Ejercicio de escritura: manzanas traigo

Un nuevo ejercicio de escritura y disparador creativo. Esta vez usamos una manzana para empezar a construir una historia. ¿Te animas?

Las manzanas son una fruta cargada de simbología y presente en muchas narraciones literarias y mitológicas, y el ejercicio de hoy será un disparador creativo tomando como punto de partida las manzanas.

Como siempre, al final del post encontraréis el pdf descargable del ejercicio.

El ejercicio es muy sencillo. Consiste en elegir una de las frases siguientes y usarla como punto de partida para escribir un relato de al menos 500 palabras:

1. Cuando entró se dio cuenta de que había una manzana sobre la mesa
2. Ella gritó y soltó la cesta. Las manzanas rodaron hasta los pies del hombre
3. El gusano se deslizó sobre la piel tersa de aquella manzana
4. Verdes, amarillas y rojas, por supuesto. Incluso marrones. Pero, ¿azules? Era la primera vez que veía manzanas azules

Si quieres compartir el relato que escribas a partir de este ejercicio, hemos abierto un grupo en Goodreads donde, entre otras cosas, hay un espacio para ello. Así podremos leerlos y comentarlos entre todos: ejercicios de escritura en el grupo de Literautas en Goodreads.

Descargas:

Ficha | Ejercicio número 0012

Comentarios (12):

La Manzana « M. H. Heels

17/09/2012 a las 11:23

[…] Literautas.com) Compártelo:TwitterFacebookMe gusta:Me gustaBe the first to like […]

maria cristina hernandez arreola

15/10/2012 a las 05:36

El gusano se deslizo sobre la piel tersa de aquella manzana roja que lucia tan fresca, hermosa y apetecible sobre un cesto que cargaba la joven doncella .pero lo que la doncella no sabia era que el gusano era el resultado de un hechizo que la bruja Felicia le hizo para que a un ogro la doncella le permitiera estar cerca de ella, ya que la doncella no lo aceptaba ni como amigo.
Y solo con engaños de la bruja y el ogro a este se le concedió estar cerca de la joven , tanto que la joven al descubrir al inofensivo gusano lejos de temerle lo cuido evitando que le hicieran daño incluso lo alimento con otras manzanas, frescas y hermosas hasta que un día, el ogro convertido en gusano no soporto tantas atenciones que decidió buscar alimento de otro tipo empezó a trabajar para poder voltear el cesto y poder salir caminando de prisa por la mesa hasta encontrarse con un hada madrina de la doncella, pero la hada que se dio cuenta de inmediato de la maldad que estaba ante sus ojos; grito pidiendo auxilio, pero nadie la escucho. Hasta que la doncella se dio cuenta que el gusano no estaba en su lugar lo empezó a buscar encontrando la terrible sorpresa de que su hada madrina estaba inconsciente y el ogro estaba dispuesto a llevárselas a un lugar muy lejano.
El ogro con espada en mano y con la idea de que seria muy fácil raptar a la joven, permanecía oculto detrás del cesto esperando a que esta regresara para raptarla junto con el hada madrina, pero con lo que el no contaba era que su olor insoportable a azufre lo delataría ante la joven, por que; al entrar la puerta de la habitación la joven detecto el olor insoportable y de inmediato roció un perfume de aroma mágico que sirve para alejar todo tipo de maldades y malas vibras, por que de inmediato se dio cuenta que algo extraño estaba sucediendo por que al llamar a su hada esta no respondió y al buscarla, la encontró desvanecida inconsciente.
cuando el ogro estaba a punto de lograr el objetivo de raptarlas,,, “ que se le acaba el embrujo” y no tubo otra opción mas que reconocer ante los ojos de la doncella que recurrió a las hechizos de la bruja Felicia para poder estar cerca de ella, y antes de que esta reaccionara el ogro tomo la espada e intento llevarse por la fuerza a su amada pero no le dio tiempo, por que antes el gusano comió un dulce y este le ayudo a que se le acabara el hechizo entonces antes de que los guardias de la doncella acudieran a darle protección el ogro prefirió clavarse la espada en el pecho hasta desangrarse y morir en brazos de su amada antes que los guardias lo separaran de ella y con la hada de testigo pensó que era lo mejor que le había podido pasar.

Literautas

16/10/2012 a las 11:25

Hola, ¡gracias por compartir tu texto!

Si lo prefieres, también puedes enviármelo por correo a través de la ficha del ejercicio, y así puedo publicarlo con el resto de textos que me envían, de manera que otros lectores del blog podrán darte su opinión. 🙂

Un saludo

freddy

14/07/2014 a las 02:00

Cuando entró se dio cuenta de que había una manzana sobre la mesa de las que había traído de la cosecha del señor José quien tenía un gran terreno lleno de árboles de manzanas, obtuvo una gran producción. Don José con su esposa recogían el producto en grandes canastas, recogieron cerca de 100 todas ellas llenas, para luego llevarlas al camión, y trasladarlas al mercado de la parroquia Sucre, donde vendían el producto a las amas de casa de la comunidad.
Las manzanas son muy apetecidas por los niños y niñas de la escuela San Antonio, sobre todo cuando están cubiertas de dulce de chocolate, los niños incluso se pelean entre ellos para comprar al vendedor de la esquina la manzana de chocolate.
El vendedor se levantaba a las 4 de la madrugada todos días, prendía la fogata del quemador y preparaba todo lo necesario para tener el producto que les encantaba a los pequeños.
Una vez que tenía listas las manzanas de chocolate, las guardada en una gran canasta, se montaba en su bicicleta, manejaba a toda prisa, llegaba a la puerta de la escuela y ponía su mesita, sacaba de la canasta una por una las manzanas, cuando acababa se paraba a lado y las miraba como quien mira una obra de arte. Se ponía su sombrero y esperaba a los niños, algunos de ellos empujaban a su papá o mamá, varios lloraban dando unos gritos terribles que dejaban sordos a los que estaban cerca.
Cuando los niños tenían las manzanas que sus padres compraban al vendedor, primero las veían con una ganas, como quien no ha comido en varios días, abrían sus pequeñas boquitas lo más posible, queriendo devorarlas con un solo mordisco, con un ánimo que los adultos hemos perdido ya sea por la edad o porque consideramos que hemos crecido, que no podemos darnos ese gusto, abrían sus boquitas clavando sus dientes pequeñitos en las manzanas se veía como llenaban sus boquitas de la deliciosa fruta.
Varios pequeños, compraban más de dos manzanas, las guardaban en sus mochilas poniéndolas en el fondo de las mismas, como si fuera un gran tesoro, en el momento del recreo las sacaban, iban a un lugar detrás de las aulas, donde había varios árboles, se subían a las ramas sacaban y las comían lentamente saboreándolas, mientras que otros abrasaban a un amiguito dividían la manzana para compartir alegira de disfrutarlas, cuando acababan de comer se sentían muy contentos, con una gran sonrisa en sus rostros que a muchos padres les agradaba mucho, era algo que ellos no lograban a pesar que les consentían dándoles muchos obsequios.
El vendedor al ver a los pequeños disfrutaban comiendo las manzanas, se alegraba mucho porque todo su trabajo se reflejaba en la sonrisa de los niños.
Ese día regresaba a casita contento como todos los días luego de acabar la venta, cuando entró se dio cuenta de que había una manzana sobre la mesa, la miro, la tomo se sentó, y dijo, esta es mi manzana ahora disfrutare y me sentiré como los niños.

ana mosquera

06/07/2015 a las 20:13

El gusano se deslizó sobre la piel tersa de aquella manzana…

allie

30/09/2016 a las 05:01

El gusano se deslizó sobre la piel tersa de aquella manzana. De verdad era muy curioso, ya que ésta se veía más apetecible que nunca.
A veces, cometemos el mismo error que María, y comemos la manzana sin antes revisarla bien y comprobar que no tenga nada extraño. Pero, ¿Por qué digo “a veces”? Es lo que siempre pasa. Y claro, después de nuestra indigestión, es más fácil culpar a otro. Al verdulero, al manzano, a la persona que nos la regaló, a cualquiera. A cualquiera menos a nosotros mismos por nuestro descuido.
Y como pasa con las manzanas podridas por dentro pero tan bellas por fuera, nos pasa con las personas, con las situaciones. Nos dejamos deslumbrar por lo que vemos que creemos que no hace falta comprobar nada. Ni siquiera intentamos verle el “lado feo”. Es perfecta, no puede tener ningún gusano en su interior. Y así, cometemos los errores más frecuentes (pero también los que nos cuestan la vida) por dejarnos deslumbrar por una manzana que está podrida, pero no lo aparenta.
Obviamente la manzana no tiene la culpa, ella no eligió tener ese gusano ese interior. La culpa la tenemos nosotros, por no ver más allá, por quedarnos con lo que vemos a simple vista, y por tantas cosas más.
Hay que aprender que así se vea como la más hermosa, puede tener un gusano, o estar podrida por dentro. O también confirmar nuestra teoría y ser perfecta, quien sabe. Pero siempre es mejor evitarse gusanos en el estómago, antes de que sea tarde. Para nosotros, y para la manzana.

Amarilys García

25/10/2016 a las 01:42

María Teresa Hernández Arreola, tu cuento está muy bien pero en el último párrafo hay dos errores el primero un párrafo siempre inicia con mayúscula, el segundo la palabra tubo no está correcta ese tubo es de tubería de agua, allí va Tuvo del verbo tener.

Nicolas Alexander

04/08/2017 a las 23:48

Verdes, amarillas y rojas, por supuesto. Incluso marrones. Pero, ¿azules? Era la primera vez que veía manzanas azules, Larry, confundido por el descubrimiento de aquel misterioso árbol, dedició seguir caminando

Que…, que era eso- se preguntaba de manera tan repetida que se tropezó un par de veces, ese color azul, tan solo le recordaba la suma tristesa en la que debía estar, tal y como dice en el anime “Death Note”, “este mundo esta podrido…”

Larry era un chico deprimido, sus pensamientos estaban desgarrados por todo lo que estaba pasando; la gente de la ciudad estaba… muriendo

Tan solo la gente que el conocía, era como una maldición, se imagino la portada de los periódicos del día “la maldición del chico contagioso de tristesa”, estaría mal escrita, pues los periodistas de la ciudad eran un asco para su trabajo

Llego a su trabajo; la biblioteca, en donde libros, abandonas y tristes, tienen la esperanza de algún día volver a ser leídos, un estúpida mentira

Observaba a todas esas personas, ignorantes de todo lo que pasaba, lo miraban como a uno mas, como a uno de millones mas…

El dia se paso en unos 3 prestamos de libros infantiles, Larry tenia mucha presión acumulada, el quería incendiar todo ese lugar, mandarlo al diablo he intentar olvidarlo, tal vez eso lo ayudaría a tener mas cosas en su “curriculum delictivo”

Tenia hambre de una aventura, siempre había tenido ese sueño de ser importante, de ser alguien que cambie al mundo, pero, siendo un autentico ermitaño hacia que nadie mas muriera en la ciudad

Finalmente la etapa nocturna de New York empezó, acompañada de una nieve color azul brillante, azul, ese color lo ha visto en todos lados, en el cielo, en los charcos, en las lagrimas,en manzanas, y ahora en la nieve…que me querrán decir?

Todos miraban la escena, como lagartijas tomando el sol, algunos niños empezaron a jugar, muchos artistas callejeros aprovecharon he improvisaron alguna canción, todos les aplaudieron, en menos de 12 segundos, era básicamente una fiesta

Una fiesta melancólica,casi fúnebre, al menos para Larry, veía lo mismo de siempre, personas, seres totalmente ajenos a la realidad, un niño entre a la biblioteca y empezó a hablar

-buenos días señor, vengo a devolver esto- decía con tanta inocencia que daba ternura y lastima, parecía que la maldición de Larry se desvanecía en el trabajo para volver a tener efecto despues

-Claro niño

Larry se dedico a volverlos a poner en su lugar, la biblioteca era como su hogar, su fortaleza, aquella que protegía a el y todas las personas de la maldición…

Busan

02/03/2018 a las 07:02

El ejercicio que haga puedo enviarlo aun así ya haya pasado tiempo de que lo publicaron?

Literautas

05/03/2018 a las 12:02

Busan, estos ejercicios puedes publicarlos en la página de Goodreads o como comentario a esta entrada siempre que quieras. No hay límite de tiempo.

Un abrazo y gracias por vuestros comentarios.

bochi

24/02/2019 a las 17:25

Manzanas azules.
Verdes, amarillas y rojas, por supuesto. Incluso marrones. Pero, ¿azules? Era la primera vez que veía manzanas azules…
Cuando salí de la verdulería no sabía si estaba alucinando o simplemente me estaba volviendo daltónico. Saqué dos turnos para los proto-medicatos. Uno para un psiquiatra y otro para un oftalmólogo. Al primero le pedí que me entregue un certificado que determinara que no estaba loco. El tipo me miró desconcertado y dijo que era el pedido más loco que había recibido en los últimos años. El oftalmólogo solo recomendó comer más zanahorias y recetó unas gotitas para humedecer las corneas.
Fui al bar de siempre y mis amigos opinaron sobre el tema como si fueran panelistas de un programa de televisión. Rasputin aseguró que existen momentos del día en donde la luminosidad puede influir en la coloración de las cosas. El flaco Fleitas, en chiste, decía que el luego del tercer fernet con cola, él también veía manzanas multicolores. Chicha Rodriguez me invitó a visitar a un gurú que conocía que podría explicarme el fenómeno para – normal que había transitado. Entendía que podría ser que este observando de otra manera las cosas y que en vez de ver el objeto en sí, veía el aura. Aseguró que el tipo era además psicoanalista de la corte de los Mendrugos y no explicó nada más.
El consultorio del famoso gurú mendrugiano era mejor que todo el proto medicato que había visitado. Tenía sillones de pana roja, plantas exóticas y hasta un loro barranquero que repetía la frase: “no corras que es peor”. Me pareció una buena señal y pagué la consulta. La secretaria parecía extraída de un cuento de Agatha Christie. Era misteriosa y seductora. Me pidió unos datos personales y me hizo pasar para ver al gurú.
Era un tipo pelado de edad indefinida y tenía una tatuaje de un mapa marítimo que le tomaba todo el rostro. Tenía una túnica larga y un lagarto sobre sus rodillas. Me explicó que cuando dejaba de acariciarlo este recobraba su animalidad. Le explique el motivo de mi visita y me pidió que le contara mi último sueño. Le relaté, como pude, que el miércoles pasado soñé que una tía mía me venía a ver al Hospital porque estaba enfermo de SIDA y ella en vez de darme fuerzas me adoctrinaba severamente sobre la importancia del uso del profiláctico. Le dije que hacía años que no tenía sexo y que lo más parecido a eso era masturbarme antes de dormir pensando en la Pitufina. No entendía a qué me refería y le tuve que explicar que era una de las protagonistas de la tira de los Pitufos que eran unos personajes azules de dibujos animados.
No sé cuándo ocurrió pero al terminar mi relato tenía el lagarto encima de mis piernas. Recordando lo que dijo el gurú comencé a acariciarlo y este me miró con ternura. El tipo me dijo que lo que me pasaba era que estaba muy solo y que si me conseguía una compañía toda mi vida iba a tomar un nuevo rumbo. Me pareció lógica su interpretación y decidí comprarle el lagarto y también el loro barranquero para remediar mi soledad. Cuando volví a ver al gurú me animé y la invite a tomar un café a su secretaría; me dijo que extrañaba a los animales y me dio un beso. Ahora cuando voy a la verdulería pido un kilo de manzanas. Cuando me pregunta de qué tipo, yo le respondo del color que más te guste; total no es para pintar.

Merlyn

13/04/2023 a las 02:45

tesnVerdes, amarillas y rojas, por supuesto. Incluso marrones. Pero, ¿azules? Era la primera vez que veía manzanas azules…
Colgaban de un árbol que, no me había percatado antes, centelleaba. Era rodeado por destellos de luz diminutos. –¿Ya estaba este espectáculo de la naturaleza acá, o me lo estoy imaginando? – me pregunté.
Tras un pellizco caí en cuenta que estaba sucediendo realmente. Así que me dispuse a observar más, porque pensé, con un poco de temor, que todo esto sucediera.
El árbol tenía un tronco retorcido, con raíces muy prominentes, y de una madera inaccesible. Sus ramas eran extensas, gruesas y resistentes, y, sobre todo, llenas de hojas. Frondoso y fructuoso, pues estaba cargado de aquellas hermosas manzanas azules.
No mentiré al decir que se veían apetecibles, porque no era así. Una manzana roja o verde, con aquel tamaño regular, de textura lisa, y apariencia brillante la hubiera devorado en dos mordiscos. Pero en la naturaleza no existen muchas especies vegetales o animales que, de ser azules, no sean venenosas.
No eran apetecibles para mí, pero sí hipnotizantes ¡Qué color más hermoso! Azul eléctrico, luminiscente, casi líquido. Me acerqué un poco más y pude notar que no había allí ni un solo animalito. Una hormiga, un pájaro en su nido, alguna ardilla en un agujero o una rama.
Un árbol que se notaba predispuesto a guardar vida, de repente, no albergaba más que aquellas extrañas manzanas, que ahora parecían más, lagrimas de un dolor antiguo y pesado, que frutos.
Y me sentí aún más intrigada. ¿Qué te ha pasado bella especie tintineante?, ¿Es tu música acaso gritos desoladores que no logro comprender?
Y rompí a llorar. Ahí parada, contemplando aquella matriz con el alma deshecha, imaginando (o sintiendo, no logré discernir) aquella manera en que, lo que creí inanimado, me hablaba con conciencia y voz, de una manera casi palpable.
No pude arrancarle una manzana, no fui capaz. A veces la sensibilidad puede arruinar grandes descubrimientos. Pero como lo sentí en aquel momento, la sensibilidad también abre la mente a cosas imperceptibles para el ojo.
Me fui caminando por donde había llegado a ese hermoso e inolvidable lugar. Con el cuerpo tembloroso, así como queda después de un largo beso en el aeropuerto, despidiendo al amor de tu vida; así como cuando sientes que un alma traspasa la tuya, llevándose algo consigo. Así como cuando no te atreves a arrancarle una manzana a un árbol, porque su grito inaudible de sufrimiento te paraliza, y te hace encontrarte con tus miedos. Así me quedó el cuerpo, y también aquello que llamamos alma, sea lo que sea.
Fui a aquel lugar en busca de una aventura, de un descubrimiento que me volviera importante y millonaria, y encontré algo que hoy no encuentro como describir. Creo que amo lo que hago, pero estaba haciéndolo de la manera incorrecta. Descubrí que lo especial está obligado a esconderse y vivir en soledad, porque existe quien se aprovecha de ello y lo arruina, le arranca sus manzanas, tala sus ramas, y quema sus raíces, y lo hace sufrir.

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