<< Volver a la lista de textos
EL ÚLTIMO BESO - por LaurindielR.
Web: http://frominsidelaurindiel.blogspot.com
El pomo de la puerta del bar estaba flojo, y corría el riesgo de caerse al suelo en cualquier momento, cada vez que un nuevo cliente entraba. La cristalera que lo rodeaba estaba totalmente rota y pegada con cinta de carrocero, lo suficientemente sucia para apenas distinguir si lo que transitaba en el exterior era una persona, un animal o un vehículo. La lluvia caía a raudales en la calle, encharcando las aceras y colapsando las alcantarillas y los desagües.
En el momento en el que la lluvia caía con mayor intensidad, la puerta del bar se abrió y entró una muchacha joven, con su pelo rubio totalmente empapado y pegado a la cara, cubierta con un plumas rojo, y un niño pequeño entre brazos, envuelto en una manta y una tela que parecía impermeable. Lloraba sin consuelo y asomaba sus manitas levemente por los pliegues del saco improvisado en el que estaba.
Desde mi posición, sentado en la mesa de la pared y con el café entre mis manos, pude contemplar fijamente cómo la chica que había entrado se sentaba en una mesa del centro del bar, se quitaba su abrigo, lo dejaba en la silla de al lado, y colocaba al niño encima de la mesa. Los llantos iban creciendo en intensidad, y ella comenzó a hacerle carantoñas con el fin de que se callara, mientras, al mismo tiempo, le pedía al camarero algo que deduje era un café con leche, por el olor que desprendió al pasar por mi lado.
Al tiempo que la chica cogía la taza de café y la posaba en sus labios e intentaba consolar infructuosamente al pequeño, la destartalada puerta volvió a abrirse y entró otra mujer, morena, jadeando. Hizo un barrido general con la mirada alrededor del bar, fijando finalmente su objetivo en la chica rubia y en el niño.
Se acercó corriendo y se sentó frente a ella. Al instante comenzaron a hablar en voz baja, con aspavientos, moviendo las manos continuamente. Estaban discutiendo.
De repente, la chica rubia, que todavía seguía empapada, empujó la silla sobre la que se sentaba hacia atrás, cogió al niño desconsolado por debajo de los brazos y sin mediar palabra se lo extendió a la morena, que negaba continuamente con la cabeza. Sin embargo, tras unos instantes, levantó la vista hacia su compañera, se puso en pie, extendió los brazos, cogió al niño y comenzó a acunarlo, sin dejar de mirar a la chica rubia, que no se había resistido a la entrega, y cuyos ojos comenzaron a llenarse de lágrimas y a ponerse rojos.
Se giró para ponerse el abrigo, todavía empapado, y, mientras lo hacía, comenzaron a oírse sirenas de policía que se aproximaban al bar. En ese momento la cara de la chica cambió por completo, pero, sorprendentemente, con una calma pasmosa, procedió a sentarse de nuevo en la silla, mirando al niño fijamente.
Los coches de policía pararon alrededor del bar, se veían las luces de las sirenas a través de las cristaleras. Entraron cuatro de ellos y, tras un vistazo general, posaron la mirada sobre la chica. Se le acercaron y la levantaron de la silla, poniéndole las esposas. Ella no dejaba de mirar al niño, a ese niño al que había dejado en manos de otra. Los oficiales la dirigieron, cogida de los brazos, hacia la puerta de salida.
Sin embargo, justo antes de salir se zafó de la policía con un movimiento brusco y rápido y corrió el breve espacio que la separaba de la mesa donde estaba el niño. Cuando se colocó junto a él, bajó la cara, cerró los ojos y le dio un beso en su pequeña frente. En ese instante, el pequeño dejó de llorar.
Los policías no tardaron mucho en volver a cogerla por los brazos, provocando un nievo llanto inconsolado del pequeño.
Así salió, con un policía de cada brazo, esposada, sin volverse a mirar atrás una vez había dado su último beso a un niño casi recién nacido que había dejado con otra persona. Poco tiempo después, las sirenas de policía se alejaron poco a poco.
La desconocida entonces, observada fijamente por los pocos clientes que quedaban, se puso su abrigo, cogió al niño en brazos, lo abrigó bien y, apretado contra su pecho, abrió la puerta del bar y salió.
Comentarios (7):
Baptiste
18/01/2016 a las 23:18
Buenas Laurindiel,
Tengo unas observaciones a tu historia:
A mi parecer, creo que te vas demasiado por las ramas, por lo que me cuesta entrar en la historia.
Algunas palabras se me han hecho repetitivas y creo que has usado el sufijo -mente- en demasiadas ocasiones.
Pero todo tiene siempre un lado bueno:
Los detalles del lugar están muy bien escritos y me imagino el lugar a la perfección.
La historia de ese niño y la mujer me atrae mucho
PD: en lugar de “ponerse rojos” yo pondría “enrojecerse”
Consejo de amigo. Un saludo!
La Blasa
19/01/2016 a las 12:35
Tras haber leído varios relatos tuyos, lo primero es me ha llamado la atención positivamente es el giro en el estilo, más “llano” pero más ágil y ameno de leer, enhorabuena.
En cuanto al relato en sí, me gusta como está construída la escena; creo que el peso de los actores implicado es el adecuado, manteniéndose el sujeto activo en un equilibrado segundo plano. La historia , efectiva, te deja con ganas de saber más, por lo que yo aquí habría incluído algún detalle o guiño que evidenciase más información.
A nivel de forma sólo tengo un pero, el “abuso” de las comas (algunas de ellas “irrelevantes” en el matizado del contenido, por lo que sobrarían en mi modesta opinión ) . Esto puede entorpecer la lectura, cuyo contenido y forma a mi parecer, busca lo contrario.
Por lo demás un muy buen texto que se aleja de lo esperado dada la temática de este mes. Mi más sincera enhorabuena.
Féli Eguizábal Fernández
20/01/2016 a las 11:57
Hola Laurindel, es la primera vez que te leo y me ha gustado tu forma. Coincido con los argumentos de La Blasa por lo que no me quiero repetir. Tambien me quedo con las ganas de conocer el fondo de la historia, el que provoca la detención y abandono del niño. Felicidades por tu prosa.
Michelle
21/01/2016 a las 10:18
Bueno, primero voy a referirme a lo positivo de tu texto: no sé a los demás, pero a mí me gustó mucho el tea que escogiste. Me parece que el abandono de infantes no es común en las tramas; además el final del texto me ha encantado.
Ahora voy por lo negativo: creo que el primer párrafo está de más, es demasiado descriptivo y no aporto mucho a la trama en general. También siento que después de él sigues describiendo mucho y no narras lo que hacen los personajes, más bien te enfocas en el entorno como si no importara la acción. En apariencia, el narrador no está seguro; si no me equivoco en el texto te refieres a que él dedujo que la chica pidió un café y si lo dedujo es porque a ciencia cierta no lo vio y eso hace que no esté seguro de lo que pidió la chica. Creo que un narrador debe referirse sólo a las cosas de las que está seguro, si es que no quiere confundir al lector; por fortuna en esta ocasión lo que toma la chica no es importante para la trama, pero si lo fuera tendrías un problema aún más grande en el hecho de que tu narrador no parece estar seguro de un detalle de la historia.
Francis
21/01/2016 a las 19:11
Hola, Laurindiel.
He leído con detenimiento tu relato.
Encuadras bien al narrador testigo, que observa la escena con apenas alusiones a sí mismo.
Es un testigo presencial que observa lo que abarca su visión, pero, te diría, que con demasiadas explicaciones y no deja al lector que vaya completando la historia, porque ya está contada con todo lujo de detalles.
Focaliza como una cámara fotográfica y la escena, tal como la leo, me la imagino emitida por un medio radiofónico.
Comentando la sintaxis, tu relato es muy bueno. Tu escritura es muy fluida. Usas bien los signos de puntación y eso es de agradecer, para poder leer con gusto y sin tropezones.
Te felicito por ello y te animo a seguir escribiendo.
¡Hasta pronto!
Laurindiel
21/01/2016 a las 20:19
Muchas gracias, compañeros, por vuestros comentarios. Se agradecen todas las opiniones para poder seguir mejorando. Todos los comentarios son muy instructivos.
Un saludo a todos
Leosinprisa
23/01/2016 a las 16:11
Hola Laurindiel, he leido con mucha atención tu texto pues la trama me llevaba a intenta averiguar que ocurría con el niño y las dos mujeres.
La verdad es que es entretenido pero al final me da la sensación de que no logro comprender la situación real, si la madre es la mujer rubia o la morena, si ha raptado al niño y luego se lo devuelve a su verdadera madre, si la madre real que es la rubia se ve obligada a devolver a su hijo a alguien que la tiene en custodia, etc., podría elucubrar un montón de situaciones diferentes, que a mi entender no quedan claras.
No pongo ninguna objeción en cuanto a la descripción de cuanto envolvía a los personajes protagonistas, en ese sentido la considero muy bien realizada, pero la trama principal se me escapa.
A pesar de todo y lo que cuenta es que me ha entretenido. Posiblemente tu exposición de la situación dependa de más palabras que las que nos permiten o detallar menos cuanto a su alrededor ocurre y centrarte más en los personajes.
Ha sido un placer leerte. Un saludo.