Que Raymond Chandler es uno de los grandes del género negro ya nadie lo discute. Novelas como El sueño eterno o El largo adiós se siguen vendiendo hoy con la misma intensidad que antaño, y su protagonista, Philip Marlowe, forma parte del imaginario colectivo como representación del detective clásico.
La novela negra ha cambiado mucho desde que Chandler publicó sus obras. El género ha tenido que reinventarse en cierta medida para escapar de los tópicos, de lo que ya se había hecho demasiadas veces, y ofrece más posibilidades al escritor.
Sin embargo, muchos de los consejos que Chandler nos dejó, siguen vigentes y nos pueden servir hoy en día, así que hemos pensado en compartirlos con vosotros, por si estáis pensando en escribir una novela negra y os sirven de ayuda. A ver qué os parecen:
1. Verosimilitud
La situación original y el desenlace deben ser verosímiles.
2. Precisión
No se admiten errores técnicos respecto al método del asesinato ni al de la investigación.
3. Realismo
Los personajes, el ambiente y la atmósfera deben ser realistas. Tenemos que tratar temas de gente real en un mundo real.
4. Consistencia
Aparte de los elementos de misterio, la intriga debe ser consistente como historia. Tiene que ser una aventura que valga la pena leer.
5. Sencillez
La estructura debe tener una sencillez de base que permita contarla con facilidad cuando llegue el momento.
6. Sorpresa
La solución del misterio debe sorprender a un lector de inteligencia media.
7. Coherencia
Cuando revelemos la solución, ésta debe parecer inevitable.
8. Concreción
La novela policíaca no tiene que pretender abarcarlo todo. Si nos decidimos por la historia de un enigma que funciona en un nivel mental elevado, no podemos permitir que también sea una aventura violenta o apasionada.
9. Justicia
El criminal tiene que ser castigado, de una manera u otra, aunque no necesariamente por un tribunal. Si no hay castigo, el resultado resultará irritante para el lector.
10. Honestidad
Tenemos que ser honrados con el lector.
¿Qué opináis? ¿Estáis de acuerdo con Raymond Chandler? Yo creo que la lista ha aguantado bien el paso del tiempo. Aunque actualmente podemos salirnos un poco de los cánones clásicos, estos diez consejos siguen funcionando, ¿no os parece?
Fuente: Cómo escribo novela policíaca, de Andreu Martín
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Comentarios (16):
Marcelo Kisi
23/02/2016 a las 21:11
Todo esto está muy bien, pero estos consejos sobre “principios”, algunos de ellos casi morales, nada nos enseñan de la técnica en sí del género policial, uno de los más difíciles de armar. ¿Cómo se concibe una novela policial? Una vez leí en algún lado que se empieza de atrás para adelante: primero se piensa el asesinato, y luego hacia atrás, hasta llegar al hallazgo del cadáver, la investigación, a los primeros sospechosos falsos, y demás. Recién entonces se empieza a escribir. Es una lástima que no me haya quedado con el material. ¿Iria o alguno de los compañeros conocen algún material así, de enseñanza práctica de la novela policial? Abrazos y gracias!
Lucas Trevisiol
23/02/2016 a las 23:40
Creo que lo más difícil es reunir información de un lugar (por ejemplo, supongamos que yo quiera escribir una novela situada en Bélgica, pero nunca visité tal país o no tenga el dinero para viajar). Otra cosa difícil es el procedimiento de la investigación… ¿Entrevistar a algún investigador? ¿Dan charlas para escritores interesados en escribir una novela así? Leí en un libro de John Katzenbach cuyo protagonista era un escritor y asistía en una ocasión a una charla de aquel tipo.
Esas son dudas que siempre tuve jajaja.
Robert W. Peterson
24/02/2016 a las 00:55
Voy a decir una obviedad, me disculpen: Pienso que la clave está, como casi siempre, en leer muchas novelas del género que se quiere aprender para ir adquiriendo el método, el vocabulario sus mecanismos propios. Aprender de los maestros, imitar y cuando se domine, quizá innovar.
Conozco un libro, pero no sé si es exactamente lo que pedís, “Anatomía del crimen: Guía de la novela y el cine negro” de Mariano Sanchez Soler.
Ahí lo dejo.
Ratopin Johnson
24/02/2016 a las 20:56
Recuerdo “El sueño eterno”. Casí tenía que tomar apuntes del lio que me hacía. Creo que prefiero a Dashiell Hammet
Don Kendall
24/02/2016 a las 23:43
Os propongo uno imprescindible (en mi opinión ,jeje) “Suspense” de Patricia Highsmith.
De paso agradezco este decálogo de Chandler a los editores de Literautas.
Yo ya abusando de vuestra paciencia os doy un enlace de la web donde recojo otro decálogo de cómo escribir un cuento de Julio Ramón Riveyro http://www.donkendall.uk/2016/01/12/45/
Un abrazo
Pepe ILLARGUIA
25/02/2016 a las 22:04
Me parece un decálogo para entender las novelas de Agatha Christie, aunque ella utilizaría diez estatuíllas negras en lugar de consejos. A mí me gusta el concepto de construir un crimen como Alfred Hitchcook: en una fábrica de montaje, sin marca para no hacer publicidad, pieza por pieza se va construyendo un vehículo, cuando sale de la fábrica tiene un cadáver en su maletero. Raymond Chandler no es el mejor ejemplo de honestidad: alcoholismo, intentos de suicidio, viviendo de manera artificial el apogeo y la decadencia de Hollywood. Él mismo se declara seguidor de Dashiell Hammett. Y así, con un buen vaso de Bourbon cualquiera se hace escritor.
Manoli VF
26/02/2016 a las 12:41
Concuerdo con lo que dice Marcelo y los demás compañeros.
El punto de “justicia” con el asesino no lo veo como un elemento “a priori” sino estaríamos hablando casi a nivel de los cuentos infantiles con su concepción maniquea de “buenos” y “malos” y aunque en el genero policial abunden estos personajes siempre puede hacerse una mirada más amplia.
Por lo mismo tampoco concuerdo en que si es policial no pueda ser “violenta ni apasionada”
Y lo del elemento sorpresa para “el lector de inteligencia media” ya me parece más de marketing que de principios.
Concuerdo con Don Kendall en que Patricia Highsmith es un buen ejemplo de intriga y también con Pepe en lo que cuenta de Hitchcook, aunque tampoco creo que la vida personal del autor haya de ser ejemplarizante, pero estaría bien si quiere moralizar…
Yojimbo
26/02/2016 a las 14:08
El decáologo esta bien, expresa a grandes rasgos lo que espero encontrar en una novela policial. Pero coincido con Manoli en que el concepto de justicia es relativo. Yo al punto 9 lo habría titulado “castigo”. En general uno espera que el asesino, si actuó por motivos egoistas o es malvado por naturaleza, sea castigado por la sociedad, por el protagonista, o por las consecuencias de sus malas acciones.
Que el asesino quede impune podría justificarse si actuó por venganza y sus víctimas no eran tan buenas personas como aparentaban, pero en este caso el autor tiene que ir dando indicios a lo largo de la historia, si nos ocualtan hasta el último capítulo que los simpáticos ancianitos asesinados eran criminales de guerra,nos sentiremos estafados.
Lulita
27/02/2016 a las 19:46
En la novela policíaca debe aparecer por lo menos un policía honesto y yo vivo en un país donde los policías:
Son parte del crimen organizado.
O tienen miedo de enfrentar a los malos y prefieren dar vueltas para no llegar al lugar de los tiroteos.
En mi país el móvil de un asesinato es porque a un grupo de malosos armados les molestan las luces de otro auto, que lo rebasen o simplemente la risa de otro. Y esos son motivos para matar a sangre fría.
Los investigadores tienen tantos casos que no investigan nada y se conforman con dar saluda fácil a los documentos.
Vivo en un país donde los muertos son parte de la vida cotidiana.
Lulita
27/02/2016 a las 19:56
Perdón, me dejé llevar.
Lo que intenté decir es que la novela policíaca para mí es ficción.
Pero lo podría intentar
Nico
28/02/2016 a las 09:39
Como dice Ratopin, en el sueño eterno hay que tomar apuntes para saber por dónde va el asunto. El director de la pelicula tuvo que llamar a Chandler para preguntarle quién había matado al conductor. El escritor tampoco lo sabía.
Denise
03/03/2016 a las 01:27
Veo que tienen problemas con el tema de la justicia.
Piénsenlo en función de la época en que surgió el policial inglés: segunda mitad del siglo XIX, revolución industrial. Recuerdo a muy grandes rasgos, pero se podría resumir en que, para las clases altas, las bajas, que estaban como en crecimiento, eran un peligro. El crimen, en el policial, es una alteración del orden natural de las cosas. El detective, al descubrir al criminal y ejercer como agente de justicia, está salvando el status quo.
En el caso del policial negro, es un poco distinto, pero la idea de que los valores están trastocados es la misma. Comenzó en los años ’20, después de la Primera Guerra Mundial, que puso de cabeza la idea de que el progreso material conducía inevitablemente al progreso espiritual. A esto se deben las diferencias que encontramos entre los dos tipos de policial.
Las cosas son distintas ahora, por lo que entiendo que lo de la justicia esté un poco pasado de moda, por decirlo de alguna manera. Pero creo que siempre es bueno recordar el contexto histórico, porque explica un poco las cosas.
Muy buena entrada, saludos!!
Ratopin Johnson
04/03/2016 a las 17:45
Denise, no creo que la justicia esté pasada de moda. Para mí es un concepto universal, ligado a la moral, la verdad. Más que en el bien y el mal, creo en la justicia.
Denise
04/03/2016 a las 22:54
Te entiendo, Ratopin, pero lo que dije iba orientado a la gente que no le encuentra realismo a algunas de las características del género, tal como se las enumera en la lista. El policial tiene que seguir esas reglas, ya sea al pie de la letra o subvertidas, para poder definirse como tal. Estoy hablando de literatura, no de moral 😉
Earendil
09/03/2016 a las 19:35
Cuando he leído el decálogo me ha decepcionado un poco, pues poco aporta.
Luego, leyéndolos a ustedes, he visto más puntos en común a mi propia idea de una novela policíaca.
La entrada de Lulita es impresionante, porque tiene razón, en su caso la realidad supera la ficción. Pero tenemos que ver el género policíaco como uno más. Para mí sobran el punto nueve y el diez, pues cuando leo una novela de este estilo no espero que todo acabe como en un cuento de hadas.
El Graffo
19/03/2016 a las 21:07
La lista queda muy bien entre lectores y escritores que sigan novelas policíacas como las de Agatha Christie donde se juntan pistas para resolver un crimen.
Sin embargo, la Trilogía de Nueva York de Paul Auster es un excelente ejemplo de la utilización del género policíaco como “recurso” para explorar la psicología de los personajes.