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Virus suelto - por Martina Bersano

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El autor/a de este texto es menor de edad

Se giró al escuchar el grito. Toda la gente de la calle estaba enloquecida. Se paró en seco. Estaba confundida. No sabía si salir corriendo o esconderse en algún lugar.
Había gente en un estado inhumano, parecían tener rabia. Ella corrió, tuvo la sensación de ser perseguida. Nerviosa, aumento la velocidad y perdió a esos hombres raros.
Llego agitada a su departamento, su marido la vio y se preocupo, sus hijos empezaron a alterarse.
Automáticamente, la primera reacción que tuvo fue prender el televisor, y ahí estaba, la noticia que explicaba lo sucedido.
– Virus creado en laboratorio, genera que la gente tenga reacciones caníbales e instintos animales – leyó en voz alta.
La noticia decía que había que estar muy preocupados y precavidos, porque el virus se expandía atreves de que estos “hombres” tengan contacto con sangre sana.
Ya había dos continentes apoderados por el virus, era peligroso, había tomado a miles de personas. Estas tenían un estado deplorable, parecían muertos.
De repente, un cartel rojo salió en la pantalla.
Mensaje del gobierno:
Desde este momento, el gobierno se declara nulo, no tendrá ningún poder sobre los habitantes de este país. Se recomienda abastecerse de comida y ubicarse en lugar seguro. Se les recuerda que estos seres inhumanos son realmente peligrosos, y que ahora su vida depende solamente de ustedes mismos.
Ahí entendieron realmente la gravedad de situación que los atravesaba.
Decidieron huir, agarrar la camioneta, recorrer algunos kilómetros hacia la costa, ahí debería estar el barco de Juan, el padre, que como le gustaba el mar y viajar por este medio, su mujer se lo había regalado. El plan era arriesgado, era ir recorriendo países de América con el fin de encontrar alguna zona segura hasta que encuentren la cura de este virus.
Agarraron a sus nenes los subieron en la parte de atrás de la camioneta, entre latas de arvejas y paquetes de fideos. Taparon las ventanas de ellos con cartón para que no se asusten y agarraron viaje.
Hora 1:
Se sentían los golpes contra las puertas. Los chicos estaban asustados. Y no eran los únicos que habían decido huir. Al frente suyo estaba el peor tráfico que había visto. Estaban rodeados de autos y de estos seres.
Se dieron cuenta de algunas cosas:
• No iban a llegar en el tiempo que habían planeado.
• Si no cambiaban de ruta, por una menos transitada, se deberían dar por muertos.
• No tenían nafta para llegar, deberían recargar en el camino.
Hora 3:
No habían avanzado mucho, pero habían decidido que cuando podrían se alejarían de la ciudad y agarrarían camino por el campo.
Los hijos se empezaban a quejar de que necesitaban ir al baño y Juana, su madre les prometió que ni bien lleguen al campo, harían en algún arbolito.
• Tenían como mucho 2 horas más de nafta.
• Sus cuchillos no eran arma suficiente, necesitaban algo más contundente.
• Si era necesario matar para sobrevivir, ellos matarían.
Hora 5:
Decidieron parar en una estación de servicio.
Su idea era así, ella bajaría y cargaría nafta, mientras él y los niños irán al baño, luego se juntarían y saquearían el lugar. En todo momento estarían armados con cuchillos todos, hasta los nenes, era necesario.
Bajo y probo todos surtidores y en el último quedaba algo de gasolina. Lleno el tanque.
Había tenido mucha suerte hasta el momento, esto no podía seguir así de bien.
Una mano la agarro de atrás, se dio vuelta rápidamente, y vio a un inhumano, intento llegar al cuchillo, no llego, intento empujarlo, pero no podía, cuando se daba por muerta, apareció su marido y le clavo un cuchillo por detrás.
Del kiosco de la estación sacaron pocas cosas, algunas golosinas, y otras tonterías.
Hora 7:
No faltaban más de 100 kilómetros, recorriendo todo por adentro se estaba haciendo más largo. Tenían miedo pero a la vez era reconfortante haber recorrido todo eso.
Estaban solos y no sabían si eso era bueno o malo. No había nadie en ese camino, que si no fuera por las circunstancias, sería normal, pero no sabían.
Hora 9:
Estaban a menos de 5 minutos, tenían una mezcla de sensaciones, estarían seguros, podrían dormir, y pasar tiempo sin sufrir sin tener que estar cuidándose constantemente.
Llegaron a la playa, la recorrieron hasta llegar al muelle, la emoción los sobrepasaba.
Pero al llegar, paso algo que no habían tenido en cuenta, El barco no estaba, alguien se lo había llevado.

Comentarios (7):

Amilcar Barça

18/01/2017 a las 21:01

Bueno, digamos que el lenguaje tuyo difiere del mío, pero te entiendo. Tiene suspense y te recomiendo sigas practicando. ¡Ah! y cuidado con los hombres caníbales

Vagabundo DeMente

19/01/2017 a las 22:32

El género zombi, si bien ya bastante usado, tiene (creo yo) todavía mucho potencial. Encajaste bien la idea de tu narración con la primera frase del taller de este mes: se giró al escuchar el grito, y esto es con lo que nos encontramos: una amenaza de alcance nacional o incluso mundial.

Hay algunas cosas que me parecen difíciles de imaginar: el gobierno, por ejemplo, no renunciaría al poder sin más. Creo que sería más plausible si mostraras un boletín de noticias en el que se afirma que los cargos más altos del gobierno (alcalde, gobernador o presidente, según aplique) huyeron o fueron muertos o están extraviados, y que no hay nadie que dirija a la población. Opino que esto causaría el efecto que buscabas (los protagonistas entienden que están inmersos en caos total), sin que signifique que el gobierno intencionalmente decidió tirar la toalla (que es lo que la versión actual del relato me da a entender).

Otro detalle que tampoco logro imaginar es armar a los nenes con cuchillos; sobre todo considerando que los padres se tomaron el trabajo de cubrir las ventanas solamente por tratar de ahorrarles un susto. Un instinto maternal (o paternal) más lógico sería mantener a los nenes a buen resguardo, dejarlos en la camioneta, incluso dejar a uno de los padres en el auto mientras el otro va a buscar provisiones y demás.

Conviene afinar también el lenguaje (decir que del kiosco tomaron algunas tonterías le quita peso al relato, le aligera el tono), así como la ortografía y gramática (signos de puntuación, acentos y demás). En general este relato tiene una extensión decente y mucho potencial.

Escorpión

20/01/2017 a las 04:29

Mi saludo Martina.
Te felicito por este intento de escribir un relato a tu edad. Tienes errores en la construcción de ideas, el pasado de los verbos,etc.- Pero el fondo de la historia lo hace atractivo; si pides ayuda a un adulto de seguro que saldrá un buen texto.
¡Ánimo que tienes muchos años para pulirte!

Nora C.P.

20/01/2017 a las 22:58

Enhorabuena por un relato tan extenso y bastante coherente.
Encuentro palabras que no utilizo y no se valorar si son correctas.
Has sabido adaptar la frase inicial a tu historia.
Espero poder mejorar mis críticas poco a poco. Acabo de empezar.

Bea

22/01/2017 a las 01:24

Hola Martina:

Me ha gustado tu relato, pese a no ser los zombies mi género predilecto pero le has sabido sacar partido y eso me ha gustado. El principio sobretodo, con esas frases cortas le aportan tensión al relato, quieres transmitir que todo sucede muy rápido y de forma muy confusa y llega así, es genial.
Algun verbo perdido hay y alguna palabra cuyo significado no entiendo pero eso ya es otra cosa y no desmerece para nada tu trabajo. Te felicito por tu trabajo.

Si te apetece pasarte estoy en el 242.

¡Felicidades, nos leemos!

María Teresa Montero P.

26/01/2017 a las 14:34

Hola, soy porecoporepore. Martina me gustó tu relato, pude imaginarme todo lo ocurrido en él. Me encanta saber que eres muy joven porque te haces entender muy bien, cosa nada fácil. Sigue adelante.

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