Revisando antiguas notas y apuntes, me he encontrado con una serie de fragmentos extraídos de una vieja revista de Escribir y Publicar en los que Umberto Eco reflexiona sobre la escritura, en concreto, sobre su propia preparación para escribir El nombre de la rosa.
Quiero compartir alguno de estos fragmentos con vosotros porque me parece que, además de demostrar lo muy en serio que se toma este hombre su trabajo, nos puede dar ciertas claves a la hora de configurar el mundo de nuestras historias:
Para contar una historia, lo primero que hace falta es construirse un mundo lo más amueblado posible, hasta los últimos detalles. El primer año de trabajo de “El nombre de la rosa” lo dediqué a la construcción del mundo. Extensos registros de todos los libros y fichas censales de muchos personajes, muchos de ellos excluidos luego de la historia. Porque también tenía que saber quiénes eran los monjes que no aparecen en el libro: no era necesario que el lector los conociese, pero yo debía conocerlos.
De allí las extensas investigaciones arquitectónicas, con fotos y planos de la enciclopedia de la arquitectura, para determinar la planta de la abadía, las distancias, hasta la cantidad de peldaños que hay en una escalera de caracol. En cierta ocasión, Marco Ferreri me dijo que mis diálogos son cinematográficos porque duran el tiempo justo. No podía ser de otro modo, porque, cuando dos de mis personajes hablaban mientras iban del refectorio al claustro, yo escribía mirando el plano y, cuando llegaban, dejaban de hablar.
Para poder inventar libremente hay que ponerse límites. En poesía los límites pueden proceder del pie, del verso, de la rima, de lo que los contemporáneos han llamado respirar con el oído… En narrativa los límites proceden del mundo subyacente. Y esto no tiene nada que ver con el realismo, aunque explique también el realismo. Puede construirse un mundo totalmente irreal, donde los asnos vuelen y las princesas resuciten con un beso: pero ese mundo puramente posible e irreal debe existir según unas estructuras previamente definidas, hay que saber si es un mundo en el que una princesa puede resucitar sólo con el beso de un príncipe o también con el de una hechicera, o si el beso de una princesa sólo vuelve a transformar en príncipes a los sapos o, por ejemplo, también a los armadillos.
Sabias palabras, ¿no os parece? Personalmente, me llama la atención el tema de revisar un plano para crear un diálogo entre dos personajes recorriendo un claustro. Parece algo obvio y, sin embargo, cuántas veces escribimos un diálogo o una acción sin tener en cuenta el tiempo real que debe llevar. Son pequeños detalles, pero marcan una gran diferencia.
Comentarios (14):
Oz
03/10/2012 a las 15:37
Voy a tener entonces que revisionar El Nombre de la Rosa para ver con detalle lo que Eco dice. De todas maneras, me ha resultado curioso que lo más evidente que hay que hacer a la hora de ponerse a escribir, es justo lo que no se ve… casi casi, como la vida misma.
Literautas
04/10/2012 a las 20:05
Sí, cierto. La mayor parte del trabajo de una novela está fuera de la vista del lector. Es como la teoría del iceberg de Hemingway, pero marca la diferencia a la hora de leer 🙂
Un saludo y gracias por tu comentario
Ianna
03/10/2012 a las 17:19
Cada vez que leo cosas como esta, y cuanto más escribo, más de acuerdo estoy en que la escritura es una aventura. Me lo imagino calculando el ritmo del paso o las pausas en el andar para matizar algo, jajaja, estoy empezando a pensar que todos los escritores deben parecer locos en la intimidad.
Ala, otra cosa más a tener en cuenta. Gracias Iria!!
Literautas
04/10/2012 a las 20:06
jajaja y sin ser en la intimidad seguro que también 😛
Pero realmente es lo fantástico de escribir, que resulta, como dices, una aventura. Y puedes vivir otras vidas y otras experiencias a través del trabajo ^^
Un saludo y gracias por tu comentario
Iraide
03/10/2012 a las 21:30
🙂 Muy interesante el texto de Umberto Eco. Al final escribir es como realizar una película, sólo que el montaje previo se aloja en tu cabeza.
Es mucho trabajo y resulta difícil controlarlo todo, pero sin duda ha de ser divertido una vez uno se pone a crear universos y documentarse.
Literautas
04/10/2012 a las 20:11
Sí, la documentación puede ser de las cosas más divertidas y emocionantes. No sé qué tiene, pero atrapa, especialmente la documentación histórica. Te transporta a otra época y te permite aprender tantas cosas. Es fantástico ^^
Un saludo y gracias por tu comentario
Elena
07/10/2012 a las 15:09
Interesantísimo. Me ha marcado sobretodo la frase de “Para poder inventar libremente hay que ponerse límites.”
Un aporte genial 🙂
Literautas
07/10/2012 a las 16:55
Sí que lo es. Umberto Eco también insiste bastante en este tema de los límites en su libro “Cómo escribir una tesis”, que por cierto, es muy recomendable. Y no sólo para escribir una tesis, sino también para abordar cualquier trabajo escrito, porque habla del tema, de la documentación, etc. A ver si un día de estos publico una reseña de dicho libro en el blog ^^
Un saludo y ¡gracias por tu comentario!
Nani
27/12/2013 a las 23:57
Genial!
Como mas cosas aprendo mas liada estoy.
Gracias por enseñar-me.
Carme
Kena
22/04/2014 a las 14:08
Adentrarse en la investigacion histórica, como invita Umberto Eco, es una apasionante aventura que sin dudas permite hacer mas reales en una novela, personajes y lugares….despues de su indicacion, resulta indispensable releer ” el Nombre de la Rosa”. ! !
jaime castillo
02/10/2014 a las 02:48
No he tenido la oportunidad de leer a Umberto Eco, definitivamente me perdido de algo grande, si me pudieras dar alguna dirección de correo de donde pudiera bajar algo del autor. Te lo agradecería muchísimo.
Marbelis lobaina perez
09/02/2016 a las 23:01
El es sin duda un maestro. Es una bendicion que se tomen su tiempo en darnos unos truquitos para ayudarnos,aunque se que es un camino duro por recorrer y que no todos llegaremos a ser verdaderos escritores, pero si que mejoraremos nuestra expresion, nos haremos mas cultos y nos acercaremos mas a ellos.
marbelis lobaina perez
jomaiga
10/02/2016 a las 11:14
Yo, jomaiga, he leído y he escrito de todo lo imaginable, pero Eco, me ha producido el placer de la lectura,, de la imaginación hasta límites insospechados, más que sobre en el nombre de la rosa, me subyugó el cementerio de Prraga
DIANA
29/08/2016 a las 22:54
EN EL “NOMBRE DE LA ROSA”, HUMBERTO ECO NOS ENCLAUSTRA CON TANTA SUTILEZA, EN ESE MONASTERIO, LLENO DE MISTERIOS, INTRIGAS Y ALGUNA QUE OTRA SITUACIÒN TRAGICÒMICA. RECREA LUGARES POCO CONOCIDOS POR EL COMÙN DE LA GENTE Y LOS SECRETOS QUE SE VAN DEVELANDO ATRAPAN AL LECTOR DE UNA MANERA FASCINANTE. UN GENIO!!