A la hora de escribir, muchas veces nos centramos en cómo planificar las tramas, cómo desarrollar personajes creíbles, cómo describir nuestras localizaciones… sin darnos cuenta de que hay algo más profundo sosteniendo la historia: el tema.
Al leer un libro, lo que permanece en la memoria del lector no son solamente los acontecimientos, sino aquello que la historia cuenta a un nivel más profundo. Los temas nos ayudan a dar profundidad a cualquier ficción y nos permiten explorar preguntas que quizás ni siquiera sabíamos que nos estábamos haciendo. Pero, ¿qué es exactamente el tema de una historia?
¿Qué es el tema de una historia y cómo identificarlo?
El tema es el mensaje final que el autor quiere transmitir. Se trata de un concepto abstracto y universal, muy breve, que se desarrolla en la trama, los personajes y los acontecimientos de la narración, dándole un sentido más profundo. Por ejemplo, el amor imposible en Romeo y Julieta, o la lucha entre el bien y el mal en El señor de los anillos.
¿Las historias tienen un único tema?
No, las historias suelen tener varios temas. Lo habitual es que tengan un tema principal, como en los ejemplos que vimos en el apartado anterior, pero también haya otros subyacentes que resulten más sutiles.
En El señor de los anillos, aunque el tema principal es el que vimos antes (la lucha entre el bien y el mal), hay otros muchos temas como, por ejemplo, la amistad y la lealtad, la muerte versus la inmortalidad, el destino versus el libre albedrío…
¿Para qué sirve el tema?
Pues principalmente para que el autor oculte en la historia su propia visión sobre ese asunto, pero sin decírnosla directamente, sino haciéndonos reflexionar sobre ella a través de las tramas y los personajes.
Por ejemplo, en 1984, de George Orwell, si tomamos el tema del totalitarismo y la manipulación de la verdad, vemos que el autor no nos dice directamente “los regímenes autoritarios son peligrosos”, sino que nos muestra una sociedad donde el gobierno controla el pensamiento, la historia y hasta el lenguaje, haciéndonos reflexionar sobre el poder y la libertad.
En la serie Breaking Bad, uno de los temas es el de la corrupción del poder, pero no es algo que luego nos digan abiertamente, sino que nos lo muestran en la transformación que sufre el protagonista: pasa de ser un profesor y padre de familia normal a un criminal despiadado, haciéndonos reflexionar sobre cómo nos puede afectar el ir traspasando ciertas líneas morales.
¿Cómo reflejar el tema en una historia?
Ahora que tenemos claro qué es exactamente el tema, vamos a por la pregunta del millón: ¿cómo plasmarlo en una historia sin que resulte demasiado obvio, pesado o aleccionador? Porque lo ideal es que el tema no aparezca explícitamente, sino que sea un runrún de fondo, una emoción que te lleve a reflexionar sin sentir que alguien te esté forzando a ello.
Por eso tienes que evitar que los personajes o el narrador expongan de manera directa el tema y lo que piensas sobre él. Confía en tus lectores, deja que se involucren y que sean ellos quienes interpreten el tema. Así conseguirás que la experiencia sea mucho más inmersiva y enriquecedora.
En resumen, no sueltes la chapa sobre el tema ni lo cuentes. Muéstralo a través de cualquiera de las herramientas narrativas que tienes a tu disposición:
1. El arco de personaje
Los personajes principales cambian a lo largo de la historia, evolucionan en lo que se conoce como el arco narrativo de un personaje. Este recurso es una de las formas más efectivas de transmitir el tema de manera orgánica.
Por ejemplo, en la película Cars, el tema principal es la importancia de la amistad, que se refleja en el arco de transformación de Rayo McQueen. Al comienzo, es un personaje egocéntrico y solitario, cuya única preocupación es ganar carreras. Sin embargo, a lo largo de la historia, aprende el verdadero valor de la amistad y, al final, decide anteponerla a la victoria en la gran carrera, algo que antes consideraba esencial.
2. Elementos, escenarios y símbolos
Esta opción quizá sea más difícil de manejar y más compleja de detectar, pero resulta muy efectiva porque apela directamente al subconsciente del lector. Se trata de emplear objetos, símbolos o cualquier objeto que represente el tema de manera sutil.
Estos recursos se utilizan mucho en el cine, ya que son muy visuales y añaden una capa de significado sin necesidad de abordar el tema de manera explícita. En la literatura, funcionan igual de bien cuando se usan con sutileza. La forma en que describes los escenarios, los personajes o los eventos puede reforzar el tema, haciendo que la historia resulte más envolvente.
Por ejemplo, un espejo roto puede simbolizar una identidad fragmentada o una relación destruida, reforzando temas de pérdida o cambio. De la misma manera, una casa en ruinas podría representar el deterioro de una familia o la nostalgia por un pasado que ya no existe.
3. La trama y el conflicto
Otra opción es hacer que el tema sea la base de tu trama. Puedes construir conflictos dramáticos y situaciones que lo exploren sin necesidad de mencionarlo, permitiendo que los lectores lo descubran a través de los acontecimientos.
Por ejemplo, imagina que tienes un gran conocimiento sobre política internacional y espionaje. Podrías escribir un ensayo detallando todo lo que sabes y exponiendo tus teorías, o podrías construir un thriller en el que los protagonistas se vean inmersos en una conspiración que revele esos entresijos de forma natural. Ambas opciones son válidas, pero la segunda hará que el lector experimente el tema de manera mucho más emocional, como hicieron los escritores John le Carré, Graham Greene o Frederick Forsyth.
4. Personajes de contraste
El contraste entre personajes es una herramienta fantástica para resaltar aspectos clave de un tema, siempre procurando que no resulte demasiado obvio o caricaturesco.
En Harry Potter, por ejemplo, la lucha entre Harry y Voldemort no es solo una batalla entre el bien y el mal, sino también una exploración del destino y las elecciones personales. Ambos comparten un origen similar, pero sus decisiones los llevan por caminos opuestos, mostrando que no estamos definidos por nuestro pasado, sino por lo que elegimos ser.
🎓 Para aprender: ¿Qué es un antagonista? Mejora tus historias con un buen conflicto
5. Los dilemas
Otra opción es presentar el tema como un dilema que se explore en algún momento de la historia, en lugar de presentarlo una verdad absoluta. Este enfoque invita a los lectores a involucrarse activamente con el tema y a sacar sus propias conclusiones.
Por ejemplo, en El conde de Montecristo, uno de los temas centrales es la venganza. Pero llega un punto en el que el protagonista se enfrenta a un dilema: para completar su tan ansiada venganza, debe hacer daño a una persona inocente a la que, además, le ha cogido cariño. ¿Todo vale cuando se trata de ajustar cuentas? ¿Merece realmente la pena? ¿El daño que nos han infligido justifica el que podamos causar en el futuro?
Este tipo de conflictos internos no solamente afectan al personaje, sino también al lector, que se verá obligado a reflexionar a través de la experiencia vivida en la historia. Y ese es precisamente el poder de un buen tema: hacer que el lector se cuestione cosas, aprenda y crezca.¿No es eso lo que hace que un libro realmente nos marque, más allá del mero entretenimiento?
Ejemplos de temas en novelas
Además de todos estos consejos, hay un aspecto clave en la escritura: leer y analizar cómo otros autores desarrollan sus historias. Observar cómo se exploran los temas en novelas y películas nos ayuda a interiorizar recursos de forma natural.
Un gran ejemplo es La nieta del señor Linh, de Philippe Claudel. En pocas páginas y con una sencillez magistral, aborda múltiples temas y nos invita a reflexionar. Es el tercer libro de una trilogía sobre la guerra, donde cada entrega la explora desde una perspectiva distinta. En esta última, Claudel se centra en las consecuencias de la guerra, abordando temas como:
• Exilio y desarraigo → El señor Linh se ve obligado a abandonar su país devastado por la guerra, enfrentándose a un mundo desconocido donde no comprende el idioma ni las costumbres.
• Soledad y amistad → A pesar de su aislamiento inicial, el protagonista desarrolla una profunda amistad con el señor Bark, basada en gestos y miradas más allá de las palabras.
• Identidad y memoria → Linh lucha por preservar su identidad y los recuerdos de su tierra natal en un entorno extraño.
• Supervivencia y esperanza → La presencia de su nieta, Sang Diu, le da fuerzas para seguir adelante, convirtiéndose en un símbolo de esperanza y futuro.
• Choque cultural → La novela explora el contraste entre la cultura de origen de Linh y la sociedad que lo acoge.
• Pérdida y duelo → Tanto Linh como Bark han sufrido pérdidas significativas, un tema que subyace en su relación.
• Humanidad y empatía → La historia resalta la capacidad de conexión humana más allá de las barreras culturales y lingüísticas.
A través de estos temas, Claudel construye una conmovedora fábula sobre la lucha por preservar la identidad en tiempos difíciles y el poder de la amistad para vencer el aislamiento. No nos explica cómo la guerra destruye la vida de los inocentes; lo muestra de forma sutil, pero con un impacto profundo y duradero.
Con una narración sencilla, casi con tono de cuento, nos sumerge en la historia sin subrayar sus mensajes. Además, en el desenlace, una simple conversación arroja luz sobre toda la historia, revelando la verdadera dimensión de la tragedia.
Conclusiones
El tema es el alma de una historia, aquello que la hace trascender más allá de la trama y los personajes. Detectarlo y trabajarlo de forma natural puede hacer que una novela deje una huella profunda en el lector. Cuando el tema está bien tejido en la narración, el lector lo siente, lo vive y lo descubre por sí mismo.
¿Y tú? ¿Cómo trabajas los temas en tus historias? ¿Tienes algún ejemplo de una novela en la que el tema esté trabajado de forma sutil y efectiva? ¡Cuéntamelo en los comentarios! Me encantará leer tus reflexiones.
Comentarios (3):
Yolanda
05/03/2025 a las 17:39
¡¡Muchísimas gracias por este artículo sobre el tema!! Ahora me queda más claro cómo trabajarlo en mis novelas 😄
Mónica Bezom
05/03/2025 a las 18:06
Gracias por el artìculo, muy claro y completo.
Como ejemplo de una novela corta en la que tanto el tema como sub-temas son trabajados con eficiencia, se me ocurre El Principito.
Tanto el tema central de la amistad que se entreteje con varios sub-temas como la generosidad, la paciencia, empatía, etc., se encuentran muy bien sugeridos a través de los personajes y escenas inolvidables.
Lidia Villa
05/03/2025 a las 22:51
¡Me gustó mucho este post!
Nunca había leído ni pensado en la posibilidad de expresar tu opinión a través del tema de tu historia.
¡Gracias por el dato!
Un saludo.