espero me puedan dar retro, y claro si dije alguna barbaria diganmelo!!

Parece que va a llover, las nubes están casi pardas como mi corazón cuando no te veo, el cielo parece una tristeza infinita y abismal y la incertidumbre me aqueja mientras me quedo mirado la inmensidad, pienso que el cielo es la silueta que hace acongojar mi alma y me hace estallar en el suplicio de la fragilidad de los días, oh amor,¡ cuán marchitos están los días aunque salga el sol si tu reflejo no está en mis ojos!,¡ cuan ruin es la dulce brisa que acaricia mis mejillas si tu presencia no está a mi lado!.
¿Por qué alma mía? ¿Por qué me has dejado así?
¿Qué he hecho para merecer esto? todo lo que hice fue amarte y ahora me dejas en el letargo de mis últimos días sin las esperanza de un bello anochecer.
¿Por qué? por qué así cuando el cielo parece que va a llover, cuando mis llantos son más profundos que todas las nubes en el cielo y que tan solo con mis lágrimas derramadas se podría ocasionar una inundación inimaginable.
¿Por qué no te compadeces de este corazón alma mía?, Que su felicidad la ha vertido sobre ti y que quisiera que tu vertieras igual tu amor sobre este corazón desdichado.
¿Porque cada vez duele más y más tú desamor y ciento las espinas clavadas en la garganta? Estas espinas que no me dejan hablar, solo sollozo tu nombre, tu nombre bendito que me ha desgarrado incesantemente el espíritu y ¡se ha llevado contigo mi alma vida mía!
Devuélveme aquellos días alegres y en calma que eran míos, aquellos días que aunque el cielo estuviera triste, mi corazón resplandecía a su máximo y que era feliz entre tus brazos.
Donde quedaron esas promesas y esos ayeres donde me decías que tu amor siempre seria mío, donde quedaron aquellas ofrendas en las cuales me decías que era tu diosa y que me anteponías ante todo?
Hoy solo queda el recuerdo en mi memoria y el lastre de mi espíritu marchito y melancólico por ti, por tu traición, por que aquellos ayeres fueron falsos espejismos que ilusionaron mi mente y que se rompieron en mil pedazos como un cristal tan frágil y delicado………
El cielo parece que va a llover, el cielo cada vez es más intenso, parece que esta triste, que nada sobre este mundo lo alegra, parece que le hace falta algo, se parece a mi alma en pena, así ando vagando, así me encuentro y así estoy por esos recuerdos que están clavados en mi mente y que desde mi razón quisiera dejar de esperar tu regreso y ese amor que nunca me amo tanto como yo te amé…

Gracias

viviana

25/03/2014 a las 04:00

genial caro me encanto tu histia

viviana

25/03/2014 a las 04:03

gracias literatura llevo dias buscando algo asi, estoy engomada con leyendo y tratando de hacer los ejercicios

Luz

16/04/2014 a las 18:25

-Parece que va a llover. Fue todo lo que me dijo. Y era cierto, llovió.
Maldije cuanto pude porque lleve el paraguas, e iba a tener que usarlo. Si no, para que cargar tantas horas de incomodidad en mano de un objeto impuesto, contra natura de la estética. ¿Por qué no puedo ir al trabajo con gotas de agua cayendo de mi cara, pero si del sudor consecuente de las olas de calor que caen sobre nosotros, sin poder llevar una aire acondicionado en la cartera?
De todos modos, no hacerlo implicaba someterme a un mundo de miradas lacerantes de transeúntes empapados que pasaban por la avenida. Y no es que sea considerada, pero quiero ahorrarles la envidia.
Ay! Pero esto de transitar con uno color rojo, que se entremezcla y se choca con otros tantos, negros, blancos, a rayas, a cuadros, -oh allá va uno transparente-, me produce mucho malestar. Siempre imagino que si no presto, en demasía, atención, puedo quizás hasta sacarle un ojo a alguien con una de las puntas que sobresalen del paraguas. Y te imaginas todo lo que puede pasar. Tener que correr un ojo que se escapa entre pies que van y vienen por una calle, que además de mojada, esta mugrosa, mal oliente y llena de un barro que emerge de la nada. Porque lo que falta es tierra. Lo que falta son árboles que cubran la vista de miles de edificios que atestan la ciudad. Del sol que en esta época se esconde de nosotros abandonándonos al frío, a la tristeza. A pasar horas de nostalgia frente a una ventana empañada, un sentimiento de mierda que no experimento pero que me gusta ponerme en post de. Me fascina tornar mis ojos a un punto en el suelo, que se dibuje una mueca alada en mis labios y lanzar un suspiro al aire de tanto en tanto. Tratando de pescar al primer curioso que se acerque y me pregunte no se que estupidez sobre lo que estoy pensando. Y con ese credo manipulador lanzarme a una conversación irrisoria con alguien que es probable que me siga de largo, y que siquiera me registre. Y si, pasa eso, los ojos no te ven, te desconocen, porque sos alguien sin nombre, una simple cara que hace el mismo recorrido todos los días sin producir ninguna intriga. Porque el paraguas también es eso, es la soledad, es darse cuenta que se camina de bajo de un cielo gris, solo. Nadie se para a un costado tuyo si te olvidas el paraguas para evitarte una gripe con altas probabilidades de fiebre y muerte con chaparrones. Porque si lloviera tibio, si cayeran aguas de ducha, sería otra cosa, seria una soledad más complaciente, no haría falta ahilarse en un plástico que te acorta la vista. Y ni hablar de las botas, verse obligado a usarlas para cubrirse de las escupidas de este mundo, de esas que vienen desde abajo, demostrándote que no es masoquista, que no soporta tu peso, ni quiere que pasees por encima de el. Porque no le alcanzo al hombre negarnos esas hojas verdes que deleitan nuestra vista, y rodearnos de un paisaje de cemento que nos aleja del sol. También tubo que ponernos un antifaz, si un paraguas. Una miseria que abunda a la gente, pero que no comprendo.

Mellie

01/05/2014 a las 19:02

Esta es mi historia que hice uwu me quedo muy depresiva XDDD
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—Parece que va a llover.
Su amiga le miro extrañada cuando dijo lo obvio, las nubes tapaban por completo el cielo lo que daba un ambiente tan gris como el color de estas.
La pelirroja que lo había mencionado tan solo sonrió formando pequeños hoyuelos en sus mejillas insinuando que sabía algo que la otra no, como siempre hacia cuando decía cosas muy obvias o muy raras, lo que era muy a menudo por lo cual su mejor amiga ya estaba acostumbrada a sus rarezas. Christine, como se llamaba la chica, era muy alegre y solían decir que estaba un poco loca.
Su amiga se despidió cuando le llamo su madre para que le llevara la lista de compras antes de que cerraran el supermercado por la lluvia que se avecinaba, Christine camino por la calle de piedras observando como las primeras gotas comenzaban a caer del cielo, la gente salía de sus casas a quitar la ropa de los tendederos y saludar a la chica a la que todos en la ciudad conocían.
El silencio se hizo presente en la calle tan solo roto por el ruido de la lluvia sobre el asfalto y el ruido de los rayos acercándose cada vez más a la ciudad.
Christine siguió caminando un poco más borrando su sonrisa dando paso a una expresión de tristeza y dolor puro, los sollozos azotaron su cuerpo con cada paso que daba.
Christine miro el cielo fijamente con la vista nublada, sus lágrimas se confundían con la lluvia fácilmente.
La pelirroja se abrazó a si misma con la ropa ya empapada y sonrió al cielo tristemente.
—Papá, no llores.
Se dio la vuelta y se alejó lentamente por la calle, hacia su casa donde nadie le esperaba, su madre no estaba y sus hermanos había muerto en un accidente automovilístico junto con su padre dos años atrás, habían muerto un día con ese, uno con lluvia.
Mientras caminaba deseó con toda su alma estar muerta.
Claro, ella no sabía que su deseo se cumpliría una semana después, ahogada por el rio cercano a su ciudad que se desbordaría cuando ella anduviera cerca.
Tendría un bonito funeral donde toda la ciudad asistiría y lamentarían la muerte de esa chica pelirroja tan alegre, su mejor amiga seria quien más lloraría y entraría en depresión, iría a muchos psicólogos antes de olvidarse de su mejor amiga muerta y continuar con su vida.
Eso es en lo que la chica pelirroja que caminaba en ese momento se convertiría, en solo un trago amargo para los demás, un recuerdo olvidado, en tan solo una burda burla por los chiquillos que pasaran por el rio contando leyendas sobre ellas, por supuesto, inventadas.
La pelirroja de pecas que siempre sonreía nunca recibiría flores después de su funeral, nadie le visitaría a su tumba, su madre no se enteraría de la muerte de su hija hasta después de un año al regresar a su casa.
Su madre iría al rio y con una sonrisa se dejaría caer en la piedra más alta, lista para reunirse con su familia.

FIN 8´D

lu

03/02/2015 a las 15:42

Es la primera vez que escribo en publico seguramente que habre metido mucho la pata, me podéis corregir si quereiqueréis y me encantan estos ejercicios. Parece que va a llover ya hace días que esta así el tiempo, tan desolado y oscuro como mi alma, ¡Cómo nos parecemos tiempo! Tú llorando ahora mismo y yo sin embargo… lloro por dentro ocultando mis verdaderos sentimientos, no te voy a mentir a ti precioso cielo, que ahora estas triste como yo, me encantaría dejar de hacerme el super héroe y mostrarme mi verdadero yo, pero no puedo… me lo impide mi orgullo, mmaldito orgullo que esta matando mi alma a cada minuto que pasa y no la puedo ver a ella. Ella es quien me quita las tristezas y hace que tenga un mini arco iris y hace ver mis alegrias y mis sueños. Pero eso ya nunca volverá, se fue. Oh, ¿ por qué Dios te la llevaste? ¿a caso no hay más bellas flores en algún otro jardín? Que te la llevaste sin tan siquiera poderle besarle y decirle por última vez que la amo.

ovedt

17/04/2015 a las 22:54

parece que va a llover
el cielo esta nublado la noche esta fría un viento que parece que va a llover pero no me importa que llueva porque tu con migo estas mientras la noche fría pasa y el cielo amenas que va a llover tu y yo estamos en el la recamara platicando de cuanto nos queremos asta ….que tus labias se acercaron a los míos y se encendió el fuego entre los dos y tu piel con la mía tocaste mi piel se iriso y tu cuello bese profundas curvas las que mis labios recorrieron y entre uno y otro recorrido nuestras almas se fueron desnudando y con una noche tan fría y el cielo amenazando que va a llover conocí a un hombre apasionado y entregado nunca olvidare esa noche en que paresia que va a llover parece que va a llover entre tu y yo noches de muchas aventuras y pasión C.R.L.S te amo ESPERO AYUDAR EXPRESANDO lo que se siente estar con alguien que amas

ovedt

17/04/2015 a las 23:22

no es de 500 PALABRAS PERO ES ALGO QUE ME NACIÓ ESCRIBIR

Roberto

15/05/2015 a las 05:56

HASTA PRONTO
Parece que va a llover. El viento arrecia con tanta fuerza que hasta los árboles se inclinan como asustados intentando clavar su cabeza en la tierra. Las calles solitarias evidencian un ambiente lúgubre y misterioso. Huber Santamaría, conductor de taxi, recorre la ciudad en su vehículo como lo ha hecho desde hace dieciséis años, le gusta desafiar la noche.
Las ventanillas del auto por razones obvias permanecen cerradas. Huber está asustado, un mal presentimiento lo agobia. Por primera vez siente miedo. Levanta rápida y bruscamente la mirada hacia el retrovisor. Alguien lo mira fijamente a través del espejo. Su respiración se descontrola, su cuerpo y su voz tiemblan y un sudor frío le recorre desde la cabeza hasta los pies. Una anciana vestida con un negro traje de monja está ocupando la silla trasera del auto. Tiene alrededor de su cuello un inmenso rosario del cual pende una cruz de tamaño descomunal. –réquiem aeternam dona eis domine . Et lux perpetua luceat eis. Requiescat in pace. –repite la intrusa en vos baja. Esa imagen le sacude hasta los huesos.
– ¡Por Dios!, ¿quién es usted?, ¿cómo llego hasta acá? – grita el conductor aterrorizado.
El taxista hunde el pie en el acelerador y mira con desesperación a lado y lado de la calle, no ve a nadie, el pueblo esta desierto. Piensa en bajarse del auto y huir, pero no tiene suerte, las puertas están aseguradas. ¡Debo tranquilizarme!, ¡no tengo alternativa!, se dice intentando controlar la respiración.
–Necesito llegar a este lugar –indica la intrusa con una voz distorsionada que no parece de este mundo. El hombre aterrorizado recibe en un pedazo de papel una dirección.
Durante el recorrido que se hace eterno, no hay un solo cruce de palabra pero la mirada de aquella a través del espejo es tenebrosa. Cuando llegan al lugar indicado, el vehículo es estacionado cerca de un callejón peatonal por el cual se debe deambular para llegar hasta la casa.
Sin pagar la carrera la misteriosa mujer se baja del vehículo y camina despacio por el callejón.
–Hasta pronto –le dijo.
Contrario a lo que cualquiera podría esperar, Huber decide enfrentar su miedo y se dispone a resolver el enigma. Baja por el callejón, llega hasta el fondo y gira a la derecha. A unos pasos, la casa, en ella un velorio. Minutos más tarde, justo antes de entrar en shock, descubre que la persona a la que están velando es la monja que acaba de transportar.
Todavía aturdido por el impacto emocional, se aleja rápidamente del lugar pero en su cabeza retumba una y otra vez la frase con la cual aquella mujer se despidió.

Jorge de la Lama

30/07/2015 a las 00:57

¿Por qué no apareció el cuento que te mandé del calcetín rojo?

Literautas

30/07/2015 a las 12:50

Jorge, no estoy segura de qué cuento me hablas. ¿Lo enviaste por correo o lo publicaste como comentario?

De todas formas, te comento que los ejercicios del blog se pueden publicar en cualquier momento en el grupo de escritura que hemos abierto en Goodreads.

Con este cambio hemos visto que, además de que podréis publicar vuestros textos de forma más inmediata, existe una mayor interacción por parte del resto de lectores. Al fin y al cabo, lo que buscamos es que se lean vuestros relatos y la gente los comente.

El enlace para unirse al grupo de Goodreads es el siguiente: http://www.goodreads.com/group/show/105356-literautas
Y la página del grupo para publicar los ejercicios de escritura es: http://www.goodreads.com/topic/group_folder/177553?group_id=105356

Un abrazo

Khris Díaz

07/05/2016 a las 04:58

Justo lo que andaba buscando… 😀

Adonis De León

19/05/2016 a las 02:36

Va a llover en la pradera, sin pastizal que quiera su delicada caricia
Va a llover y yo sin poder abrigar mi corazón con tus besos
Va a llover, lo dicen los cielos que amenazan como amenaza la tarde gris de nostalgia
Va a llover y tengo tan poco sueño y tan ancha noche para pensar
Las gotas caen en el tejado
Un ave vuelve al nido apresurada
Sopla el viento y va llover lo dice el cielo apresurado
Mientras yo tengo tan poco cariño de tus brazos para recordar a que sabe tu calor
Va a llover y lo sabe mi cuerpo
Va a llover y tengo miedo de entrar a la casa
Ahí solo hay café
Ahi solo hay chocolate caliente mientras yo quiero tus labios y tus brazos enrollados en mi cuello
Va a llover y tiene que ser invierno para que sople el viento de esta manera
Va a llover y corre mi mente apresurada a su refugio que son tus recuerdos
Va a llover y voy a empezar quemando tus fotos una hoguera que llegue al cielo
Va a llover y muero de frío y quiero tus labios y tus brazos enrollados en mi cuello
Pero tengo tan poco cariño de tus brazos para recordar a que sabe tu calor…

Adonis De León

Sarah Wall

01/09/2016 a las 08:54

no puedo publicarlo en Goodreads, asi que os lo dejo por aqui. gracias!!

Parece que va a llover

Parece que va a llover y me apresuró a guardar los muebles del jardín antes de que caiga el chaparrón. Pese a no gustarme la lluvia pensé que al césped le vendría bien.

Los niños previa lectura de su cuento, ya están acostados; los platos recogidos; la mochila del día siguiente, a punto.

Solo me queda enfrentarme a tu indiferencia de nuevo: sentado en el sofá, mirando la televisión sin apenas pestañear.

-Tenemos que hablar, Jorge –te dije un día, ya hace semanas-

-¿De qué quieres hablar? –respondiste- y cogiste el mando del televisor cambiando rápidamente de canal cuando lo que querías cambiar, era de conversación. O de mujer.

Como si el hecho de no tocar a tu mujer durante tres meses, sin peleas ni discusiones previas, fuera lo normal. Siempre fuiste comunicativo, jovial y cariñoso y ahora no me tocas.

A mis 38 años y tras dos embarazos no soy una modelo de pasarela, eso ya lo sé, pero creo que soy aún atractiva ó al menos, eso detecto cuando paseo por la calle y algunos caballeros se giran para mirarme.

Pero tú me estás haciendo más daño que el paso del tiempo, los embarazos, las estrías o el estrés de ser mamá de unos gemelos de apenas 4 años y trabajar a jornada completa en la oficina. Tu indiferencia me está matando y aun no sé porque me haces esto.

¿Ya no me amas? –me pregunto por las noches- y si no me amas ¿Por qué no coges el toro por los cuernos y hablas conmigo? ¿Hay otra mujer? Yo te quiero, pero necesito un compañero no un mueble que solo sabe atender a la caja tonta. Y quiero a alguien que me valore, que me adore, que me trate como a una princesa y me diga que me quiere mientras besa mi cuello sentados en el sofá, mirando una peli romántica de A3.

Pero tú ya lo has dado todo por perdido. Prácticamente no me hablas.

-¿Me pasas la sal? –interrumpiste durante la cena tu monótono silencio.
Esa fue toda tu conversación.

De poco sirvió cuando te dije que los niños habían jugado a baloncesto y Joan, el más grandecito, metió su primera canasta. Le tocaste su cabecita como diciendo muy bien muy bien, pero ahí quedó todo. El niño se quedó con ganas de más.

Empezó a llover muy fuerte. Caían chuzos de punta. Yo ya estaba al borde del desquiciamiento cuando abrí la puerta de la terraza, descalza y salí.

La yerba olía fresca, como a recién cortada; una brisa acariciaba mi piel… giré en círculos sobre mí misma, mientras mis ojos no dejaban de llorar, aun no sé muy bien si de tristeza ó felicidad, hasta que, de tantas vueltas caí al suelo.

No sé muy bien que ocurrió, que saliste rápidamente de tu madriguera y me recogiste en tus brazos, mirándome muy fijamente, mientras musitabas.

-Perdóname cariño, perdóname

Y besaste mis labios con dulzura, tal y como yo había soñado despierta mil veces.

Cesar Henen

16/10/2016 a las 04:15

Hola a Toda la comunidad literutas, aquí saludanoles con gusto y poniendome al corriente con los talleres,Les invito a leer y dar su opinion a m historia titulada “VERANO” hecho para este apartado de “parece que va a llover”

Como dato anecdotico, dejeneme comentarle que mienstras la escribia, youtube me repodcia en automatico canciones, y aparecio una muy especial,”El cielo puede esperar” de Tierra santa,que sin lugar a dudas le quedo como anillo al dedo a la historia. saludos a tod@s y espero sus comentarios en Goodreads.

Victoria

25/10/2016 a las 00:43

1) -Parece que va a llover
-Si tienes razón, deberíamos volver a mi casa o la tuya.
-Bueno está bien, yo pensaba ir a la mía pero no hay drama.
-Ok como quieras.
Luego de discutir de a qué casa iban, decidieron ir a la de Martín porque quedaba más cerca. Ese día no había sido muy bueno para los dos, habían discutido desde que se juntaron y como Lucia no quería seguir peleando creyó que hablar de la lluvia que se venía iba a solucionar todo pero no, empeoro. Pasaron veinte minutos hasta que llegaron, Martín fue muy amable con ella y preparo mates de limón para poder charlar tranquilos. Ella no podía prestar casi atención a lo que le decía porque cada minuto recordaba los momentos lindos que habían pasado juntos y creía que no debían terminar de esta manera, tampoco podía perdonarlo por lo que le había hecho pero su amor era tan fuerte que trato de hacer lo mejor para poder seguir adelante.
Martín para compensar lo que había hecho, luego de los mates la invito a comer, ver películas y tomar helado, ella acepto con la condición de que al otro día iban a seguir hablando. Mientras él fue a comprar helado y algo para comer, ella buscaba una película. Se quedó sola en la casa y decidió primero revisar el cuarto de su novio o en cualquier momento su ex, busco por todos lados algo que compruebe que Martín no le mentía pero no hallo nada. Estaba saliendo del cuarto hasta que ve una carta que la había escrito una chica, en ella decía:

Estimado primo Martín:

Hace unos días me he enterado que has pasado por una complicada enfermedad de la que espero que te estés recuperando.

Siento profundamente no haberme enterado antes para hacerte una visita. No obstante, me gustaría saber qué tal te encuentras ahora y cómo te va la vida, pues hace tanto tiempo que no hablamos, ni nos vemos, que hemos perdido casi por completo el contacto.

A la espera de tus gratas noticias, recibe un cordial saludo, tu primita del alma María Ángeles.
Al terminar de leer la carta se le empezaron a caer las lágrimas, ahora comprendía todo, por qué no la quería ver por un tiempo, cuando se iba de viaje, etc.
No es que no la quería ver, no quería que ella lo viese de enfermo como estaba, tampoco era verdad que su prima era la que estaba enferma sino el.
Escucho la puerta de que alguien entraba a la casa, por lo tanto fue rápido hacia el sillón, se sentó y puso una pelicula que ya había visto y que estaba buena. Él le pregunto si pasó algo, ella trato de disimularlo pero no lo logro, de sus ojos volvieron a caer lágrimas y lo único que logro decir fue:
-Lo siento
-¿Qué sientes?
-Siento haberte juzgado sin saber que pasaba realmente
-Ah, no es nada ya se está recuperando mi prima.
-Ya sé que no es verdad eso y que tú eres el que está enfermo.
-Perdona por no haberte contado eso pero no encontraba las fuerzas y valentía.
-Ignora eso, ahora quiero saber cómo estas, que es lo que tienes.
-SIDA
-¿Así que por eso no querías tener relaciones?, tan solo me hubieses dicho, yo te apoyaría en cualquier circunstancia y lo sabes.
-Si lo sé, pero estaba muy triste y no quería ponerte mal a vos.
Estuvieron hablando, llorando y riendo por unas horas, luego ya era hora de que Lucia se vaya. Salieron afuera y se dijeron a la misma vez te amo, se besaron y en el mismo momento en el que se empezaron a dar el beso, la lluvia que ella anunciaba se largó sobre ellos.

Vale

25/11/2016 a las 23:06

Hola! estoy empezando mi propio blog de escritura me encantaria saber si puedo citarlos en mi blog, ya que tienen unos excelentes ejercicios que me gustaria compartir! Muchas gracias 🙂

Literautas

26/11/2016 a las 09:09

Hola, Vale

Claro que puedes citarnos. Nos alegra que te gusten los ejercicios.

Un abrazo.

F.Costa

18/07/2017 a las 11:41

Parece que va a llover; las nubes preludian con sus truenos séquitos de tempestad que, con su furia y su energía, larga convertirán esta apacible tarde de otoño; la hierba seca, los árboles desnudos, las plantas de marchitadas flores, con la lluvia, entonces renacerán, y por escasos días de verde metal se verán vestidos; los niños jugarán con las hojas caídas por el fuerte viento, que tú, oh tormenta, arrastras, último follaje de los árboles más resistentes a la caducidad que la estación obliga; saltarán también en los charcos, de lodo manchados sus zapatos; ¡quién pudiera ser niño! Los pájaros beberán las aguas cristalinas, arrancarán gusanos del más sucio barro, y se bañarán al son de un tiempo dulce y nutrido.
Mietras tanto yo veré salir el sol en el frescor de las húmedas mañanas, lucir el brillo con que iluminará el volátil rocío, y veré otra vez la imagen tan anhelada, aquella que una mañana de abril, bajo el tiempo irregular de la primavera, tras una fuerte tempestad, vi por primera vez, de improvisto, y a la que apenas pude prestar atención; ya caen las primeras gotas, frías, de esta gris y solemne tarde, faldón de la próxima mañana, que tanto deseo que trascurra tal cual en mi imaginación se proyecta el fruto del recuerdo junto con el de mis intenciones.

Juan Andrés

01/08/2017 a las 09:25

Parece que va a llover, aunque ya no me importa. Los días de lluvia tenían algo especial porque los compartía contigo. Pero ahora… ¡maldita sea!, ahora estoy sola en esta enorme casa gris y vacía. Ni siquiera sé porque la compramos, te enamoraste del jardín y yo accedí solo para complacerte, tal y como hacía siempre. Dime ahora para que ha servido ¡¿para qué ha servido?! No plantarás ni una triste flor, no arrancarás ni una sola vez las malas hierbas, es más, las malas hierbas engullirán esta casa, se la tragarán conmigo dentro.

Me alejo de la ventana y me dirijo al salón a la vez que intento apartar los pensamientos que me atormentan. No hay muebles, únicamente cuatro paredes desnudas retornando el eco de mis palabras. Miro la escalera, que asciende hasta perderse en la penumbra y empiezo a subir los pesados escalones. Se me ha hecho eterno, pero ya estoy delante de la puerta que custodia todas sus pertenencias, todavía embaladas.

Observo las cajas apiladas en un rincón. Ya todas están enterradas en polvo, como él. Reparo en que una está abierta y que su pertenencia más preciada está apoyada sobre ella. Su saxofón. Llego a la conclusión de que en algún momento necesitó tocar y sonrío. Cuando lo tengo en mis manos, casi siento su esencia atrapada en este pedazo de metal y me produce escalofríos. Al tiempo que acerco mis labios, imagino los suyos acercase para emitir la primera nota. Soplo con fuerza, el aire sale disparado de mi boca y un sonido acalla el silencio de toda la casa. En ese momento algo llama mi atención, parece una hoja de papel tirada en el suelo.

Dejo el saxofón a un lado y me acercó, no es una hoja si no un sobre que contiene una nota escrita a mano. En el dorso se puede leer “Para ti, María”, y en la esquina inferior derecha “Adrián” -¡Dios mío, es para mí!-, exclamo. Me doy cuenta de que estoy temblando e intento relajarme. Hago dos respiraciones profundas y cuando me dispongo a leer me parece oír un sonido cerca de la puerta. Inmediatamente dirijo la mirada, pero solo veo la escalera descender hacia la oscuridad. No le doy importancia y leo la nota:

“Hola cariño, tengo una sorpresa para ti. Llevo planeándolo durante mucho tiempo, así que espero que te guste. Lo siento ¡no te voy a dar pistas! sé que atas cabos en seguida. Lo único que tienes que hacer es ir el 16 de noviembre a las seis de la tarde, dónde nos vimos por primera vez.
PD: Sobretodo, sé puntual.
¡Un beso y un te quiero!
Adrián.“

Siento como unas lágrimas resbalan por mis mejillas e intento secármelas con la manga de la camiseta. ¿Cuándo escribiría esto? Me pregunto. No sabía nada de esta nota, así que llego a la conclusión de que no tuvo tiempo de entregármela. Se me hace un nudo de angustia en el estómago al pensar en ello. En él, escribiendo ilusionado para luego morir sin que sus palabras llegarán a destino. De pronto siento curiosidad por el secreto que guardan sus palabras ¿Qué día dijo?, el 16 noviembre. Hago un repaso mental y me doy cuenta de que hoy es el día. Hoy es 16 de noviembre.

Miro la hora en mi reloj, que curioso, las seis de la tarde. Aunque sé que ya nada me esperará allí, siento el deseo irrefrenable de ir. Me guardo la nota en el bolsillo y bajo corriendo las escaleras. Cuando llego al salón miro por la ventana y solo veo imágenes deformadas por el agua del cristal. La lluvia no da tregua. El embarcadero donde Helena nos presentó por primera vez no queda lejos, así que me pongo el abrigo, cojo un paraguas y empiezo a caminar calle abajo. Al cabo de unos veinte minutos estoy empapada, pero no le doy importancia, mis sentidos están en otro sitio, en el embarcadero que ya puedo ver desde la distancia. Sigo caminando y en algún momento me doy cuenta de que hay una figura de pie al final del pantalán. Por la silueta diría que se trata de una mujer, aunque no puedo asegurarlo, está de espaldas y parapetada bajo un paraguas. Llegó al pantalán, y el golpeo de mis botas sobre la madera parece despertar del sopor a lo que finalmente es una mujer. Gira sobre sus pasos y reconozco inmediatamente el rostro de Helena.

– Hola María -me saluda- sabía que vendrías, así que, yo también me he decidido a venir. Sobre todo porque apreciaba mucho a Adrián y supuse que querría que fuese así.
– ¿Helena? -pronuncio su nombre con sorpresa, ya que no entiendo de que va esto – ¿por qué sabías que iba a venir? -pregunto.
– Sé lo de la nota -dice mientras me mira con compasión- Adrián y yo estábamos compinchados. Él quería darte una sorpresa, así que mientras preparaba algunos asuntos yo me encargaba de avisar al resto de la gente.

Vuelvo a sentir la angustia de la incertidumbre en el estómago. Así que cierro los ojos e intento sacar fuerzas para preguntar.

– Aunque ya no tenga importancia, dime ¿de qué se trataba?
– Acércate -me indica con un gesto de su mano.
Nos sentamos las dos en el borde del pantalán, los pies casi rozan el agua. Miro a Helena esperando una respuesta que acabe de una vez con esto. Tengo el frío calado en los huesos, y solo quiero volver a casa. Aunque sea sola.

– Verás -hace una pausa e intuyo tristeza en sus ojos- Adrián quería pedirte en matrimonio -dice mientras introduce su mano derecha en unos de sus bolsillos- quería hacerlo aquí, delante de nuestros amigos. Ten, esto es para ti.

Me entrega una pequeña cajita forrada de ante color azul marino. Mientras la cojo con una mano temblorosa, la otra se posa en mi boca y estallo en lágrimas. “Lo siento”, acierto a escuchar entre el repiqueteo de la lluvia. Noto los brazos de Helena que me rodean para darme calor. Pero yo solo siento frío, rabia, y tristeza. Después de unos segundos consigo serenarme, intento ponerme de pie con su ayuda y le doy las gracias por todo. Ya no hay nada más que hacer aquí.

– A dios Helena, nos vemos pronto.
– Un momento -me dice mientras apoya su mano en mi hombro- Mírame a los ojos y dime que serás fuerte, que seguirás adelante.

Sus palabras parecen de consuelo pero su semblante denota una expresión que no sabría definir. Abro la boca para contestar, pero no consigo articular palabra porque siento un agudo dolor en el estómago. No sé lo que está pasando. De forma instintiva bajo la cabeza para mirar el origen del dolor y encuentro un cuchillo clavado en mi vientre. Observo atónita como la sangre resbala por el filo de la hoja hasta llegar a la empuñadura, donde la aferra la mano de Helena. Caigo de rodillas. Me engulle un sentimiento aterrador, de total incomprensión ¿esto está pasando de verdad? El sabor de la sangre en mi boca me da la respuesta. De alguna manera, acierto a levantar la cabeza para mirar con súplica a Helena. Pero me encuentro con un rostro impasible, casi de locura. Percibo que los sentidos me están abandonando, pero todavía puedo escuchar su voz.

– ¡Adrián era para mí, puta ramera! -acierto a oír- ¡me lo robaste sin ningún tipo de escrúpulos! -consigo abrir uno de mis ojos ¿es posible? ¿está llorando? la imagen desencajada de su rostro me produce aún más terror- Yo solo…quería…estar con él, pero cuando lo tenía….tú te entrometiste. Por supuesto, no iba a dejar que se casase contigo, él nunca hubiese sido feliz a tu lado, pero aún no lo sabía, no sabía que yo era la única persona que podría hacerle feliz. Así que…lo maté. Fue tan fácil…casi más que matarte a ti.

Caigo de bruces contra la madera. Apenas noto ya mi cuerpo, es como si estuviese totalmente dormido. Aun así, tengo la suficiente lucidez para notar que me está atando algo en los pies. Intuyo impotente lo que viene a continuación. Noto un fuerte tirón en mis extremidades inferiores y mi cuerpo es arrastrado hasta caer al agua. El agua entra por mi boca y me provoca más sufrimiento. Me hundo.

Jose

09/12/2017 a las 23:24

Hola!
¿Es obligatorio publicar el relato por Goodreads o lo podemos publicar en otras partes como Wattpad o un blog (dándoles crédito, obviamente)?

Literautas

13/12/2017 a las 10:11

Jose, puedes publicarlo donde quieras. Es tu relato y solo a ti te pertenece. Lo de Goodreads es una sugerencia. 🙂

Un abrazo y gracias por vuestros comentarios.

Sarai

04/01/2018 a las 18:45

Pero si no se tiene que empezar a escribir del tiempo porque hacéis un reto que empieza por eso?…

Literautas

04/01/2018 a las 18:46

Sarai, precisamente por eso, para romper las reglas y atrevernos a jugar con ellas. A veces la creatividad surge de este tipo de transgresiones. Un abrazo.

Andrea

29/03/2018 a las 18:58

–“Parece que va a llover”, dijo Phillip cogiendo la pala. “Tendremos suerte esta vez. El cabrón se lo merecía”.

La mirada de Martín corría desbocada, como su corazón. Sus ojos deambulaban hasta topar con el maletero del coche y, apenas rozaban el vehículo, volvían a pasearse por el descampado.

–Me serían tremendamente útiles tus manos–, masculló Phillip mientras cavaba.

–A mi sólo me pagan por conducir–, respondió Martín. Escondió sus manos temblorosas en la cazadora y topó con el mechero en uno de sus bolsillos. Hacía tres semanas que había dejado de fumar. Joder. Puto tabaco, puto trabajo y puta vida. Había ido demasiado lejos y no recordaba haber visto señal alguna que le alertase de que estaba transpasando algún límite.

Límite. Límites. Por eso había dejado de fumar, porque ya no los sentía. Y los quería, los necesitaba… alguno al menos al que aferrarse. Si conseguía dejar de fumar lograría alejarse poco a poco del cariz que había tomado su vida.

–Chaval, en estos casos uno tiene que ayudar al otro. Yo te voy dando indicaciones de si viene la poli o de si te saltas un stop, y tú me ayudas a acelerar esto. Porque si nos pillan, nos pillan a los dos.

Límite. Ese sí lo sintió. Dar el paso y poner sus manos sería adentrarse más y más en el fango que, por ahora, sólo alcanzaba a sus tobillos. “Lo de fumar funciona, ya verás”, se rió para sus adentros no del todo convencido.

–A mi sólo me pagan por conducir–, repitió. Notaba que sus manos temblaban ahora un poco menos.

Phillip tiró la pala y se dirigió al maletero. “Okey. Como quieras. Caemos los dos”.

Era verano, pero la noche estaba más oscura de los normal. “Parece que va a llover, sí”, prometían las nubes. “Y el cabrón se lo merecía”, repetía Martín para sus adentros.

El hombre sacó del coche una bolsa. Una bolsa con forma de cuerpo inerte. Martín apartó la mirada. “El cabrón se lo merecía. Como todos. Y parece que va a llover. Así que todo estará bien”, rumiaba el joven. “El agua purificará esta mierda. Me purificará a mi, a Phillip y al cabrón que se lo merecía. Nos purgaremos. Y mañana, otro día sin tabaco. Lo prometo. Dejo de conducir”.

claudia

15/09/2018 a las 11:37

Buenos días, soy Claudia una chica italiana y quiero entrenarme con el español escrito. Me gusta este blog y quería compartir mi trabajo. Todavía estoy estudiando así que sí queréis corregirme ¡sería muy feliz! Gracias

Parece que va a llover. El cielo está nublado y el viento sopla tan fuerte sobre las casillas de esta ciudad como entre los arboles y las flores maravillosas. Todo es dañino. Yo acabo de volver en casa. Sentada en una cama que tampoco es la mya, esperando. ¿Pero esperando qué?
Parece que va a llover sobre el piso que veo delante de mis ojos y sobre una casa que tampoco es la mya también. Llove sobre mi alma. Veo alguien asomandose por la ventana de aquel piso delande de mis ojos, luego vuelve en su casa, como el sol que se asoma en el cielo y deja pasa algunos rayos entre las nubes. ¡Quizás que no llueva! Otra persona también se asoma por la ventana, otra desde otra más abajo del anterior, se asoma solo para cerrarla para que viento no entre. Yo veo todo esto desde una habitación que no es la mya, sentado sobre una cama que tampoco es la mya en una ciudad que no me partenece, en una nación que no quiero que sea, en un mundo que no es lo que me esparba. Parece que va a llover sobre esta ciudad y sobre mi alma. Y yo no logro más parar este desastre natural, que no me partenece. Hay gente abajo por la calle esperando el tranvía de su salvación. Ellos aún no saben que va a llover. Hay gente tranquila, esperando el tranvía de la salvación, pero no saben, no tienen paragua, no están listos. Cuando la lluvia los alcanzará ellos empezarán a correr buscando reparo. Puede que algunos serán divertidos, para otros será un desastre. Hay gente que no está preocupada de la lluvia, ellos si que tienen paragua. Y yo estoy aquí, más en alto que ellos esperando. Miro fuera de la ventana desde una cama que no es la mya y escucho el viento soplar. Yo miro afuera y veo ventanas cerradas y gente sentadas en camas que no son las suyas. Escucho los rumores de esta ciudad, los rumbos de coches, la alarma sonando y tralados de obreros que trabajan. Miro el pequeño arbol que está en esta habitación, que no es la mya, veo sus hojas temblar por el viento, las veo moverse pero siempre aguantan. Las hojas son fuertes, ellas si que aguantan. ¿Y yo? Parece que va a llover ¿y yo que hago? Me quedo aquí con este arbol que aguanta pero que no me partenece.
No, no puedo más. Estoy harto de este mundo que miro de relojo, desde una habitación, sentado en una cama que no me partenece. Estoy harto de mirar po la ventana al cielo y a las golondrinas que pasan y se van. Quiero irme yo también como ellas a las que les da igual si va a llover porque siguen igualmente su camino. Así que salgo aunque parece que va llover y no me traigo paragua, quiero ducharme con las gotas naturales de este mundo que ahora si, por fin, sé que me partenece.

Ofelia Gómez

01/10/2018 a las 23:34

—Parece que va llover, —se dijo Javier, mirando distraídamente por el ventanal— pero no te preocupes por mí, querido ángel.
Buscó las llaves y la billetera. Estaba algo preocupado porque era tarde para su cita. Se había quedado dormido frente al televisor viendo las noticias y ahora sentía el cuerpo entumecido. Recordó que soñó con la visita del Ángel de la Muerte y que conversaron largo rato como dos buenos amigos. El ángel resultó ser afectuoso y comprensivo. Le reveló que le gustaba acompañar a los elegidos para que tuvieran paz, pero que esta vez no venía por él. Simplemente necesitó descansar.
Regresaba de una misión especial en un país en guerra, sus compañeros le habían pedido ayuda y el trabajo fue duro y agobiante. Bien sabía que los hombres pueden morir luchando por tierras que nunca poseerán, o por ideales ajenos.
Estaba muy triste y agotado, vio luz en la ventana y decidió entrar en busca de consuelo. Algunas veces su tarea resultaba agotadora y poco gratificante y era entonces cuando necesitaba conversar con alguien que lo comprendiera. Fue así que hablaron largamente de cosas de la vida, del sueño final y del descanso. De las oportunidades de volver a vivir para enmendar los errores, o a veces para equivocarse más aún. Javier se despertó confundido, ya había amanecido y su visitante seguramente estaría lejos y cumpliendo otra vez con su piadosa tarea.
Pensó que era hora de dejarse de fantasías aunque todo le había parecido tan real, pero se dijo que tenía que empezar el día de una buena vez. Se duchó y vistió con prolijidad. Dio una vuelta por la casa para ver si todo estaba en orden. Sobre la mesita de la entrada, junto a la lámpara encendida encontró una pequeña tarjeta de visita, no la leyó, ya sabía a quien pertenecía. También había dos copas vacías y una botella a jerez sin terminar.
Ya en la calle se sintió un extraño. No lograba comprender que la ciudad siguiera con sus rutinas. Demoró en darse cuenta de que solo él había cambiado, que las revelaciones del sueño le hacían ver todo de otro modo.
Lloviznaba tenuemente y comenzó a levantarse un viento poco amigable. Javier caminó unas cuadras y entró al bar. Se le había hecho tarde pero allí lo esperaba la diligente camarera lista para alcanzarle el café y el diario, esa era su cita mañanera con la realidad. Hoy llegaba un poco atrasado pero ya no tenía importancia. Había comprendido, por fin, que por mucho que corriera tras el reloj y sus exigencias, siempre cubriría su ruta y llegaría indemne a la meta final.

Silvia Rosana Ponce

30/10/2018 a las 14:46

Parece que va a llover, de golpe el cielo se volvió plomizo y pegajoso, un manto gris cubrió la ciudad, parecía que todo se había complotado para ponerme aún más triste de lo que me sentía.
Si había algo que detestaba y detesto son los días nublados. Siempre me pareció que la lluvia venía a colarse en mi tristeza y a expandirla para que ya no la pudiera sacar.
Había sido una decisión meditada, pensada hasta el cansancio, ya no más pero ahora después de tomarla, hacerla mía y llevarla a la acción, me invadía la melancolía de no haber hecho lo suficiente.
Y aunque estaba segura de que lo que había hecho era lo mejor, añoraba esa modorra de estar en el lugar cómodo de siempre. Este cambio repentino de rumbo, sabía me traería un sin número de problemas, un romper estructuras y porque no una marea de miedos, es difícil aprender a caminar en libertad cuando uno siempre estuvo enjaulado.
Sí, había decidido soltarte la rienda, dejarte ir, ya no toleraba más tus desplantes, tu mal humor, mi tratar de que no te enojaras…no quería seguir más muerta en vida, pateando mis broncas en silencio…pero a la vez me invadía el miedo y ahora qué, cómo enfrentaría la vida sin tu mano, al menos estabas ahí de cuerpo presente, aunque tu alma y tu corazón vaya a saber Dios por donde vagarían.
Quien podrá entender que prefería alejarme a tu indiferencia diaria, verte cada día me recordaba que quizás ya no me amabas. Gestos silenciosos que decían a gritos que algo en ti había muerto hace años o nunca había existido.
Parece que va a llover, camino apresurada bajo un cielo que gruñe y destella, querría refugiarme en tus brazos pero ya lo asumí es algo forzado, algo que haces porque te pido y no porque lo sentís…nunca te salió, creo que nunca lo sentiste.
Y me quedo con la imagen de tu rostro llorando, pidiendo perdón, rogando un tiempo más, prometiendo cambios, pero mi corazón es como una piedra ya no quiero quedarme a ver si es posible que cambies, ya no creo, ya di por asumidas tus palabras de que no necesitas cambiar, que el otro o te acepta o no, que en eso no hacías concesiones…hoy me decís que si podés cambiar, y eso me cierra más, porque siento que ya es tarde.
Parece que va a llover y camino apresurada hacia mi casa, me cruzo la campera azul de lana como queriendo abrazarme yo misma, y apuro el paso.
Parece que va a llover, mientras por mi rostro dos lágrimas enormes surcan mis mejillas anunciando que la lluvia ya comienza, hoy será un día gris de lluvia torrencial, de abnegamiento de calles, de bendición para algunos y molestia para otros. Corro el último tramo, y me siento cual si fuera un pájaro que huye de la lluvia a guarecerse en un lugar lejano y desconocido, pero que aún puede desplegar sus alas, hacia algo nuevo, algo mejor o peor pero ya no más enjaulado.
Parece que va a llover, y en mi alma llueve a cántaros por un amor que no pudo ser.

bochi

28/01/2019 a las 03:52

Parece que va a llover.
Parece que va a llover dijo mi padre y enseguida le saltó a la yugular mi tía Nelli.
– Me tenes podrido con eso de que: “parece que va a llover”. Para vos: ¿Va a llover o no va a llover? Definite Hugo, por lo menos una vez en la vida definite por algo.
Mi papá ni se inmutó ante tal declaración de guerra. Yo me había acostumbrado a las discusiones familiares. Cada vez que se hacía una reunión se armaba la gorda. Durante un tiempo me angustiaba, luego comprendí que era un modo de relación.
El otro día sin ir más lejos mi tío Ernesto dijo que en un recital de rock habían tocado varios grupos y mi hermano le retrucó que eran algunos grupos. Esa pequeña diferencia los hizo batallar toda la tarde. Pero ya no me engancho más. Me concentro en mi celular y ya nadie me saca de ahí adentro. Lisa y llanamente los ignoro.
De hecho mis tías me llaman el pibe pantalla, porque dicen que estoy siempre adentro del celular. Con el tiempo voy encontrando un espacio en las trifulcas familiares porque muchas veces esas discusiones las termina definiendo el Dios Google. Por ejemplo me dicen: “vamos a preguntarle a Pablito como salió Boca contra River en el campeonato de 1975. Yo lo busco y termino inclinando la balanza para uno u otro lado.
Cuando volvemos a casa las discusiones insisten porque entre mis viejos se siguen reprochando cosas. Que porque no la defendió ante su hermana. Que porque respondió ante la burla que le hizo el salame de su cuñado. El tema sigue hasta el domingo venidero hasta que vuelve a comenzar.
Todo ese disloque se terminó el otro día cuando el abuelo presentó a su novia. La presencia de Eleonora, la podóloga de la otra cuadra, los hizo enmudecer a todos. Era la primera vez que ingresaba alguien a la reunión familiar que ostentara algún título. Por un rato parecía que todo iba a cambiar.
Nadie se esperaba que el abuelo después de tantos años volviera a re hacer su vida. Siempre se decía que el viejo tenía sus rebusques pero nunca suponíamos que nos iba a presentar a una novia. Y encima la podóloga; lo que hacía sospechar que la cosa venía desde hace tiempo.
Parecía que todo se iba a encaminar a un nuevo tipo de merequetengue porque todos querían hacer buena letra. Por ejemplo no se escuchaban más gritos. Tampoco la música fuerte que ponía mi prima Lita. No se discutía como antes y hasta mi tía Nelli le daba la razón a mi viejo, cuando intercambiaron ideas sobre cómo había que combatir las hormigas en el jardín.
Todo parecía que daba un giro de ciento ochenta grados hasta que Elenora dijo que para ella la hoja de laurel era toxica y había que dejar de usarla en la salsa de tomate. Para qué ¡!!!!!¡¡¡¡ Si cada familia tenía un límite este parece ser el de la mía. Eran cuarenta contra una y mi abuelo no sabía de qué bando ponerse. Para sacarla del apuro googlé la información que había traído Eleonora y en parte tenía razón. Existía una hoja de laurel que se usaba para condimentar que no era dañina pero había otra que sí. Textualmente el informe decía: “el laurel de jardín, es una especie tóxica por contener un glucósido cianogenético en sus hojas “.
Elenora dijo algo así como que no importaba la discusión sino que todos habían aprendido algo y dio por terminada la cuestión. Cortó de cuajo cualquier tipo de disputa sobre el laurel, se levantó de la mesa y se fue silbando bajito. Ese desprecio por la discusión, ese menoscabo por la disputa fue el acabose. El dormirse en los laures sepultó su posible ingreso al clan. Decían que era una engreída y que no sabía nada de los secretos de la vida

Wendy Soriano

02/04/2021 a las 22:17

-Parece que va llover- Exclamo ella, recostada de la pared. Estabamos resguardandonos en la parada del autobus,

Yo la observe. Sus ojos curiosos y de color avellana se situaron en el nublado cielo de la capital.

La lluvia empezo a caer, justo como ella predijo. Su pequeña mano agarro la mia.
Tiro de mi brazo acercandome a la calle que estaba extrañamente desierta.

Anochecia, pero a ella no parecia importarle, La lluvia empezo a caer con mas fiereza, Ella esbozo una sonrisa, extendio sus brazos y empezo a dar vueltas permitiendo que el agua le mojara,

Al verla una risita se me escapo, y me entregue a su juego, empezamos a dar vueltas y a realizar una caminata, despreocupados y muy felices. Luego comenzamos a lanzarnos sobre los charcos que habia en cada esquina, en cada calle. Deje que se adelantara un momento, para comtemplar su esbelta figura y su larga cabellera. Ahi me di cuenta lo mucho que me alegraba de haberla conocido y de tenerla en mi vida.

Ella se dio la vuelta para mirarme con esos ojos que me encantaban.
-¿Que esperas? Porque te quedas atras?

-Para observarte mejor- esboce una sonrisa apremiante. Ella tambien sonrio, yo le tome de la mano y se la bese.

Sofia me miro curiosa, ya que nunca habia hecho eso antes, mi frialdad no me lo permitia.
No se si era la lluvia, o la bella sencillez que tenia ese dia, pero se me salieron dos palabras que cambiarian para siempre nuestras vidas.

-Te amo.
Sus ojos se le iluminaron, y el rostro entero se le enrojecio. La lluvia continuaba cayendo en la ciudad, nosotros estabamos en la calle principal del barrio, despreocupados por los carros que podrian pasar, y nos fundimos en un beso. Nuestro primer beso. Bajo la lluvia, no sabia que algo tan cliche alegraria tanto mi corazon, Nunca olvidare aquel lluvioso dia.

Arianna Mendez

25/09/2021 a las 18:06

Parece que va a llover, las nubes están casi pardas como mi corazón cuando te veo y no puedo decirte lo que siento, el cielo parece una tristeza infinita y abismal y la incertidumbre me aqueja mientras me quedo mirando la inmensidad, pienso que el cielo es la silueta que hace acongojar mi alma y me hace estallar en el suplicio de la fragilidad de los días, oh amor!, ¡cuan ruin es la dulce brisa que acaricia mis mejillas si tu presencia no está a mi lado!
¿Por qué alma mía? ¿Por qué te amo tanto?
¿Qué he hecho para merecer esto? todo lo que hice fue enamorarme de alguien que no sabía si me quería y ahora siento que es como mis últimos días sin la esperanza de un bello anochecer.
¿Por qué? por qué así cuando el cielo parece que va a llover, cuando mis llantos son más profundos que todas las nubes en el cielo y que tan solo con mis lágrimas derramadas se podría ocasionar una inundación inimaginable.
¿Por qué no puedo dormí, pensando en que me vas a rechazar si no sientes nada por mí o en que algún día te cansaras de esperar y vendrá alguien más y te apartará de mi lado ?, Que su felicidad no seré yo y que, aunque quisiera que vertieras igual que yo, tu amor sobre este corazón desdichado, no puedo obligarte a que sientas algo.
¿Porque cada vez duele más verte y tener miedo de decirte lo que siento, porque es como tener unas espinas clavadas en la garganta? Estas espinas que no me dejan hablar, y me quedo muda, cada vez que estas de frente mío.
Hazme saber de alguna manera si algún día, podre ser feliz contigo, dame una pequeña señal, mi corazón late a mil cuando te veo, pero se destroza cada día, segundo, minuto y hora que pasa, al no saber si serás mío.
Quiero decirte lo que siento, pero no puedo, por que tengo miedo de que me vuelva a pasar lo mismo del pasado, esos ayeres que fueron falsos espejismos que ilusionaron mi mente y que se rompieron en mil pedazos como un cristal tan frágil y delicado………
Ese pasado que me lastima todos los días, y me destroza el alma en mil pedazos, al saber que tuve la oportunidad a delante de mis ojos de cambiar mi error, y solo me quedé hay estancada, sin saber que hacer, esto es una soledad que habita en mis recuerdos y no me deja ser feliz.
Parece que va a llover, el cielo cada vez es más intenso, parece que esta triste, que nada sobre este mundo lo alegra, parece que le hace falta algo, se parece a mi alma en pena, así me encuentro y así estoy por esos recuerdos que están clavados en mi mente y solo deseo una cosa, que el me ame como yo lo amo a él, y que mi pasado no afecte en nada a mi futuro.

Pamela

10/08/2023 a las 19:07

“Parece que va a llover”

De verdad, o sea.., en serio el “pestiño” del profesor de narrativa quiere que escribamos un relato de al menos 500 palabras que comience con esta típica e insulsa frase, pero es que no me lo puedo creer, de verdad que no había otra fracesita, no se, algo con mas gancho, algo que te incite, que te motive, que te atrape y despierte tu curiosidad. Este tío no sabe que nunca se debe comenzar un relato hablando del tiempo. Como pretende que nos incentivemos si se empeña en que hagamos lo que no hay que hacer.
Pues nada, empecemos

Parece que va a llover….umm, las nubes empezaron a agolparse unas encima de otras oscureciendo… pues claro, no te jode, si va a llover es porque se ha cubierto todo de nubes. Mierda, esto no funciona, porque tuve que apuntarme al taller de escritura, solo me ha servido para darme cuenta que no sirvo para esto, que nunca seré capaz de escribir nada, aunque tengo que decir que imaginación no me falta, en casa siempre me decían que estaba en babia o que estaba en la luna de Valencia, que siempre estaba viajando al país de la imaginación y que parecía tener un sexto sentido para dar rienda suelta a mi creatividad. Pues bien, parece que mi sexto sentido ha decidido cogerse unas largas vacaciones en la luna de Valencia; que debe de ser un lugar fascinante porque no hay manera de hacerla regresar.

Joder! Por más que me estruje los sesos la cosa no parece que fluya, nada que no, que no me llega la inspiración , más bien sale despavorida, ni que me tuviera miedo, será mejor que me levante de esta incómoda silla y vaya derechita a la cocina porque mi sentido creativo estará ausente pero el sentido del hambre… , ese, ese no se toma un descanso vamos, ni por casualidad, ese se ha pegado a mis entrañas de forma que parece que se ha fundido con todo mi ser porque madre mía no veas lo hambrienta que estoy siempre.

Delicioso…, no, que va, digamos que simplemente comestible, y luego me extraño de que siempre tenga hambre, pero que te puedes esperar con una simple loncha de jamón York de esas finas, tan finas que se puede ver a través de ellas y una de queso un poco tiesa ya, es lo que suele pasar cuando se queda la última loncha en el paquete de apertura y cierre fácil de este adhesivo, que nunca se vuelve a cerrar por más que aprietes, acompañado de un par de rebanadas de pan chicloso a modo de bocadillo. Será mejor que mañana vaya a hacer la compra de la semana, que tampoco me explicó porque la compra de la semana no dura una semana. Y con la suerte que tengo seguro que mañana amanece un día luminoso y soleado como viene siendo habitual estas últimas semanas; ya podía el dichoso cambio climático este que está tan de moda dar un poquito de tregua aunque solo sea para que yo me inspire y empiece mi relato con la mítica frase “ parece que va a llover”.

nicolas

13/09/2023 a las 21:59

Parece que va a llover y a mi todavía me faltan 482 palabras para llegar a las 500…

mementovivire

21/06/2024 a las 20:24

Tormenta de verano

“Parece que va a llover”, dijo.

Dirigí mi mirada hacia el cielo despejado mientras hacía una mueca burlona. No había ni un solo indicio de que fuera a llover. La claridad azulada me obligaba a entrecerrar los ojos y una brisa agradable me acariciaba el cabello. Le regalé una sonrisa comprensiva y negué con la cabeza para indicar que estaba equivocado.

“¿Por qué dices eso?” – le pregunté.

Permaneció en silencio unos segundos, observando el apenas perceptible balanceo de las hojas de los árboles.

“Algunas tormentas no se ven”, murmuró.

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