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El Rey del Teatro - por Laurindiel

Web: http://frominsidelaurindiel.blogspot.com

Creo que solamente yo pude averiguar lo que era, lo que realmente sentía, lo que escondía detrás de esa máscara infernal y del espectáculo que organizaba. Llegué a entenderlo, sí. Pese a todas sus perversiones, fetichismos y degradaciones, era un hombre como todos. También podía llorar. De hecho, lo hacía a menudo. No era más que un pobre amargado en busca de su felicidad.

Se hacía llamar “El Rey del Teatro”, aunque quizás el nombre más adecuado hubiera sido “El Rey del Esperpento”. Se movía cual nómada, de ciudad en ciudad, mostrando bajo la pequeña carpa que situaba en el centro de los carromatos, un espectáculo en el que hacía ver la crueldad de la madre naturaleza: enanos, siameses, la mujer barbuda, un jorobado, pulgas, y un payaso que solo sabía hacer llorar. Todo lo más extravagante de este universo. Triunfaba, sí. La gente desea ver a otros de su misma especie en peores condiciones para regocijarse de su sufrimiento, para poder creer que sus tristes vidas merecen aunque sea por un mísero minuto la pena. Ineptos. Les gusta hacer daño a sus semejantes con sus carcajadas. En el fondo, “El Rey del Teatro” conocía la mente humana y sus más bajos instintos mejor que nadie, pero solo él era capaz de hacerlos salir a flote. Porque él también el icono de la anarquía personal. Un personaje pervertido y rastrero, odiado y admirado a la vez… sobre todo dentro del género femenino. ¿Qué mujer, tras haber visto el espectáculo, no deseaba acudir al carromato real y ceder a las pasiones del sumo monarca?

Pese a todo, tras esa fachada y esa máscara demoníaca que se ponía para esconder su rostro, a mí, a su fiel compañera durante tantos y tantos años, no podía ocultarme nada. Desde mi jaula lo he observado desde que él era un niño y yo un pequeño animal recién parido, y para mí siempre será Billy Black, ese pequeño al que le gustaba descabezar a sus muñecos y colgar sus miembros de goma por todo su cuarto. Un ilusionista y un visionario.

Llegué a él hace tanto tiempo que casi no recuerdo. Creo que Billy tenía 5 años. No tengo recuerdos de cómo llegué a parar a sus manos. Solo sé que la primera visión que tuve cuando abrí mis ojos fue la de un niño moreno, de ojos oscuros, que me miraba con una media sonrisa en la boca, de la que sobresalían ligeramente dos dientes puntiagudos, más largos que el resto. No comprendí lo que decía, pero el suave roce de su mano por mi lomo me reconfortó tanto que volví a cerrar mis ojos y me sumí en un profundo sueño. Desde aquel día, nos convertimos en inseparables: Billy Black y su rata.

Sus padres eran gente de clase y con clase. Tanto, que siempre me he preguntado cómo una rata como yo pude llegar a las manos de Billy, aunque creo que prefiero desconocer ese aspecto de mi existencia. No en vano, conociendo al “Rey”, quién sabe lo que pudo ofrecer a sus padres para que le permitieran tener una rata. Probablemente fuera un chantaje emocional. O probablemente se volviera loco y cogiera unas tijeras y empezara a destrozar su cuarto, el salón, la cocina… o a sus padres.

Su madre, Mary, era ejecutiva. Su padre, John, banquero. No le faltaba nada. Pero Billy siempre fue más allá de los convencionalismos. Quizá fue precisamente su estatus social lo que le llevó a expresar una actitud de rebeldía frente a lo que se suponía que debía ser, frente a lo que se esperaba de él. Ese muchacho que ha nacido por equivocación donde la mayor parte de la humanidad querría nacer. Ese muchacho salvaje, un primitivo hombre de Neanderthal en nuestros tiempos. Probablemente su actitud fuera consecuencia de algún problema neuronal, aunque eso no se supo, ni se sabe, ni se sabrá nunca. Con unos padres tan perfectos, un hijo tenía que ser perfecto. Pero Billy no.

La decapitación de sus muñecos, y la combinación de sus extremidades para crear hombres deformes y maltratados por la naturaleza, era desde que mi pequeño cerebro recuerda su principal pasatiempo. También colgaba esas extremidades por las paredes y el techo de su cuarto. Esa macabra decoración, junto con los dibujos sangrientos que pintaba, hacían de su cuarto todo un antro de salvajismo animal. Un cuarto donde solamente un psicópata viviría. Un psicópata… y Billy Black.

Comentarios (8):

Luis Ponce

18/02/2016 a las 22:35

Laurindiel: está bien escrito, aunque el tema no es de mi predilección, pero me imagino que es de tu gusto. Difícilmente esperaría la continuación aunque estuviera abandonado en un pueblito del viejo oeste sin nada que hacer.
Tú sabes que es cuestión de gustos y la que te doy es mi opinión personal, porque me parece que tienes un correcto manejo del idioma e ideas claras. Pero hay lectores para todo incluso para los discursos políticos.
Suerte.

SyVy

19/02/2016 a las 01:08

¡ Buenas noches Laurindiel!

Creo que el relato, como descripción detallada del protagonista, esta muy bien ejecutada, sobre todo la parte psicológica. Detallas muy bien al personaje e indirectamente lo haces con el narrador, lo que ayuda a entender el contexto “social” del niño. No obstante le habría dado un poquito más de peso a la física, por encontrar el equilibrio entre su aspecto ( que dudo que sea muy normal trabajando en lo que trabaja ) y la parte personal.

En lo referente a al forma, está muy bien redactado, pero creo que hay alguna coma por ahí sobrante en algún momento y algún pequeño error que no dudo que será un despiste ( “Porque él también el icono de la anarquía personal” …falta el verbo )

La atmósfera tétrica y retorcida la transmites muy bien, dejas muy claro el sentimiento que despierta Billy a su acompañante, pero en el caso del acompañante me lío un poco a la hora de situarle temporalmente con respecto a Billy, creo que esa parte es un poco confusa ( el narrador era un animal mal parido recientemente , pero recuerda a Billy con 5 años…me entran dudas )

En cualquier caso veo que no te has unido al reto, por lo que como introducción a un personaje y su entorno esta muy bien.

Buen trabajo :=)

Si quieres echarle un ojo a mi texto es el 190 ( Ragnarok)
¡Un beso!

Iago

19/02/2016 a las 20:29

Hola.

Tu relato no termina de gustarme (aunque es por gustos…)Lo veo mas como una descripción que como un relato como tal, aunque como descripción he de decir que esta muy lograda.
Me gustó bastante el hecho de que sea una rata quien narra todo.
Creo haber encontrado un pequeño fallo ya que me cuesta creer que haya un “circo de los horrores” en una época actual, o una mujer ejecutiva en la época en la que existían estos circos.
A seguir mejorando!.

Te invito a pasarte por mi relato, el 219.
Un saludo

werchy lam

20/02/2016 a las 23:22

Bueno Laurindiel, quizás no esté muy limpio, pero hay algo muy claro, motivador y muy atractivo en tu relato. El personaje que pronto se sabe que es una rata y el odio que siente no solo por El rey del teatro sino por la humanidad. Es tan latente que despierta miedo. Conseguir eso no es fácil así que sigue por ahí. Limpia, simplifica. A veces escribimos mucho para tratar de aclarar al lector y lo que hacemos, incluida yo, es enredar más. De verdad que no está mal pese a lo que te digo. Te seguiré

Seilof

23/02/2016 a las 14:09

Hola, Laurindiel:
Tu capítulo me ha gustado en general, aunque le modificaría algunos aspectos.
Has contado demasiadas cosas en vez de mostrarlas con acciones. Solo al final del capítulo has mostrado, pero para mí ya era tarde.
La historia parece parada en un contar y contar, pero en todo el capítulo no sucede nada. Hablas del pasado de una persona a la que no conocemos.
Un niño bien con una rata, no sé. Me choca un poco. Quizá si fuera un hamster o cualquier otra cosa, pero una rata esta asociado con lo peor. Por muy rebelde que sea no me encaja.
Cuando explicas que el narrador es un animal, creo que mejoraría si explicaras directamente que es una rata. Ese misterio no lo es tanto y descoloca.
Mi consejo es que te leas tu relato un par de veces y los escribas entero, sin copiar, un nuevo texto sobre la misma historia. Es una técnica que a mí me funciona. Es como escarbar para sacar la verdadera historia que llevas dentro y que a mí me parece que es poderosa. Me has demostrado capacidad para crear una buena novela, desde mi punto de vista solo te falta escarbar y ceñirte a las partes realmente interesantes.
Animo y a seguir escribiendo.

Laurindiel

01/03/2016 a las 23:43

Hola compañeros,

Ante todo daros las gracias por los comentarios. Todas las sugerencias y propuestas para mejorar son bien recibidas.

Con respecto a la historia, la idea era crear un ambiente y una atmósfera lo más degradante posible, de ahí lo del circo de los horrores, o que la narradora sea una rata.

La idea de la historia parte de un sueño que tuve, y quizás por ello ha quedado poco limpia, pero me alegra ver que algunos de vosotros habéis captado el miedo, el asco y la degradación que intentaba transmitir.

¡Gracias de nuevo!

KMarce

02/03/2016 a las 23:11

Saludos Laurindiel:

Antes que nada gracias por pasar por mi texto y tu gentil comentario.
Debo decir que a bien me lo he leído de corrido, y me hizo recordar, el personaje de la rata me hizo recordar a “Big Ben” de la película “Willard”. Esa película con el protagonista humillado que se cobra venganza a través de sus ratas.
Creo que te han mencionado algunos aspectos de puntuación y de contenido, que sí parece muy instrospectivo; aunque comprendo el aspecto de la psiquis que trataste de evocar.
Yo soy de la que suele escribir sus sueños, pero no todos, sino solo los que son en realidad “visiones literarias”, porque suelo descartar la mayoría, porque soy muy mañosa a la hora de escribir y todo debe de encajar en la historia, sino lo descarto.
Lo que me ha confundido es la frase final, en dónde la rata dice que hay un sicopata y Billy, (que es el nombre del hombre), por lo que comprendo que ella puede ser tan dañina o más que él.
Sin embargo, hubo ceño fruncido cuando leí que lo conocía desde niño, (ahora un adulto) y luego declaras que es una rata mascota: porque las ratas no suelen vivir más de tres años. Tendría que ser una muy longeva o estar maldita o algo así para que continúe viva después de al menos unos treinta años. (Muy al estilo de “Green Mille”).
Creo que la idea promete, solo corrige esos tropiezos que el lector se ha encontrado; recuerda que debemos amar lo que escribimos, pero también buscar el balance con lo que el lector quiere leer.
Un punto a tu favor, creo que has hecho muy buen uso del analísis mental del prota y quien narra. Busca el balance y tu historia tendrá mucho para lucirse.
¡Nos leemos!

KMarce

02/03/2016 a las 23:35

PD. Perdón Laurindiel. Ya que por error me salté uno en mi lista de los que me habían leído, ya que tú aun no pasaste por el mío. Llegué al tuyo por un comentario que hicieras en alguién a quien leí. Si deseas leerme, estoy en la relato 184.
(siempre me pasa cuando uso Mozilla… pero me alegra ese salto porque llegué aquí) ¡NL!

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